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Andalucía pierde 60.000 universitarios en 15 años

  • La demografía es insuficiente para explicar una tendencia muy acusada desde 2012, coincidiendo con el nuevo régimen de becas. Solo este curso hay 16.000 alumnos menos.

Las universidades andaluzas han perdido 60.000 alumnos en los últimos 15 años. La caída de la población con edades comprendidas entre los 18 y 24 años es la principal explicación de este fenómeno, aunque sin menospreciar que en los últimos dos años desaparecen más alumnos de las aulas de los que puede explicar la demografía. Las previsiones que se manejan para este curso apuntan que hay 16.000 estudiantes menos, cifra que supone un descenso del 7%, cuando la población andaluza en edad universitaria solo ha retrocedido un 2% en el último ejercicio. Además, el curso pasado la cifra de alumnos disminuyó en 8.600 personas (-4%), justo el doble que el número de jóvenes entre los 18 y 24 años.

Tanto el Ministerio de Educación como la Junta de Andalucía relacionan este comportamiento, que se experimenta tanto en el contexto andaluz como en el nacional, con el plan Bolonia que puso fin a las carreras de cinco años y generalizó los estudios de cuatro años. Sin embargo, este argumento parece poco sólido. Juan Hernández Armenteros, economista de la Universidad de Jaén y experto en financiación universitaria, señala en este sentido que las antiguas carreras de ciclo largo únicamente aglutinaban al 47% del alumnado, mientras que el 53% de los estudiantes seguían diplomaturas y carreras técnicas de tres años. “Aunque existían alumnos embolsados del anterior plan de estudios que han ido saliendo durante los últimos cursos [a medida que han aprobado las asignaturas colgadas], el plan Bolonia mantiene a los estudiantes más tiempo en el sistema”.

Desde su punto de vista “no es un atrevimiento” relacionar la caída del número de alumnos con el endurecimiento del sistema de ayudas al estudio. Los datos juegan a favor de este argumento porque la realidad es que el retroceso más acusado del número de matrículas ha coincidido en el tiempo con los cambios y restricciones en el régimen de becas.

Desde la reforma que se aplicó en 2012 para acceder a ayudas que cubran conceptos que van más allá de las tasas académicas como la residencia fuera del domicilio familiar, los alumnos tienen que aprobar todas las asignaturas o superar hasta el 90% de los créditos con una nota media entre 6 y 6,5, según el área de conocimiento.

De este modo, aunque la tasa de éxito académico es significativamente mayor entre los becarios, el 50% de los estudiantes de las carreras técnicas pierde las ayudas tras el primer curso, proporción que se sitúa en el 45% en el caso de las ciencias, 39% en ciencias sociales, 37% en humanidades y 30% en ciencias de la salud. Este escenario puede ser disuasorio para los alumnos con menos recursos, sobre todo cuando los becarios no conocen el importe global de las ayudas hasta meses después de empezar el curso.

Hernández Armenteros subraya que “no se debe despreciar” tampoco la tendencia “pequeña pero creciente” de estudiar en otro país. “Las familias que tienen que pagar los estudios de sus hijos fuera del domicilio no tienen que hacer un desembolso mucho mayor si se van a Alemania u Holanda, por ejemplo. Esta movilidad empieza a ser significativa”, puntualiza.

En los últimos 15 años solo hay tres cursos académicos en los que las universidades andaluzas han ganado estudiantes. Se trata de 2007/08, justo en vísperas de la crisis económica, cuando las nueve universidades presenciales de Andalucía subieron en 1.705 estudiantes. En 2009/10 sí se produjo un avance significativo con cerca de 10.000 alumnos más (4%) y en 2011/12 los resultados volvieron a ser positivos (7.000 universitarios más que el año anterior, 3%). En aquel momento parecía que la crisis económica había puesto el acento en las oportunidades que brindaban los estudios universitarios y el regreso a las aulas resistió la tendencia demográfica en sentido inverso. Sin embargo, desde entonces los datos se mantienen en negativo. Ni siquiera las dificultades crónicas del mercado laboral han podido torcer esta dirección.

Este curso, el peso de la población entre 18 y 24 años que estudia en una universidad en Andalucía ha vuelto a los niveles de 2009. Los 207.000 universitarios que se han matriculado este año en una carrera suponen el 31,8% de los 650.702 andaluces en esta franja de edad. El año pasado representaban el 33,6% y el anterior el 34%. 

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