INVESTIGAR EN HUELVA

El hombre prehistórico sufrió la contaminación por metales pesados

  • Un equipo internacional, en el que participa el catedrático de Geología Joaquín Rodríguez Vidal, identifica restos de zinc y cobre en las cuevas Gorham´s y Vanguard de Gibraltar, y en la de El Pirulejo, de Priego de Córdoba · En Atapuerca la contaminación está asociada al guano generado por murciélagos.

Equipo científico trabajando en el interior de la Cueva Vanguard (Gibraltar).

La faceta contaminante parece estar arraigada a la propia esencia humana. No se trata de un fenómeno de las sociedades industriales sino que los primeros pasos del hombre actual y de otros anteriores ya dan muestras de ello. Un equipo internacional, del que forma parte catedrático del Departamento de Geodinámica y Paleontología de la Universidad de Huelva, Joaquín Rodríguez Vidal y Guadalupe Monge de la Universidad de Sevilla, ha demostrado la existencia de contaminación en suelos de cuevas prehistóricas por metales pesados. Los científicos han analizado el sedimento procedente de cuatro importantes yacimientos de la prehistoria peninsular: Gran Dolina en Atapuerca (medio millón de años), Gorham’s y Vanguard en Gibraltar (40.000 años) y El Pirulejo, en Priego de Córdoba (18.000 a 3.000 años).

El yacimiento más antiguo –Atapuerca- muestra en la cueva contaminación asociada a depósitos de guano, es decir, excrementos de murciélagos de modo que “no nos da evidencias de que los humanos más antiguos fueran generadores de contaminación”. La cosa cambia en los yacimientos gibraltareños, auténtica Capilla Sixtina del neandertalismo. Aquí las cosas son distintas al enclave burgalés y estos humanos sí generan contaminación por su actividad: “En Gibraltar sí vimos un gran grado de contaminación generada por la combustión de las maderas que quemaban y que impregnó el ambiente y el suelo. El carbón y las partículas que encontramos demostraban que había habido una emisión con restos de metales pesados que procedían de las leñas usadas para hacer fuego en el interior de las cuevas”. “Se hallaron restos de zinc y cobre que podrían finalmente, haber afectado a la salud de los moradores de las cuevas. Hay que entender que ya con los neandertales, el hombre hace fuego para cocinar, calentarse y defenderse".

El yacimiento cordobés corresponde al hombre moderno (Paleolítico Superior). Aquí hay un cierto uso metalúrgico de la galena, un mineral rico en plomo. La manipulación de ese elemento podría haber sido para actividades rituales o meramente metalúrgicas.

El trabajo en el que ha participado el profesor de la Universidad de Huelva, se ha publicado en la revista Scientific Reports, perteneciente al grupo editorial Nature. Los resultados de este trabajo corresponden a niveles de contaminación que cumplen los estándares considerados actualmente para describir un suelo contaminado por metales pesados. Además, el estudio emerge como la evidencia más antigua documentada de contaminación generada por humanos. Se puede especular si este hecho tuvo algo que ver con la extinción definitiva de los neandertales en el sur de la Península Ibérica, aunque esta afirmación es aún muy prematura.

El geólogo de la Universidad de Huelva es profundo estudioso de los neandertales que encontraron en el sur de nuestra península, un cobijo de los fríos del Cuaternario que asolaban el resto de Europa. Si los primeros vestigios de los neandertales se descubrieron hace algo más de 150 años, las investigaciones han avanzado enormemente en este siglo. A diferencia de lo que popularmente se cree, los hombres neandertales tenían muchas semejanzas con el moderno “y convivieron durante 4.000 y 3.000 años”. Para Rodríguez Vidal, “tenían las mismas capacidades cognitivas y tecnológicas que el hombre moderno; eran igual de sofisticados”. Prueba de ello es el uso de pigmentos y de plumajes para fines rituales o de estratificación social. Las cuevas gibraltareñas incluyen además, los primeros vestigios mundiales de arte neandertal.

Queda aún mucho por descubrir. Lo que sí es evidente es que hubo esa convivencia e incluso mezcla entre ellos y el hombre moderno, como evidencia el ADN. Es aún una incógnita el motivo de su desaparición pero sí se sabe que el hombre moderno fue ocupando los espacios que abandonaba el neandertal. Quizá su reclusión en grupos pequeños, aislados y endogámicos pudo llevarlos a esa extinción.

 

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