INVESTIGAR EN GRANADA

Los desechos del olivar, fuente de energía

  • Un grupo de científicos liderados por Agustín Pérez-Cadenas aprovecha los residuos del sector oleícola para, mediante un proceso electrocatalítico, transformar el CO2 en hidrocarburos.

Agustín Pérez-Cadenas con uno de los equipos utilizados durante el proyecto. 

¿Cómo se podrían obtener hidrocarburos con los desechos que ofrece la naturaleza? Esa fue la pregunta condujo a Agustín Pérez-Cadenas a investigar sobre la posibilidad de aprovechar los recursos que ofrece el medio ambiente para convertirlos en combustible en el proyecto que desarrolla junto a su grupo bajo el título Transformado de desechos del olivar en materiales avanzados para la conversión electrocatalítica de CO2 en hidrocarburos.

La transformación del dióxido de carbono en hidrocarburo es posible técnicamente desde hace tiempo pero con un coste que hace inviable el producto, de ahí que esta vía no se esté explotando en la actualidad. Desde ese punto de vista, Agustín Pérez, profesor titular de Química Inorgánica de la Universidad de Granada, inició una línea de investigación centrada en materiales ricos en carbono. Entre ellos destacan los desechos de la agricultura, los residuos forestales y sobre todo los desechos del olivar como el hueso de la aceituna o los restos de poda o el alperujo (la mezcla de la pulpa, piel y hueso de la oliva). Unos materiales tan cercanos que son muy aprovechables para transformarlos en materiales de carbón y estos, adecuadamente preparados, se podrían utilizar como electrodos para transformar el CO2 de nuevo en hidrocarburos.

El dióxido de carbono no es tóxico en sí pero en altas concentraciones en la atmósfera contribuye activamente al efecto invernadero y al calentamiento global de la Tierra. Partiendo de ello, tal y como reconoce el responsable del proyecto, “hay muchas estrategias que se están intentando investigar sobre cómo se podrían reducir las concentraciones de CO2 en la atmósfera. Una de ellas es, asumiendo que aún no estamos preparados para una limitación seria de esas emisiones que pasan por dejar de consumir combustibles fósiles, intentar controlar esas emisiones de manera que seamos capaces de reconvertirlas en otras cosas”. Dentro de esa reconversión, una posible vía es la transformación de ese CO2 en hidrocarburo.

Para que el coste de producción sea atractivo es necesario abaratar los procesos, al tiempo que gana también interés si se utilizan “fuentes de energía renovables”. ¿Cómo se obtienen energías renovables a coste cero? Según Pérez-Cadenas la forma más rápida es “aprovechar los excedentes de energías renovables (eólica, solar…) que se producen en cualquiera de las plantas que actualmente hay y que se desperdician porque es muy caro almacenar esa energía. Esos excedentes son los que se podrían utilizar para llevar a cabo el proceso en sí, que sería transformar el CO2 de nuevo en hidrocarburos ligeros mediante un proceso electrocatalítico”. Para ello, el dióxido de carbono habría que disolverlo en agua y con unos electrodos se puede transformar en metano, etano o butano, unos hidrocaraburos que sí son fáciles de almacenar y no representan ningún problema medioambiental puesto que no se obtiene a partir de combustibles fósiles sino de CO2.

Uno de los ámbitos donde existen materiales ricos en carbono es, sin duda, en la industria del olivar, que proporciona grandes cantidades de materia prima a costes muy asequibles. "A veces solo es ir a recogerlos y casi le hacemos un favor a los agricultores", reconoce Agustín Pérez-Cadenas. Utilizar desechos de la olivicultura reduce el coste del proceso puesto que “realizamos un tratamiento término en atmósfera inerte para transformarlos en materiales de carbón”. Para ello se necesita impregnar los residuos con unos metales, aunque en cantidades mínimas, para que sean activos en el proceso de transformación. El equipo tiene patentadas otras alternativas como "geles de carbón que hacen ese proceso pero su coste es más caro que los residuos de la industria del olivar”. El equipo, en el que trabajan cuatro profesores y tres becarios, ha comprobado que su propuesta funciona y tiene como objetivo patentar su solución. 

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