UNIVERSIDAD INTERNACIONAL DE ANDALUCÍA

Ciberacoso, ni un momento de respiro

  • Un estudio, publicado en código abierto por la UNIA, recoge los nuevos canales y métodos de la violencia de género entre los adolescentes que ha traído la tecnología · La institución académica también publica un volumen sobre la construcción de los mensajes de género y su impacto en el sector audiovisual.

Manifestantes contra la violencia de género el pasado mes de noviembre, en Málaga. / JAVIER ALBIÑANA

La tecnología y las redes sociales han facilitado una herramienta muy eficaz para ejercer la violencia de género sobre las adolescentes. Cuentan con todos los parabienes: son el espacio natural en el que se mueve esta generación, no es necesaria la presencia física para ejercer el control y los jóvenes, en general, tienen una percepción muy baja de los efectos perniciosos del acoso ejercido online. Si acaso lo consideran un comportamiento molesto pero poco relevante. Estas conclusiones se recogen en el libro Ciberacoso y violencia de género en las redes sociales, editado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) y de acceso abierto.

“La ciberviolencia de género tiene un carácter dinámico, veloz y de conectividad”, subraya María Ángeles Verdejo, coordinadora de la publicación y directora del Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer de la Universidad de Jaén. La tecnología hace más eficaz el acoso online que offline porque aquí no hay descanso. “La reiteración, enviar mensajes y/o peticiones recurrentes es la estrategia de invasión de la intimidad más utilizada por los acosadores”. Además, las redes y los nuevos canales que aporta la tecnología hacen muy difícil cortar una relación o bajar su intensidad, dejando por tanto un margen para que la presión y el control que ejerce el maltratador alcance a la víctima. “No hay tranquilidad ni momento de respiro, [la víctima] no se siente segura en ningún sitio, ya que [el maltratador] entra hasta en el propio dormitorio, aumentando el desasosiego, la ansiedad y los síntomas de estrés”.

El informe alude a la macroencuesta sobre violencia de género realizada en 2014 por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, en la que se recoge que el 11% de las mujeres han sufrido acoso cibernético. En el 21% de los casos se había prolongado por encima de los dos años y el 74% de las víctimas nunca lo había llegado a denunciar.

El libro destaca también que las mujeres jóvenes son más vulnerables al daño del ciberacoso “por la desigualdad en la consideración y la valoración social a la que se someten los comportamientos y las imágenes de las mujeres en la relación de pareja, por lo que su vivencia es muy traumática”.

Recoge también cómo perviven en los jóvenes actitudes y comportamientos alimentados por los estereotipos de lo que significa ser hombre y mujer que tienen relación directa con el maltrato. Ese sustrato explica que el 32% de los chicos y el 12% de las chicas considere que “un buen padre debe hacer saber al resto de la familia quién es el que manda”, el 31% de los hombres y el 21% de las mujeres con edades entre los 12 y 24 años afirma que “la violencia que se produce dentro de casa es un asunto de familia que no debe salir de allí”, además el 30% de los chicos y el 13% de las chicas todavía piensa que si una mujer es agredida por su pareja “algo habrá hecho ella para provocarlo”, mientras que el 25% de los hombres jóvenes y el 16% de las mujeres indica que “si una mujer es maltratada por su compañero y no le abandona será porque no le disgusta del todo esa situación”.

Internet, además, ofrece muchas oportunidades al ciberacosador una vez que se rompe la pareja. La principal estrategia que se utiliza es el chantaje emocional, con la finalidad de reanudar la relación, aunque también se utilizan los insultos y amenazas.

Género y medios audiovisuales

La Universidad Internacional de Andalucía también ha editado en acceso abierto el libro Transversalidad de género en el audiovisual andaluz del que han sido editoras Rosa María Díaz, Trinidad Núñez y Teresa Vera. El estudio concluye que la formación y la educación son los mejores cauces para enseñar y concienciar a la sociedad, advirtiendo que la inmediatez de las redes sociales están convirtiendo a los medios audiovisuales en referentes educativos, por lo que es necesaria la difusión y la transmisión de valores igualitarios y de equidad a través de estos medios, así como la eliminación de contenido y roles sexistas.

El libro se estructura en cuatro bloques que abordan la normativa y la legislación en el sector audiovisual y tiene un espacio importante la formación a través de análisis y reflexiones en torno al papel de la universidad y los diseños curriculares. También, se apunta específicamente hacia la industria radiotelevisiva, publicitaria y cinematrográfica, con perspectiva de género, y se pone en valor la transversalidad de género y su aplicación en contratación pública, gestión de ayudas y subvenciones, producción y gestión de información, comunicación.

Según recoge el prólogo “los medios de comunicación son vitales frente a la violencia de género, y una de sus contribuciones sería la de promover la igualdad y la erradicación de la violencia contra las mujeres”. “Diversos estudios demuestran que persiste un importante desequilibrio entre hombres y mujeres en la representación de las mujeres en los medios audiovisuales y en la programación informativa. Programación y publicidad transmiten una imagen estereotipada de hombres y mujeres en distintos órdenes de la vida, especialmente la dirigida a menores de edad. Por tanto, el sector de los medios de comunicación y audiovisuales son esenciales y pueden ejercer un papel fundamental de sensibilización contra la violencia hacia las mujeres, denunciándola y concienciando a la sociedad”, concluye.

 

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