Un curso para “exponer las falacias de muchas prácticas aún vigentes en el siglo XXI”. Este es uno de los objetivos del seminario de extensión universitaria La ciencia de las pseudociencias , que organiza el profesor de la Universidad de Córdoba (UCO) de Física Aplicada Jesús Torres.

Torres explica que el objetivo del curso tiene una doble vertiente y comienza por “la necesidad de la divulgación de la ciencia y la cultura científica en la sociedad”. Así las cosas, detalla que por una parte el curso servirá para dar a conocer en qué consisten este tipo de prácticas y, por otra demostrar que las pseudociencias “comparten diversas características que nos pueden ayudar a identificarlas”.

¿Y qué son las pseudociencias?, según Torres, la homeopatía, la acupuntura, la grafología, la quiropráctica o la electrosensibilidad. El profesor reconoce también que “puede resultar difícil distinguirlas porque muchas usan terminologías aparentemente científicas, obtienen buena publicidad, son acogidas en farmacias e, incluso en clínicas médicas e instituciones oficiales”.

Señala que cuando alguien quiere practicar acupuntura u homeopatía, lo “mejor es explicar sus basas”. “Si tras conocer los meridinaos mágicos de la acupuntura o los hechizos de fabricación de pastillas homeopáticas alguien quiere seguir dejando su salud en esas manos, es su decisión”, añade y advierte de que “sea una decisión informada”. Para Torres, ni la acupuntura ni la homeopatía “tienen base real ni pueden demostrar eficacia alguna, pero aún así son capaces de hacerse un hueco en nuestro sistema sanitario moderno”. Informa también de que en China, por ejemplo, “no se han eliminado enfermedades ni ha aumentado su esperanza de vida hasta que se han puesto al día en medicamentos modernos y antibióticos”.

Los asistentes a este curso, que se celebrará en varias sesiones a partir del 14 de mayo en el Rectorado de la Universidad de Córdoba, también obtendrán respuestas a algunas singulares, tales como que la conocida tabla de espiritismo ouija “es propriedad registrada de una multinacional juguetera”, asegura. El profesor e investigador universitaria explica que lo de la ouija es un negocio “muy rentable” y recuerda que el origen del espiritismo fue “una broma de unas hijas a sus asustadiza madre, la noche previa a un día 1 de abril de 1847 (el día de las bromas anglosajón”. La broma, continua, “fue más allá y sirvió a la familia Fox para hacer dinero”. Así las cosas y, según el relato de Torres, a esta familia “les salieron imitadores primero por toda Norteamérica y después por el mundo”. “Aunque las chicas, ya mayores, reconocieron que todo era una fraude y que ellas preparaban los trucos y ruidos de sus sesiones, era demasiado tarde porque mucha gente se lo había creído todo y había miles de espiritistas por el mundo”, incide. El profesor asegura también que ante esta situación, “uno de sus hermanos ideó una tablilla con letras para comunicarse con los espíritus, pero fueron tres empresarios estadounidenses quienes la registraron en 1890”.  La tabla se vende desde entonces y destaca que, además, “hace 50 años esa patente fue adquirida en propiedad por Parker-Hasbro, la juguetera multinacional”.

Con todo ello, Torres insiste en la “intención divulgativa y científica” del curso, en el que subraya que “se expondrá con rigor y claridad la realidad de muchas de la pseudocenciencias y materias paranormales”.