EN PRIMERA PERSONA

"Lo que enseña un tiempo en el extranjero no se aprende en tu barrio de toda la vida"

  • Patricia Carpintier viajó a Liverpool en 2005 con una beca Erasmus. Nos cuenta su experiencia y cómo le benefició su estancia en el extranjero años después.

"Lo que enseña un tiempo en el extranjero no se aprende en tu barrio de toda la vida"

"Lo que enseña un tiempo en el extranjero no se aprende en tu barrio de toda la vida"

La fuengiroleña Patricia Carpintier viajó con destino a Liverpool en el año 2005, con 21 años, gracias a una beca Erasmus. Hoy vive en París y es coordinadora Revenue Manager de tres residencias de una cadena de apartahoteles. Hablamos con ella para conocer cómo fue su experiencia con esta beca y qué le supuso años más tarde.

¿Por qué eligió Liverpool?

Estaba segura de querer mejorar mi inglés ya que para mi carrera, Turismo, era básico. Liverpool me atraía por tres cosas: era la ciudad más barata de UK, cuna de The Beatles y era la que tenia más posibilidades de irme de Erasmus. Lo había intentado el año anterior y por falta de créditos no me pude ir... fue un gran drama quedarme fuera esa vez, porque soñaba con irme de beca al extranjero, pero al final lo conseguí.

¿Cómo fue la experiencia?

Era mi ultimo año de carrera y me quedaban pocas asignaturas para acabar. En principio iba para el primer cuatrimestre, pero me gustó tanto que me quede el segundo estudiando por mi cuenta las asignaturas que me quedaban para terminar y trabajando en empresas de trabajo temporal... Trabajé mucho de camarera donde podía: desde el catering de cocktails más chic que se pueda imaginar a servir cervezas en el estadio de Anfield.

¿Qué aprendió durante esos meses que en Málaga no hubiera podido aprender?

Aprendí a solucionar problemas burocráticos sola en otro país (quien haya logrado abrir una cuenta en un banco de UK sabrá que eso es verdadera superación personal y motivo de orgullo infinito). También a solventar con gracia la dificultad de trabajar en otro idioma, como por ejemplo pegarte a tu compañero de piso y de trabajo para que te chive las comandas de los hooligans en el medio tiempo del partido, ya que no me enteraba de nada... Pero el mayor aprendizaje fue el darme cuenta de que salir de mi zona de confort, a pesar de los momentos complicados, de incertidumbre y miedo, merece la pena.

¿Qué fue lo mejor de ese año como Erasmus?

La apertura de mente para conocer gente nueva. Al estar sola y en busca y captura de amigos, escuchas más lo que la gente tiene que contarte en lugar de juzgar por una simple apariencia o por distintas formas de pensar. Estar con gente que no tiene tus mismas opiniones, gustos o forma de entender la vida, enriquece enormemente.

¿Cómo cambió a su vuelta a Málaga?

La vuelta fue muy dura rozando lo deprimente. Sabía que había pasado uno de los mejores años de mi vida, compartiendo y viajando con gente muy especial que aunque viera en el futuro, nunca volvería a ser lo mismo. También coincidió con la transición de vida de estudiante a mi inserción en el mercado laboral, pero en el de verdad, no en el de trabajos de verano que había vivido hasta el momento. Me tocaba ser adulta y yo echaba de menos mi Erasmus.

¿Cree que le ha ayudado en su vida profesional?

Totalmente. Si no hubiera sido por esta beca, no habría sido capaz de venir a París a obtener una mejor situación laboral que la que tendría actualmente si me hubiera quedado en Málaga. En mis primeras entrevistas sí que me preguntaban si había estado de Erasmus, sobretodo para comprobar el nivel de inglés.

¿Mantiene amistades de esa época?

Sí, tengo amistades que intento ver al menos una vez al año y con las que hablo con frecuencia por Whatsapp. Y el grupo Erasmus en sí, que somos más de 20, mantenemos el contacto vía Facebook.

¿Qué le diría al alumnado que se esté pensando solicitar una beca Erasmus?

¡Lánzate! ¡No lo dudes! Lo que enseña un tiempo en el extranjero no se aprende en ninguna carrera ni en tu barrio de toda la vida.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios