INVESTIGAR EN MÁLAGA

El Quijote de Borromini

  • El profesor de Arte Juan María Montijano ha invertido 16 años de su vida en devolver el esplendor al fondo bibliográfico del convento de San Carlino alle Quattro Fontane de Roma, obra del arquitecto barroco Francesco de Borromini

Llevar la cordura al fabuloso fondo bibliográfico acumulado desde el siglo XVII por los trinitarios descalzos de España en Roma ha sido una historia de pasión, de soledad, de satisfacción y hasta de rabia. Juan María Montijano llegó a San Carlino alle Quattro Fontane por casualidad. En el curso 1992/1993, siendo becario de la Academia de España en Roma, se restauró El libro della fabbrica, un documento que abordaba la construcción en 1634 del convento de la orden trinitaria descalza bajo la dirección de Francesco Borromini, entonces un arquitecto desconocido que con el tiempo llegaría a ser uno de los más significativos del barroco italiano. 

 

Aquel libro prendió la mecha que después ha ardido cerca de 20 años y, junto a un arquitecto de Sevilla, pidió a los monjes que le permitiran investigar la obra. Sin embargo, eran muchos e importantes los catedráticos italianos que también querían ser los primeros en trabajar con El libro della fabbrica. Hacía falta agudizar el ingenio y Montijano se sacó un as de la manga: a cambio sistematizaría y catalogaría toda la biblioteca.

 

Tres años después, en 1996 había escrito un libro sobre el convento y comenzaba a pagar su parte del trato verbal.  Lo primero que hizo fue desinsectar los libros y guardarlos en cajas. Él solo llenó 1.000 cajas con cerca de 40.000 ejemplares en el ático de San Carlino. Era necesario vaciar la biblioteca, que llevaba cerrada desde principios del siglo XX, para restaurarla.

 

 El edificio y los libros, como víctimas colaterales, habían sufrido las consecuencias de unas penosas obras realizadas en el siglo XIX para albergar la donación de cerca de 30.000 libros, documentos y objetos artísticos, realizada por el obispo José de Benavides, un antequerano poderoso en la Roma del momento por la amistad personal que mantenía con el Papa León XIII. "Los frailes, para acomodar los libros, hicieron una obra pésima que provocó griegas en los muros y goteras" y a la postre provocó la clausura de la biblioteca.

 

 Por eso, cuando él entró allí llevaba casi un siglo cerrada.  Una vez concluidas las obras de restauración las 1.000 cajas de libros volvieron a la biblioteca  y comenzó la labor de catalogación. Todavía había avanzado poco en este trabajo cuando el  Ufficio Italiano dei Cambi (integrado en el Banco de Italia) que había sufragado la restauración del edificio urgía un acto de inauguración. Hacía falta cinta para cortar y fotografías para la historia. Montijano se vio obligado a devolver los libros a las estanterías de las que los volvió a bajar una vez cumplido el ritual para retomar la catalogación. Durante años ha separado los ejemplares duplicados para seleccionar los mejor conservados y ha catalogado y sistematizado todo el fondo bibliográfico y archivístico, que, además, ha sido dividido.

 

Ahora el ático de San Carlino, recuperada su arquitectura primitiva, alberga 16.000 ejemplares de la biblioteca borrominiana original.  Estos libros proceden tanto de las donaciones como de los ejemplares que a lo largo de la historia han ido llevando los seminaristas. La mayoría de los libros son anteriores a 1800 y de ellos 70 son incunables. Juan María Montijano destaca "algunas verdaderas joyas" como dos primeras ediciones de El Quijote realizadas en España y los Países Bajos, literatura en catalán y euskera, en incluso un diccionario visual de español y malgache (lengua original de Madagascar). Esta biblioteca, sin llegar a ser tan importante como la vaticana o la de los jesuitas, que guardan cientos de miles de libros, tiene el interés añadido de que "a pesar de las dos grandes desamortizaciones eclesiásticas, los frailes, los libros y la documentación no se han movido", subraya el profesor de la Universidad de Málaga en alusión a que los ejemplares se encontraban tal y como los había dejado su último lector: "Me he encontrado dentro de los libros recetas antiguas, cartas y cientos de anotaciones en los márgenes". 

 

El resto del fondo bibliográfico que no ha tenido cabida en la biblioteca borrominiana se ha distribuido en otras tres bibliotecas que Juan María Montijano ha creado en espacios libres del convento en los que ha colocado los volúmenes de los siglos XIX y XX y los ejemplares repetidos.

 

Acometer esta aventura ha tenido mucha inversión personal para su promotor que añora, por ejemplo, no haber podido pasar en 15 años ni una sola navidad con su madre porque gran parte del trabajo se ha realizado sin apoyo ni ayudas. El proyecto contó durante los tres primeros años con fondos del Ministerio de Asuntos Exteriores, pero durante más de una década Juan María Montijano ha destinado sus vacaciones de verano, navidad y semana santa para encerrarse en San Carlino a catalogar libros, costeándose él todos los gastos. Era el precio de su trato con los frailes.

 

Ese fue el panorama hasta 2004.  "José Ángel Narváez acababa de llegar al Vicerrectorado de Investigación y confió en el proyecto. Me dio apoyo económico, a través de becas, y también apoyo moral". Además, ese año consiguió un proyecto del plan nacional de I+D+I que se renovó en 2009 y que le ha permitido mantener hasta el año pasado un programa de estancias de becarios de investigación y alumnos del último curso. Esto ha hecho posible, además, poner en marcha un programa de becas para que los estudiantes de todas las titulaciones de humanidades puedan realizar prácticas tanto en San Carlino como en la Real Academia de España en Roma. Esta última institución, además, ha proporcionado alojamiento a los becarios de la Universidad de Málaga durante sus prácticas en la biblioteca borrominiana.

 

Los fondos de la biblioteca borrominiana se podrán consultar, previa solicitud, a partir de julio de 2013. 

El trabajo está casi hecho pero no está terminado. Falta crear el archivo y catalogar alrededor de 3.000 misceláneas (encuadernaciones de varios libros en un único volumen).

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios