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La Junta avanza 50.000 euros para el estudio sobre las balsas de fosfoyeso

  • El comité de expertos calcula que necesitará un total de 800.000 para desarrollar los informes y contratar personal La UHU espera que a final de año se libere una nueva partida

La Junta de Andalucía ha liberado 50.000 euros para el comité de expertos del Ayuntamiento y la Universidad de Huelva (UHU) encargado de ofrecer un diagnóstico sobre la situación de las balsas de fosfoyeso inicie sus estudios. La cifra se aleja de los 800.000 euros previstos, aunque la UHU confía en que será ampliada en los próximos meses.

El Rectorado de la Onubense ha informado que la semana pasada se aprobó dicha partida dentro del capítulo de Acción Especial, incluida en el marco de la Secretaría General de Universidades. Las fuentes consultadas añadieron que "la cifra liberada ahora será ampliada con una nueva partida a finales de año". Con ella comenzarán los primeros trabajos del comité creado por la Mesa de los Fosfoyesos, impulsada por el Ayuntamiento de Huelva. El comité recibió el pasado mes de noviembre el mandato de la Mesa de los Fosfoyesos de realizar un diagnóstico sobre la situación de las balsas y su afección al entorno, analizar el proyecto de restauración presentado por Fertiberia y presentar las alternativas existentes al mismo para restaurar las 1.200 hectáreas ocupadas con fosfoyesos en la marisma, incluyendo la zona ya restaurada. El plan de Fertiberia incluye solo las 720 hectáreas que aún son de su titularidad.

El director del grupo de expertos, el catedrático de Estratigrafía y Sedimentología de la UHU José Borrego, indicó ayer que "hasta este momento el comité está a la espera de que la Junta hiciera un trasvase de fondos, imprescindible para la puesta en marcha del trabajo sobre las balsas de fosfoyesos y se ha centrado en el estudio de documentación". El director del grupo confesó que esperaba una mayor cantidad y se remitió a una próxima reunión del comité para determinar cuál será el primer estudio que se realizará: "En esa reunión concretaremos la estrategia de trabajo; actualmente no se puede precisar más ya que nos falta información sobre cómo van a ser liberados esos fondos y cuánto más se va a conceder".

El comité estimó, en enero de este mismo año, que sería necesaria una cantidad de 800.000 euros para la realización de nuevos estudios y la contratación de personal de apoyo que pudiera dedicarse de forma exclusiva a estos trabajos y a la recopilación y análisis de datos. Una tarea y en el plazo estipulado que oscilaría entre un año y medio y dos años. Preguntado José Borrego sobre la posibilidad de que el comité acuda a otras instituciones o entidades para lograr más fondos en caso de que se viera necesario, el catedrático de la UHU respondió que "ese no sería, si se llegara a ese caso, el cometido del comité de expertos sino de la institución de la que recibimos el cometido de realizar los estudios, que es el Ayuntamiento".

El comité de expertos quedó formalmente constituido el pasado mes de diciembre. Ya en aquel entonces, José Borrego adelantó que el grupo trabajaría con plena libertad y presentaría la "alternativa o alternativas" que considerara más idóneas para dar una solución definitiva al problema de las balsas de fosfoyesos, sin estar condicionados por la propuesta de Fertiberia.

Precisamente, el proyecto de restauración de esta empresa recibió el pasado mes de marzo el visto bueno del Ministerio de Medio Ambiente. Tras la presentación de una serie de informes complementarios por parte de la empresa, el departamento presidido por Isabel García Tejerina calificó de idóneo el proyecto con la condición de incluir una serie de mejoras reclamadas por el Instituto Geológico y Minero (IGME) y la Empresa de Gestión de Residuos Industriales (Emgrisa) bien durante la tramitación ambiental del proyecto o bien durante su ejecución. Una vez que la Audiencia ratifique ese visto bueno, sólo restaría la tramitación ambiental en el Ministerio y la Junta.

La propuesta de la empresa, con un presupuesto de 65,9 millones de euros, propone el confinamiento de los residuos y un control de ellos durante tres décadas. Para ello se eliminará completamente el agua y controlarán las escorrentías mediante todo un sistema de tuberías para que una vez revegetada la zona todo el agua que se vierta en la ría llegue sin contacto alguno con el yeso. El confinamiento se haría aplicando sobre las balsas una capa de polietileno de alta densidad para evitar la entrada de agua, cubriendo con arcilla y tierra y después reforestando la zona con plantas autóctonas.

El objetivo es aislar los residuos de unas 400 hectáreas de marisma, las que corresponden a las denominadas zonas 2 y 3, las balsas aún activas. Además se actuaría también en la zona 4, Marismas de Mendaña, con la revegetación de algunas superficies.

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