Charo Rueda (quinta por la derecha) con investigadores de su equipo en el Centro de Investigación de Mente, Cerebro y Comportamiento.

La doctora en Psicología de la Universidad de Granada Charo Rueda lidera un proyecto que propone estudiar las bases cerebrales que subyacen bajo el desarrollo de la atención de los niños y los trastornos que registran estos procesos. La investigación, titulada Desarrollo de la atención ejecutiva, estudio de factores de riesgo y posibles efectos paliativos del entrenamiento cognitivo, la financia el Miniterio de Economía. Charo Rueda indica que “las bases cerebrales abren la puerta a una gran cantidad de datos sobre qué es la atención en términos biológicos que ayudan a entender las patologías” que aparecen en este campo. El equipo que dirige estudia el desarrollo de la atención pero también lleva a cabo programas de entrenamiento con niños de preescolar "para ver si después de estas sesiones las regiones del cerebro implicadas funcionan mejor". En definitiva, el objetivo del proyecto determinar la si la atención mejora con el entrenamiento.

En la investigación participan niños con diferentes capacidades de atención "porque no todos tenemos la misma capacidad para atender. Nos interesan especialmente los niños que tienen más dificultades, no necesariamente patologías, sino dificultades de la atención dentro de la normalidad. Queremos saber si el entrenamiento que diseñamos ayuda a estos niños a ir mejor. Medimos el efecto que el entrenamiento de la atención tiene no solo en el comportamiento sino también a nivel cerebral”, reconoce la doctora en Psicología.

La línea de investigación del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva del Desarrollo de la Universidad de Granada busca determinar los factores tanto genéticos como ambientales que influyen en la atención y la importancia de esta capacidad para el ajuste socio-emocional y el rendimiento académico. En cuanto a las técnicas que se emplean para realizar los estudios, destaca la electroencefalografía de alta densidad con la que los niños realizan una o varias tareas de ordenador mientras llevan un gorro de sensores con el que se registra la actividad de su cerebro. Esta técnica es “muy interesante porque nos indica en qué momento se activa el cerebro” y resulta especialmente valiosa con los más niños más pequeños (menos de 6 años).

En esta investigación se utilizará también la resonancia magnética funcional con niños un poco más mayores (de 8 a 10 años), para ver más directamente “qué efectos tiene en el cerebro el entrenamiento de la atención. Esta técnica da información mucho más precisa en cuanto a determinar qué estructuras del cerebro son importantes para la atención y si su funcionamiento cambia después de nuestra intervención. Hay datos que apuntan a que eso puede ser así”, señala la profesora titular del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada (UGR).

Para llevar a cabo el trabajo son imprescindibles los voluntarios. Incorporarlos a la investigación no es una tarea nada fácil. Tal y como reconoce la responsable de la investigación, “una vez que el comité de ética de la Universidad de Granada aprueba los protocolos de la investigación, presentamos el proyecto en la Delegación de Educación que nos autoriza a ir a centros educativos donde proponemos la investigación a los padres y ya son ellos los que deciden si sus hijos participan o no en el programa”.

El grupo de trabajo, ubicado en el Centro de Investigación de Mente, Cerebro y Comportamiento de la UGR (Cimcyc), está compuesto, además de Charo Rueda, por dos investigadores posdoctorales, tres predoctorales y personal de estancia. El proyecto está financiado durante un periodo de tres años por el Ministerio, y aunque recibió la calificación de excelente, ha sufrido un recorte del 40% en su presupuesto. El desafío será mantener los objetivos de la investigación a pesar del recorte.