Universidad de jaén

Heqaib, su familia y otros visitantes

  • La sexta campaña de excavaciones en la necrópolis de Qubbet el Hawa identifica los restos más remotos de un gobernador del Reino Medio y desvela la diversidad étnica de la familia gobernante, al tiempo que aparecen otras nueve momias posteriores que descubren la rica cultura funeraria de los funcionarios de la época.

El arqueólogo de la Universidad de Jaén Alejandro Jiménez al mando de un equipo multidisciplinar compuesto por una treinta de personas ha identificado en su sexta campaña de excavaciones en la necrópolis de Qubbet el Hawa, en el Valle del Nilo, los restos del gobernador Heqaib III y de su familia (1.800 años antes de Cristo).

Los enterramientos fueron descubiertos el año pasado, pero entonces no se pudo confirmar a qué personajes correspondían. El director de la excavación subraya que la conjunción de indicios directos e indirectos han permitido establecer que se trata de la momia de este gobernador de la duodécima dinastía, del que existían referencias epigráficas en un templo en la isla de Elefantina. La aparición de una inscripción con el nombre o de una cerámica que representa una ofrenda realizada por el gobernador fueron pistas que pusieron en alerta a los arqueólogos, aunque los indicios definitivos fueron una máscara y un sudario con elementos iconográficos del gobernador y, sobre todo, la situación de la tumba y la existencia de un lugar de culto.

Las investigaciones realizadas por los expertos del Departamento de Antropología Física de la Universidad de Granada, que colaboran en el proyecto, han permitido conocer que pese a la recreación ideal de Heqaib III recogida en la escultura y epigrafía de la época, el gobernador egipcio, que murió a los 30 años, sufría una importante escoliosis que le debió obligar a andar con dificultad “lo que también nos aporta mucha información de cómo una persona con discapacidad en el antiguo Egipto podía llegar a cargos importantes”.

Una de las aportaciones más significativas que la campaña de excavaciones realizada por la Universidad de Jaén entre el 16 de febrero y el 20 de marzo es la “diversidad de la familia gobernante”. Junto al enterramiento del gobernador se ha excavado también la cámara funeraria de cuatro de sus familiares. Ahí se localizó un ataúd de madera en buen estado de conservación con los restos de un individuo anónimo de origen nubio. El director de la excavación subraya el interés de este hallazgo porque hasta ahora no existía ningún indicio que avalara la diversidad étnica de la familia gobernante. “La existencia de una rama nubia en la familia habla de que no existían diferencias étnicas en el Antiguo Egipto. Igual que sucede hoy día, era egipcio el que vivía dentro del territorio y hablaba la lengua”.

Entre las vendas de esta momia se ha hallado una daga que pertenece a la cultura kerma, reino enclavado en territorio nubio que se disputaba el control del Nilo con Egipto. La existencia de esta daga, en la que no existen indicios de que haya sido utilizada, indica a los arqueólogos que las tareas diplomáticas no se circunscribían a la corte, sino que los gobernadores de la zona que corresponde con la actual Asuán tenían competencias en las relaciones con los vecinos. De hecho, el puñal debió de ser un regalo entre personalidades.

Las seis campañas de excavaciones en el desarrolladas desde 2008 hasta ahora ya hacían sospechar al equipo que la zona habría sido objeto de reutilizaciones posteriores, circunstancia que ha podido ser ahora corroborada con el hallazgo de un enterramiento del año 600 antes de Cristo con ocho momias humanas y una momia de un cocodrilo, todas “intactas”. Este descubrimiento hace posible “escribir una página” hasta ahora inédita de la cultura funeraria de la nobleza en la cultura faraónica tardía.

Hasta ahora todos los trabajos se han centrado en los enterramientos de los faraones y su corte, por lo que los rituales y costumbres de la baja nobleza egipcia de la época son aún un misterio. “No existe ningún estudio sobre el funcionariado más bajo de Elefantina correspondiente al primer milenio antes de Cristo”, puntualiza Alejandro Jiménez Serrano.

La apertura de esta cámara funeraria, tras excavar un pozo de 13 metros de profundidad, y la aparición de los sarcófagos con las momias ha llamado la atención de los arqueólogos porque, de entrada, ese funcionariado bajo recurría al lujo en sus enterramientos, como demuestra que se trate de sarcófagos policromados de cedro y pino, maderas que tuvieron que ser importadas de la actual Líbano. Además, se han encontrado máscaras, objetos y ajuar. “Carecen de oro, pero son muy ricos”, puntualiza el director de la excavación.

A partir de ahora queda abordar la restauración y consolidación de los nueve ataúdes, así como documentar las inscripciones halladas en estelas de piedra, con el propósito de reconstruir el árbol genealógico. Alejandro Jiménez no oculta su “sueño” de poder establecer alguna geneaología y vincularla a los documentos literarios.

La próxima campaña arqueológica en Qubbet el Hawa abordará las excavaciones de al menos otra cámara funeraria que ya se ha localizado durante las excavaciones de los enterramientos del año 600 antes de Cristo, al tiempo que se comenzará a trabajar en otra zona que hasta ahora nunca ha sido explorada y donde “sospechamos que también puede haber tumbas”.

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