Los técnicos que investigan el episodio de contaminación en el alcantarillado de Coria del Río, a su paso por la barriada Guadalquivir, han descartado ahora que la presencia de dos sustancias químicas volátiles (fenol y dimetilacetamida) que están causando diversos síntomas a la población se deba a un vertido líquido, como se creía, ya que en las aguas residuales no se han hallado restos. La nueva hipótesis que se trasladó en la junta local de seguridad en la que representantes de todas las administraciones, los servicios de aguas, emergencias y seguridad analizaron la situación, es que el origen esté en gases que salen por el respiradero de algún depósito de hidrocarburos enterrado en el entorno y que, por succión, se podrían estar introduciendo en la red de saneamiento.
Según el consejero delegado de Emasesa, Jaime Palop, se trata de un "fenómeno complejo y difuso", que se conoce y se ha dado en la red de otras ciudades importantes (citó Zaragoza, León y Vigo), aunque no en todas se ha hallado la "fuente del problema". Es "una labor detectivesca" y en Coria "no se van a escatimar esfuerzos". De momento, se va a ir cortando la red por sectores, empezando por los emisarios periféricos de Aljarafesa -a los que vierten las aguas de Coria para ser depuradas- y también los de Emasesa para localizar el punto en el que se produce la contaminación.
Preguntado por qué el episodio se repite en la misma fecha desde 2015, Palop apuntó como "hipótesis" que es cuando se suelen llenar los depósitos para calefacciones. También reconoció que en 2016, Emasesa "empezó a analizar e investigar" a qué se debía el olor a hidrocarburos en esta barriada a la entrada de Coria y junto al río, aunque la red se limpió de forma natural (hubo una riada el 22 de octubre) y no se pudo precisar.
Palop, el alcalde de Coria, Modesto González, la delegada territorial de Salud de la Junta, María Ángeles Fernández, y el de Medio ambiente, José Losada, insistieron en lanzar un "mensaje de tranquilidad a la población", algo difícil, admitió González, cuando los vecinos llevan más de 30 días padeciendo olor de hidrocarburos en calles y viviendas: los dos componentes químicos no suponen riesgo para la salud y el medio ambiente en los niveles detectados. No obstante, tras la avalancha que se dio tras la manifestación del domingo, sigue el goteo de vecinos al centro de salud que salen con parte médico. Es el caso de Lorenza Gutiérrez y Esperanza Carpio, madre e hija y que viven en dos casas de la calle Itálica, una asegura que lleva semanas con picores en la cabeza y el tronco y sensación de asfixia y su hija describe mareos y ganas de vomitar. En las calles, el olor a hidrocarburos era este martes aún perceptible, aunque menor que días anteriores.
También sigue la recogida de muestras para analizar la calidad del aire. Este martes se colocó además un potente extractor industrial junto al paseo fluvial y en el punto en el que se la conducción principal de la barriada Guadalquivir llega al colector de Aljarafesa. El objetivo es sacar de la red estos compuestos volátiles.
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