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Sevilla

Nostalgia de la Expo 92

  • Más de 2.000 personas acuden a la isla de la Cartuja para recordar y visitar los espacios que hoy perduran. Tras el éxito de las rutas guiadas, éstas se volverán a organizar.

El legado de la Exposición Universal y el recuerdo de momentos vividos hace ya dos décadas atrajeron ayer a más de 2.000 personas hasta la isla de la Cartuja. Las visitas guiadas a pabellones recuperados de una muestra que cambió la fisionomía de la ciudad superaron todas las previsiones de público. Un éxito rotundo. Desde las nueve y media de la mañana, los primeros curiosos llegaron hasta el pabellón de la UE, probablemente para asegurarse su sitio en este paseo por la memoria de la Cartuja. La primera ruta no comenzó hasta las diez de la mañana.

Ante la masiva llegada de interesados, los guías, que pertenecen a la Asociación Legado de la Expo 92, ampliaron los grupos. Pero muchas personas se quedaron con ganas de recorrer los edificios del 92 que aún perduran. Demasiado público. Ante esta enorme expectación, la Asociación Legado Expo 92 estudia organizar nuevas visitas guiadas, para todos aquéllos que no han logrado disfrutar de este viaje en el tiempo. "La gente tiene ganas de Expo", comentó Manuel Fernández, organizador de las visitas.

La ruta comienza en el pabellón multicolor de la Unión Europea para continuar por el pabellón de Portugal, muy cerca de la sede que mostró lo mejor de España. El mayor legado de la Expo se disfruta desde la calle, al observar el exterior de los edificios. Justo frente al cubo que mostró a España permanece el pabellón de Francia. "La geografía sirvió de criterio para colocar los pabellones", explica Sergio David Cansado, el guía que a las doce de la mañana explica a un numeroso grupo los símbolos que perduran.

Desde el verano pasado, el pabellón de Francia es sede de una empresa dedicada al sector aeronáutico, Alestis Aerospace. En el subsuelo, justo en el centro de un edificio de oficinas, permanece un espectacular espacio con paredes de espejos, que en hace 20 años impresionó a los espectadores que lo atravesaron a través de una pasarela, que también se ha conservado. "La proyección de vídeos en esta sala, que estaba completamente a oscuras, y el reflejo de las imágenes en las paredes de espejos, causaba gran sorpresa a los visitantes", recuerda Cansado. Varios nostálgicos pararon antes de entrar para comprobar una curiosidad aportada por el guía. "En la puerta podéis comprobar cómo permanece el sello de Francia que aquéllos que conservan sus pasaportes de la Expo pueden recordar". Varias personas entre el público asienten.

Al dejar el pabellón de Francia, catalogado como Bien de Interés Cultural, la siguiente parada es México y su peculiar fachada en forma de x. "Se concibió así como reivindicación de la letra x en lugar de la j, de México". Cada detalle que permanece de la muestra ha sido recuperado por la Asociación Legado de la Expo. "Los pomos de las puertas también tienen forma de x", añade nuestro guía. A pocos pasos del edificio de México, un cactus gigante ha rebrotado. "Llegó a Sevilla desde el desierto de México para el 92. El traslado de este cactus gigante fue muy cuantioso y generó gran polémica", añade. Tras la Exposición Universal y la decadencia en la que se encontró durante años la isla de la Cartuja, este cactus se secó. "Hace bastante tiempo parecía que estaba muerto, pero ahora ha renacido", como el resto de la isla, dos décadas después.

La siguiente parada es en Nueva Zelanda y la fachada rocosa del pabellón que mostró las tradiciones, la fauna y los paisajes de este lejano país. "Los pájaros artificiales, las cascadas también artificiales, y los bailes de grupos étnicos fueron muy famosos en la Expo". Italia y el edificio que albergó su pabellón recuerda la grandiosidad de lo que fue la muestra. "Está inspirado en las grandes mansiones italianas del siglo XVI y su interior da sensación de inmensidad". Una maqueta actualizada de la Isla de la Cartuja cautivó al grupo en esta ruta guiada.

La siguiente visita: el Pabellón de Hungría. "Las siete torres representan las siete confesiones religiosas más importantes en Hungría". La belleza de este edificio hace al público detenerse. "Desde la Asociación del Legado de la Expo luchamos para la completa recuperación de este edificio, que también es Bien de Interés Cultura, pero es complicado", añade el guía. Durante el paseo en una mañana que fue soleada, varias personas del grupo recordaron el microclima. "¿Te acuerdas?, la vegetación en las pérgolas, las numerosas fuentes y los chorros de agua eran muy refrescantes", comentaron.

En Canadá, en varias columnas permanecen las pintadas que grabaron los que aguardaron varias horas -hasta nueve- para entrar en este pabellón, que tuvo mucho éxito por el espectáculo de luz y sonido que ofrecía. La ruta se completa con paradas en la esfera, Chile, y Marruecos. Un paseo que se volverá a organizar probablemente después de Feria.

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