INVESTIGAR EN HUELVA

Realizan un diagnóstico de las balsas de fosfoyesos previo a la rehabilitación

  • El catedrático de Física Aplicada de Huelva Juan Pedro Bolívar dirige este proyecto para buscar una salida a la acumulación de estos residuos contaminantes procedentes de la fabricación de fertilizantes · Las balsas ocupan una superficie similar a la del casco urbano onubense.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha organizado unas jornadas, junto a la Universidad de Huelva (UHU), en las que se ha debatido el control de la radiactividad ambiental. La iniciativa, que tiene carácter bianual, se ha celebrado en una ciudad que vive una polémica muy vinculada a este tema de la radiactividad ambiental.

El catedrático de Física Aplicada de Huelva, Juan Pedro Bolívar, ha sido el presidente del comité organizador de un encuentro que también ha servido para para conocer una investigación que dirige el propio Bolívar con científicos de la Onubense y de la Universidad de Cádiz. Se trata de un proyecto de excelencia de la Junta de Andalucía que tiene como objetivo el diagnóstico ambiental y la restauración de las balsas de fosfoyesos. Para los onubenses el término balsas de fosfoyesos es tremendamente familiar.

El entorno de la ciudad cuenta con un paraje, de un tamaño casi idéntico al del casco urbano, compuesto por fosfoyesos. Se trata de un desecho industrial de la fabricación de fertilizantes. Al estudio de su posible contaminación ambiental hay que añadir una innegable contaminación paisajística que rompe el sentido y el entorno de la desembocadura de río Tinto. El estudio de la Universidad de Huelva está dirigido no obstante al aspecto medioambiental en el que destacan las posibles emisiones radiactivas que tanta polémica han causado por la proximidad en la que se encuentran algunos barrios a estas balsas.

Para septiembre del próximo año, los investigadores de la UHU estarán en condiciones de hacer públicas todas sus conclusiones. Las balsas están compuestas por fosfoyesos en el 95% de su contenido. Esto quiere decir que se trata de sulfato cálcico (tiza) que es inerte aunque cuenta con un cierto grado de acidez residual provocada por las impurezas. El resto incluye otros ingredientes como cenizas de pirita y algunos metales pesados. Los fosfoyesos son el residuo de la fabricación de fertilizantes.

Juan Pedro Bolívar incidió en el hecho de que la mayor preocupación medioambiental se dirige a la influencia de las balsas sobre la ría de Huelva de la que tan cerca están, aunque “se trata de un problema medioambiental y no sanitario”. Esto sucede por el hecho de que las emisiones contaminantes se propagan desde las balsas, por el medio acuático, y alcanzan el agua del estuario onubense.

Lo que de manera extendida sí se ha divulgado en la población onubense es el temor a que esa inmensa extensión de fosfoyesos -120 millones de metros cúbicos- sea una fuente de emanación de radiactividad a la capital. Juan Pedro Bolívar apuntó a que “el tema de la posible radiactividad es solo una parte del diagnóstico medioambiental que se va a realizar”. Ese es el primer paso para abordar la restauración de toda esta enorme área.

Por lo que respecta a esas posibles emisiones radiactivas, el catedrático de la Onubense adelantó que es cierto que en la superficie de las balsas hay unos porcentajes más elevados que en el casco urbano, aunque los empleados que allí trabajan “no están expuestos en ningún caso a niveles que no sean aceptables”. Otras de las características es que esa radiactividad no se propaga por la atmósfera y que desaparecería ante la opción de que la superficie de fosfoyesos se someta a un cubrimiento por una capa de tierra de una cierta anchura. Será sin embargo, en la última parte del próximo año, cuando se puedan tener los resultados definitivos del estudio y se tome la decisión definitiva sobre este desafío medioambiental que Huelva tiene a sus puertas.  

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios