INVESTIGAR EN CÓRDOBA

El Guadalquivir se queda sin peces propios

  • Un estudio coordinado por el catedrático de Zoología Carlos Fernández a lo largo de cinco años, en el que se han capturado y devuelto al agua 45.000 ejemplares, alerta que las especies exóticas superan ya las autóctonas en el gran río andaluz.

En el río Guadalquivir han aparecido hasta seis nuevas especies exóticas de peces desde 1995, mientras que el estado de conservación de las especies autóctonas es realmente “preocupante”. Es la afirmación que hace el catedrático de Zoología de la Universidad de Córdoba (UCO), Carlos Fernández (en la imagen junto a investigadores de su equipo), responsable de uno de los estudios más importantes sobre el estado el río Guadalquivir que se ha hecho hasta la fecha en Andalucía. Fernández es tajante y alerta de que el el 75% de las especies autóctonas del principal caudal de agua de la región andaluza se encuentra incluidas en algunas de las tres principales categorías de amenaza: en peligro crítico, en peligro y vulnerable, desarrolladas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza para evaluar el estado de conservación de las especies.

Así las cosas, advierte de que “de seguir las presiones humanas que han llevado a estas especies a ese paupérrimo estado de conservación, se corre el riesgo de su extinción a medio-corto plazo”. Por ejemplo, ya una de ellas, la bogardilla, “se puede dar por extinguida, una especie que estaba presente sólo en la cuenca del Jándula y de la que no se capturan ejemplares desde hace más de 20 años”. “Habría que recordar que la mayoría de nuestras especies son endémicas, es decir únicas, no existen en ningún otro lugar del mundo, por lo que no podemos ni debemos consentir que estas especies desaparezcan”, reconoce.

El estudio realizado por la UCO comenzó en agosto de 2005 y se prolongó de manera ininterrumpida hasta diciembre de 2010 y fue desarrollado íntegramente por el grupo de investigación Aphanius de la institución académica. Según la información facilitada por Fernández, un equipo de cinco personas recorrió más de 60.000 kilómetros para visitar hasta 1.037 puntos repartidos por toda la cuenca del Guadalquivir incluidos aquellos tramos que se encontraban fuera de Andalucía. El método de captura fue el de la pesca eléctrica. Al detalle, los investigadores utilizaron un generador portátil para producir la electricidad necesaria para narcotizar a los peces (electronarcosis). Una vez capturados todos los peces de un tramo, continua el catedrático, “se determinaban y medían y después de un examen externo en busca de parásitos, heridas o malformaciones, se devolvían al agua una vez recuperados de la anestesia”.

Para el estudio se han capturado más de 45.000 individuos pertenecientes a 27 especies, 13 autóctonas y 14 alóctonas. De entre las autóctonas, fue el barbo la especie que ocupó mayor número de cuencas (45), le siguieron la colmilleja (30), boga, cacho y calandino (27), pardilla (15), trucha (6), anguila, capitán y albur (4) y, por último, jarabugo, pardilla oretana y salinete presentes en una única cuenca. Respecto a las especies alóctonas, la gambusia estuvo presente en 23 cuencas, la carpa en 16, la perca sol en 15, el alburno en 8, el black-bass y el carpín en 7, la trucha arcoíris en 6, el gobio en 3, el lucio en 2 y el pez gato, piscardo y tenca en una.

Fernández explica que a lo largo de todos este años “hemos detectado tres mecanismos principales que pueden causar ausencia de peces: destrucción del hábitat, ya que el agua desaparece y el cauce se difumina e incluso se pierde; degradación del hábitat, cuando las condiciones ambientales (contaminación) no son las adecuadas para el establecimiento de una población de peces; y fragmentación del hábitat. En este caso, detalla, “aunque el hábitat en el tramo sea favorable, la interrupción en otros puntos de la conectividad de la red fluvial impide el funcionamiento adecuado de las poblaciones de peces”. En este punto, subraya que “nuestros resultados indican que el problema es más acusado en la margen izquierda que en la derecha, ya que en ésta hay un mayor número de embalses aguas arriba del tramo fue negativo para la presencia de especies autóctonas y positivo para las alóctonas.

Fernández también sugiere algunas de las líneas de investigación que serían recomendables llevar a cabo para evitar una mayor pérdida de especies en el Guadalquivir, como la creación de una red de reservas fluviales utilizando como base las propuestas en este estudio o el desarrollo de un programa de desfragmentación de la cuenca sobre todo en las zonas detectadas en este trabajo, así como el incremento de la calidad de las aguas controlando los numerosos vertidos ilegales aún existentes. El desarrollo de planes de reintroducción de especies en cuencas y tramos medios y altos allá de donde se hayan extinguido, como es el caso de la boga y la anguila, la realización de programas de erradicación de especies exóticas en aquellas zonas en las que aún pueden ser eliminadas como son las de las poblaciones de piscardos y gobios y el desarrollo de planes de conservación de las especies en mayor peligro donde la cría en cautividad sea una de las tareas fundamentales, como es el caso de la pardilla oretana, son otras de las líneas de investigación que cita para llevar a cabo.  

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