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Bambino y el romance de Lavapiés

  • Reencuentro. Caco Senante abre la temporada en el teatro Salvador Távora con un tributo a Bambino, a quien el dramaturgo del Cerro le escribió varias canciones en su inicio teatral

Caco Senante escucha a Salvador Távora en el teatro que lleva su nombre y en el que le hará el tributo a Bambino.

Caco Senante escucha a Salvador Távora en el teatro que lleva su nombre y en el que le hará el tributo a Bambino. / josé ángel garcía

Amores difíciles, amores imposibles. De eso trataban las siete canciones que Salvador Távora (Sevilla, 1934) escribió para Bambino, sobrenombre artístico de Miguel Vargas (1940-1999), algunas de las cuales, en un prodigioso viaje de ida y vuelta, las interpretará Caco Senante (Santa Cruz de Tenerife, 1949) en la apertura de la temporada del teatro Salvador Távora (sabado 30 de septiembre, 21:00)

Anfitrión e invitado unidos por la estela de Bambino, alfa y omega de Utrera a quien Távora considera "el artista de los artistas". Están tan unidos por este campo magnético o telúrico, que Caco Senante confunde a Távora con Bambino en una fotografía de Andalucía Amarga. Lo saca del error la presencia de Juan Romero. La historia es uno de los muchos episodios que Pilar Távora podría haber contado en el documental que le ha dedicado a su padre. "Es como si hubiera vuelto a vivir esos 45 años".

Salvador Távora fue a Madrid en los primeros setenta en busca de patrocinio para Quejío, la obra que sorprendería a Caco Senante cuando vio el estreno en el teatro Pérez Galdós de Las Palmas. En Madrid, Távora compartía habitación en un piso de Lavapiés con Camarón, Bambino y el Turronero. "El piso era de Chico, que acompañaba a Bambino", recuierda Távora. En el hospedaje de esos beatles del sur, Bambino le dijo a Távora que por qué no le escribía unas letras. De la música se encargó Alfonso Santisteban, "que era novio de Marisa Medina, hija del hombre del tiempo".

Así surgen canciones como El almendro triste, Imposible reírse, Culpable o No sé, con un denominador común. "Bambino era un hombre con una tristeza tan comunicable, llevaba las lágrimas en los ojos", dice Távora. "Un alma desgarrada", apunta Caco Senante. "Se le podían olvidar las letras, se equivocaba, pero el público enloquecía con él".

Caco Senante siempre quiso conocer a ese rey de la rumba de la televisión en blanco y negro. Un anhelo que vio hecho realidad gracias a Antoñito el Solera, un amigo que pertenecía a la compañía de Antonio Gades y un día lo invitó a ver al monarca de Utrera.

Caco Senante descubre a Távora viendo 'Quejío' en el teatro Pérez Galdós de Las Palmas

"Era el más artista y el más humilde", dice el canario. "Una noche actuó en Revólver, que era una sala de rock. Yo lo acompañé y a él no lo dejaban entrar. Pues no sé quién va a cantar aquí esta noche, le dijo al portero". "Las Ramblas de Barcelona eran suyas", cuenta Távora. Un hombre que hizo escuela sin presumir de ningún magisterio. "Artistas como Raphael o Bumbury no serían lo que son sin Bambino".

Soledad sonora. Pura poesía en el crepúsculo de Bambino. "Los últimos meses de su vida los pasaba en la puerta de su casa de Utrera esperando a la muerte", dice Távora. En su opinión, el arte es inseparable del concepto de la muerte. Caco Senante dice que eso se ve en La Piedad de Miguel Ángel o en Los Fusilamientos de Goya. A Távora le gusta pasear de noche por el cementerio, donde se cuela toda la luz de Sevilla, y ya le gustaría traerse a un escenario "ese silencio de los muertos, pero en cuanto sales se te escapa, ves que es imposible. Antes de que prohibieran los toros en Barcelona, yo jugué con la muerte en el espectáculo Carmen, en los dos pitones del toro".

Távora se cortó la coleta el 21 de agosto de 1960, el día que un toro mató al rejoneador Salvador Guardiola. Caprichos del destino, Caco Senante había visto a Guardiola una semana antes en la plaza de toros de Santa Cruz de Tenerife. Mucho después del deslumbramiento de Quejío en el teatro Pérez Galdós, Távora y Senante fueron compañeros en la junta directiva de la SGAE. Ahora vuelven a cruzarse sus destinos. Caso Senante llegó ayer a una ciudad donde un equipo canario jugaba en el campo del Sevilla, aunque Vitolo, como el propio cantautor, aspira a ser una gaviota en Madrid cuando empiece a jugar en el Wanda Metropolitano. Caco Senante es chicharrero, pero le compuso una canción al Las Palmas. Es pariente lejano de Luis Molowny y cuando estudiaba Arquitectura fue compañero de un hijo del entrenador canario que sale en El Jarama de Sánchez Ferlosio.

Távora y Bambino compartían habitación con Camarón y El Turronero en Madrid

Bambino es el eje de este nuevo cruce de caminos en el atlas de La Cuadra. Távora ya piensa en su nuevo espectáculo, que querría dedicárselo al fandango. "El fandango era una seña de identidad del barrio y de la persona. Aquí teníamos al Bizco Amate; en la Calzada al Niño de la Calzá; en el centro, a Pepe Pinto; en los pueblos, a Marchena". Caco Senante rescata una letra de Manuel Carrasco, "una puesta de sol, un fandango de Camarón". El titular del teatro lo tiene claro. "Ni Lorca ni Alberti ni nadie es capaz de decir lo que se dice en un fandango. Ésa es una historia que también se va perdiendo". Las canciones que Távora escribió para Bambino no son fáciles de cantar, admite Caco Senante, que recuerda en las postrimerías del de Utrera un homenaje "que fue un desastre. Actuaban Manolo de Vega y el Dioni, el que robó el furgón. Yo cogí a Bambino y le dije que iba a hablar con Serrat y Sabina para hacerle un homenaje en condiciones. Bambino me cogió por el brazo y me dijo: vamos a hacerle un homenaje al JB y déjate de tonterías".

No todas las canciones que interpretará Caco Senante son del de Utrera. "Esta Cobardía se le escapó a Bambino, aunque Chiquetete lo hace muy bien". Un teatro con el nombre del autor de sus letras es el mejor escenario. "No era actor, pero tenía una gestualidad tremenda. En el Florida Park paraba un momento y le pedía un cigarro al público". Un hermoso reencuentro con el letrista, huésped de Lavapiés como el mítico Bambino Piccolino.

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