INVESTIGAR EN ALMERÍA

Adaptan la papaya al cultivo en invernadero

  • El catedrático Julián Cuevas trabaja en la estación experimental Las Palmerillas de Cajamar con tres variedades de árboles de bajo porte para facilitar su adaptación a las instalaciones bajo plástico · Los árboles se plantaron en julio del año pasado y ahora se recoge su primera cosecha.

El catedrático Julián Cuevas observa las primeras papayas que se cultivan en la explotación experimental.

La agricultura está dando pasos de gigante en Almería gracias a la investigación. La evolución e innovación en las fórmulas de cultivo ha permitido que la provincia se apunte al cultivo de la tercera fruta más consumida en el mundo: la papaya, abriendo un mercado inexistente hasta ahora en nuestro país.  

Estas son los primeros resultados conseguidos en la estación experimental de Cajamar Las Palmerillas junto al estudio de Universidad de Almería y de la mano del catedrático en Fruticultura, Julián Cuevas, y su grupo de investigación. Los investigadores han comprobado que hasta tres variedades de papaya tienen un enorme potencial y recorrido, y se podría obtener un gran rendimiento, con los sistemas e infraestructuras habituales en la agricultura intensiva almeriense.

Si las expectativas se cumplen a la papaya le podría pasar como al mango, que a finales de los 80 contaba con algo más de 300 hectáreas y hoy día suma más de 5.000 hectáreas, concentradas principalmente en la Costa Tropical de Granada y Málaga y en expansión por el Sureste desde Almería, Murcia y hasta el sur de Alicante. Si bien es cierto que, la papaya , que es un fruto totalmente tropical, necesita de unas condiciones en cuanto a temperatura que son más exigentes, con unos valores óptimos entre 21 y 32 grados centígrados. A pesar de estas limitaciones se ha comprobado que bajo plástico, y con los medios de los que disponen los agricultores almerienses, su cultivo es posible.

Desde que se comenzó con la experimentación hay varias variedades que parece que se adaptan a las condiciones bajo plástico e, igual de importante, que tienen las características idóneas para salir y satisfacer el incipiente mercado. En este sentido, las variedades de porte bajo se han puesto en la lanzadera como las preferidas, por no estar reñida su altura con la del invernadero, sin olvidar que deben adaptarse los estándares comerciales que exigen un fruto de entre 400 gramos y 1,2 kilos. El ensayo que alberga en estos momentos Las Palmerillas fue plantado en julio de 2014 y en poco más de una semana se comenzarán a recoger las primeras piezas.

"Se ha comprobado la satisfacción de los requerimientos edafoclimáticos; una floración precoz y un cuajado elevado, incluso excesivo, además de la producción de frutos partenocárpicos; buena calidad de fruto en general y poca presión de plagas y enfermedades. Desde el punto de vista económico se ha observado una producción suficiente, con bajos costes, en comparación con los cultivos hortícolas, precios adecuados y demanda elevada. Frente a otros competidores tenemos la ventaja de la proximidad del mercado europeo, contamos con la logística de transporte y las infraestructuras adecuadas y una importante cartera de clientes", explica Julián Cuevas. 

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