INVESTIGAR EN CÓRDOBA

La UCO estudia la domesticación del olivo

  • El Banco Mundial de Germoplasma del Olivo, ubicado en el Campus de Rabanales, cuenta con más de 500 variedades de este árbol

 

Concepción Muñoz, en el Campus de Rabanales de la Universidad de Córdoba. / RAFAEL A. BUTELO.

La Universidad de Córdoba (UCO) ha desarrollado un estudio para intentar conocer en el origen de las principales variedades de olivo cultivadas en el Mediterráneo, caracterizar la relación de parentesco entre ellas y evaluar la posible contribución de los acebuches en el proceso de domesticación de la especie. La investigación es, por tanto, la culminación de décadas de dedicación a la identificación, caracterización y conservación de la variabilidad genética del olivo.

Una de sus responsables es Concepción Muñoz, profesora de Producción Vegetal de la UCO , quien explica que la investigación surgió en el Departamento de Agronomía de la Universidad cordobesa, área que ha sido pionera a nivel mundial en la catalogación, caracterización y conservación de las variedades de olivo durante los últimos 40 años. Hay que remontarse hasta 1970, cuando la UCO, en colaboración con el Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (Ifapa), establecieron el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo, del que ahora existe una copia en el Campus Universitario de Rabanales de la institución cordobesa. En este banco, según relata Muñoz, se han evaluado las características morfológicas, agronómicas y los perfiles de ADN de multitud de muestras de olivo procedentes de todo el mundo. Como principal resultado, más de 500 variedades de olivo se conservan actualmente en el Banco Mundial de Germoplasma de Olivo de Córdoba.

Los perfiles genéticos de las variedades permiten su identificación, pero también evaluar el parentesco entre ellas e inferir su origen. Sin embargo, aclara, “esto último es especialmente complicado en olivo porque su cultivo ha estado estrechamente asociado a migraciones humanas”. Muñoz detalla que, por ejemplo, civilizaciones antiguas como la fenicia, griega y romana participaron activamente en la difusión del olivo en la Cuenca Mediterránea, dificultando la trazabilidad del origen de las actuales variedades. A pesar de este problema, una de las principales motivaciones de este grupo de la UCO ha sido siempre poder determinar el origen de las variedades tradicionales de olivo. También, evaluar la contribución del olivo silvestre (ancestro del olivo cultivado y presente en la mayoría de los países mediterráneos) en el proceso de domesticación y adaptación de las variedades cultivadas.

El estudio sobre el origen de las variedades tradicionales de olivo fue posible porque el equipo contaba con una representación sin precedentes de las variedades tradicionales de olivo del Mediterráneo y de acebuches de España, Italia e Israel. Gracias al Banco Mundial de Germoplasma de olivo en Córdoba, el grupo pudo estudiar los perfiles morfológicos y genéticos completos de aproximadamente 300 variedades tradicionales de olivo del Mediterráneo. “Estas variedades habían sido previamente identificadas por métodos morfológicos y moleculares gracias al trabajo de los profesores de la UCO Isabel Trujillo, Diego Barranco y Luis Rallo”, destaca.

En este punto, la profesora universitaria retoma los dos últimos objetivos descritos: caracterizar la relación de parentesco entre ellas y evaluar la posible contribución de los acebuches en el proceso de domesticación de la especie. Recuerda que ambos “eran de especial interés para el programa de obtención de nuevas variedades de olivo que desarrollamos en la UCO”.

En este programa, señala, se han cruzado variedades con características agronómicas deseables para obtener nuevas variedades mejoradas. No obstante, apunta que antes de seleccionar las variedades que van a cruzarse, debían saber a que nivel están relacionadas. “Por ejemplo, si cruzamos variedades que están relacionadas en primer grado (madre-hija o hermanas completas) estaríamos incrementando la probabilidad de obtener una descendencia con problemas provocados por la consanguinidad”, alerta, al tiempo, subraya que los olivos silvestres han podido ser fundamentales para la domesticación aportando genes de resistencia y adaptación a estreses bióticos y abióticos. Por ejemplo resistencia a la verticilosis o a la salinidad.

Para la profesora, el éxito de este estudio principalmente ha residido en la extensa representación de variedades de olivo y acebuches con la que cuenta la universidad y también en el nivel de detalle en la caracterización de las muestras, tanto a nivel morfológico como molecular. La responsable de la identificación y determinación de los perfiles de ADN de la variedades de olivo fue la profesora Isabel Trujillo, mientras que para la segunda fase –en la que se aplicaron metodologías de reconstrucción filogenética y modelos demográficos para inferir el origen de las variedades- la investigadora de la UCO contó con la colaboración del profesor Brandon Gaut de la Universidad de California.

“Aplicando distintas metodologías, inferimos las relaciones genéticas entre olivos cultivados y silvestres y de parentesco entre las variedades cultivadas”, explica Concepción Muñoz, que añade que éstas se dividieron en tres grupos bien diferenciados que correspondieron al oeste, centro y este del Mediterráneo. Curiosamente, indica, “en España las variedades del centro y sur de la península formaron parte del grupo del oeste mientras que las variedades de Valencia, Cataluña y Baleares fueron más próximas al grupo del centro del Mediterráneo”. En la elaboración de estudio, el grupo también analizó variedades americanas que siempre se agruparon con las variedades del oeste del Mediterráneo que posiblemente las originaron. A este resultado, Muñoz suma el de “la estrecha relación entre las variedades del oeste y este del Mediterráneo mientras que el grupo de variedades del centro fue el más cercano a los olivos silvestres de esta zona”.

Con todo ello, “la estimación del parentesco entre las variedades cultivadas indicó que un grupo reducido de variedades elite podría haber dado lugar a un elevado número de variedades tradicionales de olivo”. Por ejemplo, el grupo de investigación de la UCO encontró que dos variedades Lechín de Granada y Gordal Sevillana tenían un número muy alto de parientes de primer grado en la colección de variedades. “Este hecho, unido al identificación de numerosos olivos centenarios con estas variedades en trabajos previos, nos hizo pensar que quizá ambas variedades hayan sido cruciales en la diversificación del olivo”, incide. 

Aunque el trabajo ha concluido, Muñoz relata que el Banco de Germoplasma de Olivo de Córdoba es “una institución viva que está continuamente recibiendo nuevas muestras de olivo que incrementan la variabilidad conservada”. Por este motivo, considera este tipo de estudios siempre pueden ser mejorados y completados. Además, afirma que las técnicas de análisis de ADN “están cambiando muy rápidamente y en un futuro cercano la posibilidad de secuenciar genomas completos nos permitirá tener una idea mucho más precisa del proceso de domesticación y diversificación del olivo en todas las áreas de cultivo”.

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