UNIVERSIDAD DE MÁLAGA

El perfil de las madres, factor decisivo en el éxito académico de los hijos

  • El estudio de datos reales realizado por los economistas de la Universidad de Málaga Mariano Luque Gallego y Óscar David Marcenaro Gutiérrez pone de relieve cómo los hijos de mujeres con estudios universitarios tienen calificaciones entre un 6% y un 10% más elevadas.

El estudio de miles de datos reales de alumnos de primaria y secundaria realizado por los profesores de la Universidad de Málaga Mariano Luque Gallego y Óscar David Marcenaro Gutiérrez tiene la singularidad de destruir sin contemplaciones algunos de los grandes axiomas que pueblan el sistema educativo. Por ejemplo: es más probable que un alumno estudie bachillerato si vive solo con su madre, las probabilidades de seguir estudios científicos técnicos son más altas entre alumnos de colegios públicos que concertados, las expectativas paternas respecto a los hijos puede tener efectos negativos y ayudar a los adolescentes con los deberes no es una solución, sino un problema.

En relación con el primer punto, la investigación señala que los adolescentes de familias monoparentales que viven con sus madres es más probable que cursen el bachillerato, tanto científico técnico como social humanístico, que aquellos otros que conviven con ambos progenitores. Este no es el único dato que hace saltar los prejuicios en torno a la familia no convencional. Las investigaciones también han puesto de manifiesto que los hijos criados por mujeres solas tienen mayores expectativas académicas y de futuro que los que viven con su padre y su madre.

Ambos aspectos están relacionados tanto con la intensidad del liderazgo que en general las mujeres -por encima de los hombres- ejercen en la vida académica de sus hijos, como con el fenómeno que Óscar David Marcenaro Gutiérrez define como "madres coraje". Afirma que las dificultades de estas mujeres actúan como un "motor" que empuja a sus descendientes a superar obstáculos y a alcanzar altos niveles de rendimiento académico.

En cualquier caso, el perfil social y cultural de la familia tiene un impacto muy relevante en los resultados académicos del alumnado. Los estudiantes de primaria y secundaria que viven con ambos progenitores consiguen mejores resultados académicos, especialmente si pertenecen a una clase social media o media alta y la madre tiene un alto nivel formativo. "Si las madres tienen estudios universitarios la calificación media del alumno/a es entre un 6% y un 10% superior que si posee estudios primarios o inferiores a primarios", escriben los autores en un artículo publicado en la revista European journal of operational research.

Resultados académicos y expectativas son significativamente mayores entre las alumnas que entre los alumnos, circunstancia que también se da entre los adolescentes cuyos padres trabajan más ocho horas diarias.

Por otra parte, las familias con ingresos elevados suelen tener unas expectativas más elevadas sobre el futuro académico de sus hijos. Esas perspectivas son buenas siempre y cuando coincidan con las de los hijos, porque la divergencia entre lo que esperan unos y otros actúa a la contra. La divergencia se produce cuando las expectativas de padres y madres son tan altas que se convierten en una fuente de frustración para los adolescentes o cuando son tan bajas que no funcionan como acicate para empujar en los estudios. En cualquier caso, el efecto es "una reducción de entre un 8% y un 10% de la nota media en lengua española y de entre un 6% y un 11,5% en matemáticas".

Estas discrepancias durante la educación primaria y secundaria tienen el efecto añadido de restar alumnos, sobre todo, al bachillerato científico técnico. En contra de cualquier opinión preconcebida, la probabilidad de que los estudiantes de centros concertados elijan el bachillerato científico también es menor que en los centros públicos. Óscar David Marcenaro Gutiérrez alude a la resiliencia de los jóvenes de entornos socio económicos menos ventajosos para superar la falta de recursos con "la capacidad de superación y la motivación". En cualquier caso, han comprobado que el rendimiento académico de los centros concertados, si se extrae el factor relacionado con el nivel socio económico de padres y madres, no es mejor que en colegios e institutos públicos.

La investigación, que para estudiar la brecha entre las expectativas de los progenitores y descendientes ha analizado los resultados de 5.032 alumnos andaluces de 10 y 11 años y de 14 y 15 años, también hace algunos descubrimientos reveladores relacionados con la implicación de los padres en las tareas académicas. Sentarse a hacer los deberes con un adolescente de 14 años es un error mayúsculo que conduce a peores resultados académicos y reduce las posibilidades de que terminada la educación secundaria realice el bachillerato. En esas circunstancias el alumno tiende a volverse más pasivo, se desincentiva el autoestímulo y bajan las expectativas de futuro. Los investigadores recomiendan que colegios y padres fomenten la autonomía desde la infancia y activen procedimientos para que los niños aprendan a enfrentarse a las dificultades y resolver problemas antes de llegar a la adolescencia.

El efecto negativo de la ayuda en los deberes en la adolescencia, no significa en ningún caso que no se recomiende estar pendiente de la vida académica de los jóvenes y, especialmente, que la relación entre el colegio y las familias sea fluida y constante. "Cuando los progenitores hablan con el profesorado sobre el futuro académico de sus hijos e hijas la nota media es entre un 4% y un 5% superior", recoge Marcenaro en El rendimiento del alumnado andaluz a examen, volumen publicado en 2014 por la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía. 

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