INVESTIGAR EN CÓRDOBA

Extraen información de tumores para mejorar el tratamiento de otros enfermos

  • El grupo Hormonas y Cáncer, que dirige Justo P. Castaño, promueve el primer registro español de cánceres en esta glándula que controla funciones como el crecimiento, la reproducción o el metabolismo.

Justo P. Castaño con investigadores del grupo Hormonas y Cáncer de la Universidad de Córdoba.

Los tumores hipofisarios constituyen aún una patología poco conocida, en primer lugar porque son relativamente poco frecuentes, pero también porque su gravedad es inferior a la de un cáncer de pulmón, de mama o una leucemia. No obstante, se trata de una enfermedad severa, con consecuencias patológicas que pueden conducir a la incapacidad y provocar, incluso, la muerte del paciente. Así es como define el investigador responsable del grupo Hormonas y Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica (Imibic) y del Hospital Reina Sofía de Córdoba y también catedrático de Biología Celular de la Universidad de Córdoba (UCO), Justo P. Castaño, esta enfermedad.

El grupo, según relata, lleva más de tres décadas investigando sobre la hipófisis, también conocida como glándula pituitaria. "Del tamaño de un garbanzo, está situada por encima del paladar, en la base del cerebro, con el que tiene una estrecha conexión para desarrollar su misión, que es de importancia capital en la regulación de algunas de las principales funciones del organismo. El investigador detalla que la hipófisis “controla, como si fuera una glándula maestra, como un director de orquesta, a casi todas las demás glándulas secretoras de hormonas, desde el tiroides a las adrenales, o los ovarios y testículos”. De esa forma, continúa, “integra y coordina el control de funciones como el crecimiento, la reproducción, el metabolismo o el estrés, estimulando o inhibiendo diferentes actividades para mantener el necesario equilibrio hormonal”. Es decir, que es un órgano de vital importancia. Este grupo cordobés inició sus investigaciones en la hipófisis de los anfibios, luego pasaron al cerdo y la rata y hace una década comenzaron su estudio en humanos.

Este tipo de tumores aparecen con más frecuencia en “personas de edad avanzada”, detalla Castaño, quien asegura que “una proporción escasa pero apreciable de pacientes puede padecer este tipo de enfermedad por síndromes hereditarios, mutaciones que pasan de padres a hijos y pueden o no aparecer en forma de tumor dependiendo de muchos factores”. Como hecho a destacar hace referencia que “”se han descrito verdaderas sagas de gigantes, por ejemplo en Irlanda, debido a este tipo de mutaciones”. Castaño subraya también que estos tumores se manifiestan a través de síntomas muy diversos, que de manera evidente dependen de cada tipo de tumor en concreto. Al respecto, el catedrático de la UCO subraya que “los endocrinólogos se sirven de estudios de imagen, bioquímicos, anatomopatológicos y colaboran con los neurocirujanos y otras especialidades para curar o paliar estos tumores”. Reconoce también que, por lo general, los tumores hipofisarios “pueden ser tratados y curados con más éxito que otras patologías tumorales y cánceres”. Así, indica que “se está intentando avanzar en el tratamiento médico, mediante terapias dirigidas más personalizadas e individualizadas que eviten si es posible la cirugía” y reconoce que, “para eso, es preciso conocer mejor cada tumor en cada paciente”.

Con sus investigaciones, este grupo propuso la creación de Registro Español Molecular de Adenomas Hipofisarios (Remah), al que se han adherido ya media docena de centros en toda España y que cuenta ya con más de un millar de casos registrados. En este momento, según avanza Castaño, “estamos completando el informe final de la primera fase de desarrollo y lanzamiento del proyecto”. Incluye un análisis de la asociación entre los principales parámetros clínicos de los pacientes (desde su edad hasta el tamaño del tumor, los niveles de hormonas o su respuesta a tratamientos) con los marcadores moleculares seleccionados, que es lo que hemos evaluado mediante una técnica de PCR cuantitativa, que mide niveles de expresión de una veintena de genes, cuyos niveles dan un perfil molecular, una especie de huella, que permite precisar mejor el diagnóstico y orienta acerca de qué tratamiento puede ser más efectivo.

El proyecto consiste en analizar las características moleculares básicas de los tumores hipofisarios que se extirpan de los pacientes mediante neurocirugía con el fin de proporcionar una información complementaria a los médicos que tratan al paciente, generalmente endocrinólogos, para que puedan mejorar su toma de decisiones en el diagnóstico y el tratamiento de estos tumores. Además, según anota el responsable del grupo -del que forman parte casi una veintena de personas, entre investigadores y personal técnico-, “de manera más global, se pretende aumentar la interacción entre investigadores básicos y clínicos para promover la generación de investigación traslacional, que acerque los resultados de la investigación al paciente de forma más rápida y efectiva”. Castaño destaca también que se trata de un proyecto “multicéntrico y multidisciplinar”, que nació a través una colaboración entre médicos del Hospital Reina Sofía de Córdoba, el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, el Hospital Sant Pau de Barcelona y el grupo de investigación traslacional Hormonas y Cáncer del Imibic y la Universidad de Córdoba.  

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