INVESTIGAR EN ALMERÍA

El deporte nos hace más inteligentes

  • Un estudio de la universidad almeriense demuestra que la actividad física mejora el rendimiento cognitivo en los sujetos estudiados.

El profesor Juan Manuel Cimadevilla, responsable del grupo de investigación Neuropsicología Experimental y Aplicada.

El profesor Juan Manuel Cimadevilla, responsable del grupo de investigación Neuropsicología Experimental y Aplicada.

 El profesor Juan Manuel Cimadevilla, responsable del grupo de investigación Neuropsicología Experimental y Aplicada.

Últimos estudios han llegado al razonamiento de que el ejercicio físico puede ser responsable de la expresión de un gen que inunda las células con BDNF (factor neurotrópico derivado del cerebro), una proteína que se cree que ayuda con la agudeza mental, aprendizaje y memoria. Aun así, son muchas la teorías que se han generado en torno al Mens sana in corpore sano que relacionan el deporte y el proceso cognitivo y las capacidades que relacionan a la actividad corporal y mental, pero son pocas que han podido demostrar esta unión histórica. Una de ellas se está formulando en la Universidad de Almería y tiene como exponente al profesor José Manuel Cimadevilla Redondo, responsable del grupo de investigación Neuropsicología Experimental y Aplicada.

Su trabajo de campo ha tenido como protagonistas a hombres mayores de entre 55 y 74 años. El aporte deportivo diario que ha girado en torno a estas personas ha supuesto la realización de ejercicio durante tres horas a la semana. Según los cálculos alcanzados en sus estudio previos, esta forma de vida mejora el rendimiento cognitivo en diez años. “Las personas de entre 65 y 74 años que realizaban deporte de manera más o menos habitual, presentaban un rendimiento cognitivo característico de las personas 10 años más jóvenes (grupo 55-64)”, manifiesta el investigador de la universidad almeriense.

Un estudio de similares características fue realizado en la primera década del nuevo siglo, aunque con resultados un tanto diversos y en ciertos momentos inespecíficos, pero sin duda sirvieron de guía por su gran aproximación. El objetivo de estudio fueron algo más del millón de personas suecas nacidas entre 1950 y 1976 alistados al servicio militar. Los datos mostraron, en términos generales, que aquellos que tenían una mejor forma física puntuaron más alto en los testos de inteligencia que se realizaron, teniendo como principal exponente el pensamiento lógico y la comprensión verbal. Y no solo eso, según los realizadores de este estudio, realizar actividad física entre los 15 y 18 años mejoraba las habilidades cognitivas en años posteriores.

El estudio del profesor de la Universidad de Almería se ha realizado con hombres, pero señala que los resultados con mujeres serán probablemente similares. “Hemos comparado dos grupos de varones con iguales características”, explica el investigador de la UAL, “y los resultados han sido claros; creo que cuando se repita el estudio con mujeres también se verá cómo el deporte mejora la capacidad cognitiva”. Según el investigador, la típica receta de los médicos de familia a las personas mayores, (“Camine usted dos o tres kilómetros al día”), es un acierto: "andar mejora nuestro estado físico y también nuestro cerebro”.

El estudio da por sentado que además del deporte hay otras actividades que benefician la salud de nuestro cerebro, “que es otro órgano más de nuestro cuerpo al que hay que cuidar y mimar a lo largo de la vida”, advierte el investigador de la UAL. Leer, estudiar, interesarse por los idiomas y, en definitiva, “todo aquello que suponga aprender será de gran ayuda para fortalecerlo”. Se trata, afirma este especialista en Neuropsicología “de tener una ‘buena’ reserva cognitiva”. "Hacemos actividades que explican por qué un sujeto se recupera mejor de una lesión cerebral, o antes, frente a otro, actividades como nuestra capacidad de socializarnos, aprender un idioma o leer”.

Este grupo de investigación está centrado en la experimentación y también en la aplicación. En este sentido, destaca el trabajo realizado para el desarrollo de una serie de tests que evalúan la capacidad de orientación espacial de las personas. “Al medir la memoria espacial, cómo se orienta el sujeto, estamos viendo como funcional el lóbulo temporal medial que es el mismo que utilizamos para recordar”.

Las utilidades son muchas. Este grupo de investigación ya descubrió que las personas enfermas de fibromialgia sufren ciertas alteraciones en la memoria espacial, algo totalmente desconocido hasta entonces. El mayor reto será desarrollar herramientas, que de un modo sencillo, permitan predecir los riesgos de padecer deterioro cognitivo. Esto haría posible la implementación de estrategias de intervención para paliar en la medida de lo posible los problemas venideros.

Por el momento están ajustando los test para extender su uso por parte de profesionales de la Psicología. “La aplicación es muy importante”, añade el investigador. “Nosotros trabajamos para contribuir a la mejora de la sociedad, concluye Cimadevilla.

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