PEDRO ALEJANDRO RUIZ ORTIZ

"Una sociedad que quiere trabajar por su futuro tiene que investigar"

  • Pedro Alejandro Ruiz es el director del Centro de Estudios Avanzados en Ciencias de la Tierra (CEACTierra) de la Universidad de Jaén. Una iniciativa centrada en el trabajo de investigación pero que también ofrece docencia de especialización.

 Pedro Alejandro Ruiz, en su despacho.

El Centro de Estudios Avanzados en Ciencias de la Tierra (CEACTierra) nace como idea de Manuel Parras Rosa, ex rector de la Universidad de Jaén (UJA). El catedrático en Estatigrafía Pedro Alejandro Ruiz fue el encargado de poner en marcha el proyecto 2011. Los inicios no fueron fáciles, pero el proyecto obtuvo el espaldarazo definitivo durante unas jornadas científicas celebradas en noviembre de 2012. Desde entonces, el centro avanza constante en su trabajo hacia un horizonte claro: convertirse en un Instituto Andaluz en Ciencias de la Tierra.

¿Qué es el CEACTierra?

Es un centro de investigación. Es decir, una agrupación de investigadores con unos objetivos entorno a una temática más o menos común y que puede ser amplia, como nuestro caso, con las Ciencias de la Tierra. Tenemos intereses comunes, objetivos comunes y compartimos conocimiento e infraestructuras de la Universidad de Jaén.

¿Cómo nació?

La necesidad de crear un centro así nace de la dispersión existente de los investigadores de Ciencias de la Tierra por los distintos departamentos de los centros universitarios. Antes de este centro, los geólogos estábamos en el departamento de Geología, los de Cartografía en el suyo, los de Geodesia por otro lado... Incluso había investigadores que trabajábamos en temáticas próximas y no nos conocíamos a pesar de estar en la Universidad de Jaén. Este fue uno de los aspectos fundamentales para que tomáramos la iniciativa de crear este centro. Así, el aproximar a todas estas personas que pertenecen a distintos grupos de investigación, porque aquí hay investigadores que proceden de once grupos de investigación diferentes, permite aprovechar sinergias entre todos ellos. El uso de infraestructura común y el mejor aprovechamiento de los recurso disponibles son las razones principales de creación de este centro.

¿Cómo es la relación con el alumnado de la Universidad de Jaén

Somos un centro de investigación, pero también de docencia de especialización. Tenemos doctorandos, un programa de doctorados que recoge a toda la gente del centro y algunas personas de otras ramas del Medio Ambiente, integrando áreas como Botánica, Zoología... Somos el segundo o tercer programa de doctorado con más alumnos de la Universidad de Jaén, tenemos un Máster específico que ha nacido del centro en Geofísica aplicada a la geología y la ingeniería y en Geodesia por satélites. No obstante, también colaboramos con otras escuelas técnicas y facultades para organizar actividades formativas y de divulgación donde también participa nuestro personal.

¿Cómo es el trabajo en el CEACTierra?

La fórmula de trabajo, cuando tengamos instalaciones propias y adecuadas, mejorará. Ahora cada investigador sigue en su departamento y los contactos se reducen a aquellos equipos interdisciplinares que estamos montando y los que trabajen en proyectos impulsados por el centro. Las nuevas relaciones que se han creado son las que proceden de la interdisciplinariedad de las temáticas, que es uno de los objetivos fundamentales y es condición sin equanon para que el centro pueda financiar los proyectos de investigación gracias a los recursos que nos destina la UJA.

¿Cuentan con muchos recursos?

La Universidad de Jaén aporta unos 35.000 euros anuales y algo más para el gasto de funcionamiento del centro. Es algo que nos está permitiendo hacer algunas cosas: son muchos los proyectos en los que estamos trabajando porque hay muchísimas iniciativas por parte de los miembros del centro.

¿Cómo cuáles?

Nosotros hacemos una programación plurianual y cada año se financian entre cuatro y cinco proyectos. Hay muchas iniciativas, muchos proyectos e ideas realmente originales y atractivas que están siendo desarrolladas por los distintos investigadores del CEACTierra. Desde temas sensibles a la sociedad como los riesgos naturales, la sismicidad que ha padecido la loma de Úbeda o los deslizamientos acentuados en los últimos años en La Guardia o Pozoalcón, hasta un inventario de humedales de montaña, estudios sobre la deformación de la corteza terrestre en las fallas activas... De hecho, recientemente hemos obtenido una plaza para un investigador durante tres años que va a impulsar un laboratorio de NGSS (Sistema Global de Navegación por Satélite) que, en definitiva, no es otra cosa que poner a disposición de la sociedad toda la información: tasas de deformación, dirección y muchas otras cosas relativas a diferentes zonas, algo que pueden utilizar un arquitecto, ingeniero de caminos. Y esta es la transferencia de la investigación que es tan importante.

¿Es ese el fin de la investigación?

Claro. Cada día se le presta más atención al a transferencia, a que la sociedad reciba aquello en lo que está invirtiendo, porque hay que recordar que investigar es invertir, no es gastar. Investigar es conocimiento, es desarrollo y es empleo. De hecho, actualmente tenemos cinco jóvenes investigadores que trabajan con contratos del centro de investigación. Es cierto que no estamos para generar puestos de trabajo, pero se van a generar sí o sí, porque las investigaciones pasan por tener personas que puedan llevar a cabo el trabajo diario que surge de esos proyectos.

¿Por qué es importante que existen centros de investigación como el CEACTierra?

La investigación es absolutamente necesaria para incrementar nuestro conocimiento: qué haríamos o dónde estaríamos si el hombre no hubiera investigado. El desarrollo del conocimiento trae nuevas vías para solucionar problemas para tener una vida más cómoda y mejor. No hay más que mirar a nuestro alrededor para entenderlo. Y también trae empleo, por supuesto: hay quien piensa que se pierden unos empleos por el desarrollo y es verdad, pero se pierden esos y se crean otros, que también son importantes. Una sociedad que quiere trabajar por su futuro tiene que investigar. No podemos trabajar por nuestro futuro sin investigar. Es como la persona que no invierte en su casa, llegará el día en que se le caiga. Pero hay otro aspecto que no se puede olvidar: la investigación satisface algo fundamental en el ser humano, que es la curiosidad. El ser humano desde que lo es, es curioso, le interesa lo que sucede alrededor y por qué suceden. El investigador es una persona curiosa, que se plantea cosas y que cuanto más se va metiendo en un problema, más interrogantes le surgen. Cuanto más descubres el mundo del conocimiento te das más cuenta de todo lo que desconoces. Cuando no sabes nada, crees que eres un figura porque no sabes nada; pero conforme vas sabiendo cosas, vas descubriendo mundos nuevos y te vas dando cuenta de que no sabes nada.

¿Se fomenta lo suficiente esa curiosidad? ¿Hay apoyo a la investigación?

Siendo extremadamente claro: cuando llegan las elecciones, todos los partidos hablan de la importancia de fomentar el I + D + i, entre otros aspectos porque el PIB depende cada vez más del turismo mientras, la investigación, la tecnología o ámbitos del trabajo basados en el conocimiento tienen una contribución muy pequeña. Sin embargo, cuando llega la crisis, ¿de dónde se recorta primero? De la investigación. Y es lo que ha ocurrido con la crisis reciente. El político como primera medida de recortes tira del presupuesto de la investigación; y si necesita más dinero, de los sueldos de los funcionarios, que es también algo relativamente popular fuera del funcionariado; y luego ya los impuestos, que ya es algo para nada popular.

¿Sería necesario que hubiera más centros como CEACTierra?

Evidentemente. Es fácil verlo con un ejemplo del mundo del deporte. Cuando se dice que no tenemos suficientes medallas en los Juegos Olímpicos, lo que hay que ver es la base que tenemos. Si la base es grande, tendremos muchos deportistas muy buenos, pero si es pequeña, pues no. En España sale una figura en el tenis, en el automovilismo... Pero no hay una gran base. Y eso se refleja en las pocas medallas. Lo mismo ocurre con los centros de investigación: en Andalucía no hay ningún centro de investigación de lo que, utilizando un término muy generalista, podríamos llamar de alta excelencia. Ninguno. ¿Por qué? Pues porque tenemos una base muy pequeña. Si hubiera más centros de investigación, a lo mejor, tendríamos dos o tres que figurasen en rankings internacionales. Pero si no fomentamos esta política de generar espacios de investigación, pues esa cultura no se va a instalar en la sociedad. Y, por eso, no podemos quejarnos de salir en los rankings. Es muy sencillo. Comparemos lo que se gasta cualquier universidad top por alumno y comparemos lo que se gasta cualquier universidad puntera de este país: la diferencia puede ser diez o cien veces más. Pongo otro ejemplo. España tiene más trenes de alta velocidad que ningún otro país en el mundo. Pero ninguna universidad en el top cien mundial. Con una línea de AVE montamos una universidad de muchísimo nivel. Y que nadie diga que son deficitarias, que las líneas de AVE también lo son. El AVE es una apuesta del país para llevar a turistas más rápido y no una apuesta por el conocimiento y la investigación, por las universidades. Son prioridades del país.

¿Cuáles son los retos del futuro del CEACTierra?

Los objetivos fundamentales pasan por realizar una docencia especializada, una investigación de excelencia, el desarrollo de tecnología propia... En definitiva, ser un centro de excelencia. Tenemos ya los pasos marcados en una hoja de ruta que indica, por ejemplo, que en ocho años querríamos convertirnos en un instituto universitario tal y como los reconoce la Junta de Andalucía, para ser un Instituto Andaluz en Ciencias de la Tierra. Es el primer paso para ese centro de excelencia que queremos llegar a ser. Por ahora vamos por buen camino. Hemos tenido una evaluación externa de una agencia andaluza y ha sido bastante positiva, así que somos optimistas. También tenemos un potencial grande de investigadores: nuestro comité científico está compuesto por unos 50 científicos, de los que 35 son permanentes y, bueno, creo que tenemos todas las características y herramientas como para conducir este barco en la dirección adecuada y llegar a buen puerto. Siempre teniendo en cuenta que en la vida, además de trabajo y dedicación, hace falta un poquito de suerte: que no haya una nueva crisis, que la coyuntura sea la adecuada y ese tipo de cuestiones.

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