Feria de Los Barrios

La feria también es de los mayores

  • Un millar de pensionistas asiste al tradicional almuerzo para la tercera edad mientras que el recinto se despereza para acoger a grupos de amigos con ganas de fiesta

Un millar de pensionistas de la localidad compartió ayer mesa y mantel en una de las citas más entrañables de la Feria de Los Barrios. El almuerzo dedicado a la tercera edad es la única actividad que no sufre recortes presupuestarios de todo el programa con el fin de rendir el más que merecido homenaje a una generación tan luchadora como trabajadora.

Poco antes de las dos de la tarde los pensionistas llegaron con sus mejores galas hasta la nave del recinto ferial y comenzaron a ocupar ordenadamente las mesas. Como suele ser habitual, tras los entrantes, el plato fuerte y postre cerraron un menú donde no faltó de nada. En las primeras mesas, las cortes infantil y juvenil conversaban animadamente mientras que en la contigua, la corte de mayores hacía lo propio derrochando desparpajo y frescura. Cada año, el centro de día de Los Barrios escoge entre sus socias una corte que participa activamente en los festejos. Así mismo, durante el almuerzo tuvo lugar la imposición de las bandas y la corona a la corte de mayores. Las mujeres, emocionadas, recibieron el calor de sus amistades. Una actuación musical se encargó de poner ambiente al ágape al que asistieron también las autoridades municipales, encabezadas por el alcalde, Juan Montedeoca, para saludar y conversar con los mayores. Muchos de los comensales acabaron en las terrazas del Paseo de la Constitución tomando un café.

Mientras tanto, el resto de casetas se fue desperezando lentamente recibiendo a los primeros visitantes pasadas ya las dos y media. Grupos de amigos recién salidos del trabajo y jóvenes ocuparon las casetas en una feria donde el mañaneo y el ambiente de tarde gana adeptos en detrimento de la noche.

La Asociación de Amigos del Caballo San Isidro Labrador celebró un almuerzo para socias en su caseta que contó con gran animación y que, como suele pasar en este tipo de citas, se unió en el tiempo con la merienda. El grupo musical tarifeño Malamanera derrochó su habitual sentido del humor a la hora de interpretar su música.

En las barras de las casetas, la pugna entre las copas y el rebujito quedó clara: ganó el combinado de lima limón con vino fino. Un sacrilegio para los enólogos pero que refresca como nada.

Y, como todos los años, hay citas que se repiten cíclicamente. Una de ellas es la elaboración del tradicional refrito barreño en la caseta de la peña La Montera, con una muy acertada decoración en su caseta este año. El presidente de este colectivo, Andrés Mateos, preparó el exquisito guiso que duró pocos minutos en el dornillo.

Pero también hay lugar para cambios en la Feria. El primero de ellos y el más notorio: la entrada en vigor de la ley antitabaco. La prohibición de fumar en los espacios públicos cerrados ha hecho que varias casetas creen zonas similares a un patio de entrada sin techumbre de manera que puedan acoger a los necesitados de nicotina. Es, además, un lugar para encontrarse e incluso tomar una copa ya que en algunos casos se ha aprovechado el rincón para instalar una barra caribeña, como en Amigos del Caballo San Isidro Labrador, donde los mojitos son de lo más demandado. El aire resulta mucho más respirable que en anteriores ediciones y el civismo, salvo casos puntuales, está siendo la norma dominante. La limpieza también resulta más fácil.

Y otro cambio: la nueva plaza creada en el lugar donde antaño se levantaba el edificio de la lavandería. El derribo del vetusto inmueble ha aportado casi 3.000 metros cuadrados extra que ahora son punto de encuentro y lugar desde el que comenzar la vista al recinto.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios