INVESTIGAR EN SEVILLA

Los álamos blancos del Guadiamar resisten la contaminación

  • Una investigación del CSIC y la Universidad de Sevilla demuestra que los metales pesados llegan hasta las semillas, pero no interfieren en la reproducción de los ejemplares ni en su vigor.

Vista actual del cauce del río Guadiamar, en una imagen del portal www.andalucia.org.

La contaminación atmosférica y del suelo son factores importantes que contribuyen a la disminución de los bosques. Las plantas adultas, como los árboles, deben adaptarse no sólo a sobrevivir en condiciones adversas sino también deben ser capaces de producir semillas viables. La fase de germinación de las semillas es un momento fundamental en el desarrollo de las plantas siendo este instante especialmente sensible frente a los metales pesados.

El término metal pesado se refiere a cualquier elemento químico metálico cuya densidad relativa sea alta, aunque no tiene por qué ser siempre perjudicial, ya que hay determinados metales pesados que son fundamentales, en bajas concentraciones, de modo que su ausencia causa enfermedades y su exceso intoxicaciones.

Las altas concentraciones de metales no esenciales en semillas pueden tener efectos tóxicos, de modo que las plantas disponen de mecanismos para evitarlos o al menos reducirlos. Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), bajo la dirección de Paula Madejón, en colaboración con los expertos del Centro Nacional de Aceleradores (CNA), entidad constituida por la Universidad de Sevilla, la Junta de Andalucía y el CSIC, han estudiado el caso del álamo blanco (Populus alba) y específicamente ejemplares de las riberas del Guadiamar, en la zona contaminada por la rotura de la balsa minera de Aznalcóllar. Sus semillas se han comparado con las de otros individuos procedentes de zonas libres de contaminación. Durante el estudio se observó que el cinc y el cadmio no solo están presentes en las hojas y ramas de los álamos blancos, sino también en las semillas. Es decir, estos árboles carecen de barreras efectivas para evitar la entrada de metales en sus órganos reproductivos. Sin embargo, el hallazgo más significativo reside en que estos metales no perjudicaron la germinación de las semillas ni el desarrollo posterior de las plántulas. A raíz de este trabajo se ha podido llegar a la conclusión que el álamo blanco es una especie tolerante a suelos contaminados con metales pesados. 

La investigación se ha realizado aplicando una técnica denominada micropixe, prueba analítica basada en el uso de aceleradores de partículas que permite obtener concentraciones de elementos químicos estudiando los Rayos X que emiten dichos elementos.

Durante el estudio se han planteado cuatro grandes cuestiones: aclarar si las semillas contaminadas tardan en germinar o lo hacen en menor medida, comprobar el vigor y crecimiento de las plántulas de origen contaminado, analizar la distribución de los elementos pesados en las semillas y si se acumulan en los frutos y semillas de los álamos que crecen en suelos contaminados. Todas las respuestas indican que no existe ningún desequililbrio en los nutrientes de las semillas procedentes de las zonas contaminadas.

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