Actualidad en Málaga

La batalla por la identidad de Saúl, Álex y Ben

  • Tres alumnos transexuales ganan un largo pulso por conseguir que la institución reconozca el nombre con el que se identifican. La institución académica se convierte en la primera en adoptar un protocolo para casos de transexualidad, transgeneridad e intersexualidad

Saúl Blanco, Lipe de Lima, trabajador social de la asociación Trans Huella, Benjamín Santiago y Alex Martínez, de izquierda a derecha

Saúl Blanco, Lipe de Lima, trabajador social de la asociación Trans Huella, Benjamín Santiago y Alex Martínez, de izquierda a derecha / Javier Albiñana

La Universidad de Málaga se convirtió el 28 de junio en la primera en adoptar un protocolo de actuación para casos de transexualidad, transgeneridad e intersexualidad. El compromiso es en gran medida el resultado de la batalla emprendida los universitarios Saúl Blanco, Benjamín Santiago y Álex Martínez, con el apoyo de la asociación Trans Huellas.

Los tres desembarcaron en la universidad después de recorrer toda una trayectoria personal y social de reconocimiento identitario y superación. "Llegas a un sitio nuevo donde quieres que te conozcan como persona y por quien eres", precisa Álex Martínez. "Exigimos el derecho a la autodeterminación de género, a la intimidad y privacidad", puntualiza Lipe de Lima, trabajador social y secretario de la asociación Trans Huella que apoya a jóvenes y menores transexuales.

Sin embargo, esa pequeña ambición no ha sido ni rápida ni fácil. Álex reconoce abiertamente que las secuelas derivadas de las dificultades que halló para que la Universidad de Málaga aceptara su nombre masculino en las listas del alumnado y en el campus virtual fue uno de los motivos más poderosos que le empujaron a dejar la carrera de Psicología en primer curso. Ahora estudia un módulo de Enfermería. "Pedí en la secretaría que se me identificara en la documentación por mi nombre y no por el que figura en el DNI y me pidieron un justificante de transexualidad. Me dijeron que no podían hacer nada y que lo comentara profesor a profesor para que se dirigieran a mí en clase como Saúl". Apoyado por Trans Huella habló también con el entonces decano "y en todos los sitios me cerraron la puerta", a pesar de que Andalucía cuenta desde 2014 con una ley de no discriminación por motivos de identidad de género y reconocimiento de los derechos de las personas transexuales.

Vistas las dificultades acudió a la prensa y un reportaje publicado en Málaga Hoy allanó el camino, de modo que Álex es Álex en la Universidad de Málaga, aunque ya no sea su alumno, sino su exalumno. Meses después Benjamín Santiago volvía a tropezar con los mismos obstáculos. Al formalizar la matrícula en la Facultad de Ciencias de la Comunicación trató de hacer ver su identidad para conseguir que el nombre de Benjamín figurara tanto en las listas académicas como en el campus virtual. "Me preguntaron si estaba operado, como si cambiar el nombre exigiera algún requisito médico", subraya. "Durante días el nombre del DNI figuró en las listas universitarias. Tenía miedo. Yo no he estado nunca en el armario, pero que un profesor te llame en clase por un nombre que no es el tuyo es como desnudarte delante de todo el mundo. Quieres que la tierra te trague", explica a sus 19 años este alumno que acaba de terminar primero de Comunicación Audiovisual y que en la actualidad preside Trans Huellas.

Tras las reiteradas negativas de la secretaría del centro, acudió a la catedrática Isabel Lucena, delegada de Igualdad y Acción Social de la Universidad de Málaga "que nos ayudó un montón". No solo se realizó el cambio del nombre en la documentación, sino que se retomó el proyecto de protocolo que se había quedado empantanado meses antes.

El camino todavía no ha concluido, si bien por el momento existe una hoja de ruta que frena la discrecionalidad. "Es un primer pasito", apunta Lipe de Lima. Saúl Blanco, graduado en Educación Primaria y alumno del máster en Igualdad y Género de la Universidad de Málaga, recuerda que a él le costó tres años conseguir que su nombre fuese aceptado en la institución académica. Admite que si lo logró fue por el empeño y el apoyo que recibió de la profesora Lourdes de la Rosa.

El próximo reto que señalan es conseguir que en los títulos y expedientes académicos figure la identidad en la que se reconocen las personas transexuales. En la actualidad, solo es posible si previamente han modificado el nombre en el DNI, algo que solo es posible previo informe favorable de un psicólogo y acreditando dos años de tratamiento hormonal.

Los estudiantes lamentan "el tratamiento patologizante" de la transexualidad. "¿Qué pasa si no te quieres hormonar?", apunta Benjamín Santiago. "La vida transexual no es fácil porque la sociedad no lo pone fácil, por eso nuestro objetivo es empoderar a las personas que llegan a la asociación sin victimizarlas", concluye Lipe de Lima.

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