BIODIVERSIDAD

Gusanos que alertan sobre el cambio climático

  • El Grupo Andaluz de Nematología estudia desde los años 90 la gran variedad de nematodos existentes en la fauna ibérica

  • Uno de sus investigadores, Joaquín Abolafia, ha descubierto recientemente en Jaén dos especies de estos pequeños animales nunca antes descritas.

El profesor Joaquín Abolafia asegura que los nematodos son capaces de predecir el futuro. Al menos, en lo que concierte al cambio climático. Estos pequeños gusanos se alimentan de bacterias, algas, hongos u otros nematodos. Están presentes en el suelo en casi cualquier parte del mundo y tienen una gran capacidad de adaptación. Así, mientras hay especies que buscan zonas de humedad, otras se han conseguido adaptar a la aridez. Es precisamente ahí cuando se convierten en indicadores que permiten al ser humano saber si una zona va en camino de la desertización. "La microfauna es la primera en enterarse de los cambios del clima. Y si determinadas especies típicas de zonas desérticas comienzan a aparecer otras que actualmente no lo son, se convierte en una mala noticia: el desierto viene de camino", explica Abolafia desde su despacio en la Universidad de Jaén (UJA).

Abolafia es uno de los tres integrantes del Grupo Andaluz de Nematología junto a Gracia Liébanas y Reyes Peña, fundador del mismo en los años 90. Este colectivo, que vivió tiempos mejores con un equipo más amplio de investigadores, se centra en el trabajo de nematodos, tanto en su estudio como clasificación. Y uno de sus últimos trabajos tiene que ver con las zonas áridas no desérticas. Para conocer cómo avanza la aridez en esos espacios, el equipo está recogiendo muestras en todo el sur de la península ibérica de Cabo de Gata al Algarve portugués. Y, mientras, también lo están haciendo en zonas mucho más secas de Irán y Namibia. "Cuando comparamos el muestreo y vemos que hay especies de allí que se repiten aquí, es una mala noticia para el ser humano y sus cultivos: significa que la desertización está avanzando", explica el científico.

La investigación está centrada igualmente en la descripción de la biodiversidad de nematodos en el sur peninsular y para ello se han tomado muestras en lugares como Cabo de Gata, las dunas de Albufeira, Matalascañas, Islantilla y diversos puntos de la provincia de Málaga o Jaén, entre otros. Precisamente en territorio jiennense, muy cerca de donde el profesor Abolafia trabaja, éste ha podido descubrir dos nuevas especies de nematodo nunca antes catalogadas.

Joaquín Abolafio tomando muestras en un pinar. Joaquín Abolafio tomando muestras en un pinar.

Joaquín Abolafio tomando muestras en un pinar.

La primera de ellas se ha denominado Protorhabditis hortulana y tiene características muy especiales. Por un lado, su tamaño: los ejemplares no superan los 0,2 milómetros de longitud, cuando lo habitual es que estos gusanos ronden el milímetro. La segunda es que entre estos gusanos redondos no hay machos. "Sólo hemos pescado hembras", afirma Abolafia, que a través de sus microscopios ha podido comprobar cómo son las propias hembras las que generan esperma para fecundar sus óvulos. "Cuando las larvas van madurando también se van formando sus genitales. El primer óvulo se va descomponiendo en células más pequeñas que, finalmente, se convierten en espermatozoides. Es algo visto muy pocas veces y permite a este nematodo reproducirse sin gastar energía en buscar macho", subraya el investigador.

En la misma huerta donde Joaquín Abolafia buscaba muestras de compost para analizar las especies existentes, el profesor de la Univeresidad de Jaén también ha encontrado recientemente una segunda nueva especie de nematodo. Entre los ejemplares observados encontró unos con una cavidad bucal asimétrica y que, cuando mudan su piel, permanece a su alrededor a modo de armadura. "Además, los machos encontrados no tienen órgano copulador. Lo que se ha visto es que cuando las hembras mudan, la parte interna de la vagina se suelta y queda en una bolsa exterior, entonces llega el macho y suelta esperma en la bolsa", afirma Abolafia, que ha enviado ya el artículo con toda la información sobre esta nueva especie a una revista especializada para que la coteje y confirme que esta especie nunca antes había sido descrita. Un proceso que puede durar semanas o meses.

Mientras tanto, el investigador tiene aún por delante mucho trabajo para analizar no sólo las muestras recogidas en Andalucía y el sur de Portugal, sino otras que le han ido llegando desde diferentes puntos del planeta: Vietnam, Sudáfrica, Estados Unidos, Islandia, Noruega... "Estamos analizando la biodiversidad en todo el planeta", subraya el profesor de Zoología. De hecho, el Grupo Andaluz de Nematodos ha editado ya dos volúmenes sobre los nematodos existentes en la península ibérica en coordinación con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y están trabajando en el tercero, financiado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Un trabajo en el que esperan encontrar nuevas especies de estos pequeños gusanos redondos, de los que apenas hay descritas unas 20.000 especies cuando se cree que hay más de cien mil. "Aún tenemos mucho camino por recorrer", concluye Abolafia.

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