INVESTIGAR EN GRANADA

La polución atmosférica aumenta un 18% el riesgo de bajo peso en recién nacidos

  • La científica Marieta Fernández coordina el proyecto Infancia y Medio Ambiente que estudia el impacto de la contaminación en 12 países europeos · El estudio indica que si se redujeran los agentes nocivos al nivel de referencia marcado por la Organización Mundial de la Salud se evitaría el 22% de los casos de bajo peso

La misma semana que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció que la contaminación del aire puede provocar cáncer, un estudio llevado a cabo por científicos de toda Europa concluyó que también puede ser origen del bajo peso del niño al nacer, hecho que puede influir posteriormente en su desarrollo.

Según la profesora de la Universidad de Granada y coordinadora del proyecto INMA(Infancia y Medio Ambiente) en Granada, Marieta Fernández, la exposición a unos niveles de partículas finas incluso “menor al límite estimado por la Unión Europea como saludable”, aumenta el riesgo de que los bebes tengan bajo peso al nacer, en un 18%.

“Vivimos con una contaminación de fondo que no tiene efecto inmediato pero si se produce en momentos tan claves como el embarazo sí puede manifestarse, por ejemplo, en retrasos del desarrollo como el bajo peso al nacer, en un parto prematuro o en problemas posteriores como asma, pitos o insomnios que van apareciendo en los primeros años de vida del niño”, remarca Fernández, que afirma que “si los ciudadanos variaran algunos hábitos de vida para hacer la ciudad más saludable se obtendrían unas consecuencias positivas en el desarrollo del niño”, o lo que es lo mismo “una importante proporción de bajo peso al nacer se podría evitar en Europa si la contaminación del aire urbano se redujera”.

“Si los niveles de algunos contaminantes de aire -partículas finas- se disminuyesen a 10 gramos por milímetro cúbico (el valor de referencia de la OMS como media anual de calidad del aire), se podría prevenir el 22 % de los casos de bajo peso al nacer en los partos de más de 37 semanas”, afirma la investigadora, que considera que los niveles legales de polución establecidos por la OMS están muy por encima de la realidad. “En general, la ciudadanía no piensa en la contaminación, porque no se ve ni saltan las alarmas. Sin embargo ¿qué pasa cuando vivimos expuestos a un alto nivel de contaminación cercano al límite de manera continua?, se pregunta.

La respuesta también está relacionada con el “posible desarrollo de enfermedades”, pues, aunque considera que para padecer un problema de salud hace falta que confluyan varios factores de forma simultánea, la contaminación, sin duda, puede ser uno de los que favorecen su aparición. Por eso, esta investigación apuesta de forma rotunda por la modificación de una serie costumbres que convertirían las ciudades en espacios saludables para todos.

“Hay que ser conscientes de que el medio ambiente va a repercutir sí o sí en la salud humana, por lo que debemos cuidarlo”, insiste. En este sentido, explica que Granada es una de las tres ciudades (junto con Madrid y Barcelona) más contaminadas de España. “La capital tiene la gran ventaja de tener Sierra Nevada cerca lo que también es un gran inconveniente porque hace de pantalla y no deja correr el aire, provocando mayor contaminación en la capital”. Esto, según cuenta, se podría evitar, si se redujeran las emisiones contaminantes consecuencia del tráfico, pues según indica el 75% de las partículas o el óxido de nitrógeno son causadas por el tráfico.

Por eso, Marieta Fernández considera fundamental la educación de los ciudadanos para que exijan, por un lado, políticas medioambientales eficientes, favoreciendo el uso del transporte público, la bicicleta o los traslados a pie a las administraciones, pero también tengan una conciencia real de lo que ellos mismos pueden hacer cada día para mejorar la calidad del aire, pues es su propia salud la que está en juego.

El estudio sobre los efectos nocivos de la contaminación en el desarrollo del bebé fueron publicados el pasado mes de octubre en la revista The Lancet Respiratory Medicine. Los investigadores combinaron datos de 14 estudios de cohortes en 12 países europeos (Noruega, Suecia, Dinamarca, Lituania, Inglaterra, Países Bajos, Alemania, Francia, Hungría, Italia, Grecia y España), en los que participaron más de 74.000 mujeres que tuvieron a sus bebés entre febrero de 1994 y junio de 2011.

En España participaron 2.623 madres de Sabadell (Barcelona), Asturias, Guipúzcoa, Valencia y Granada, que participan en el proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente).

La Universidad de Granada participa en este proyecto desde el año 2000. En este último estudio han participado, entre otros investigadores, Carmen Freire Warden, Rosa Ramos Díaz, Irene Adamuz Calvente, Rocío Pérez Lobato, Nicolás Olea y Marieta Fernández.

Según palabras de Marieta Fernández, desde que se inició el proyecto se ha estudiado minuciosamente a más de 668 niños de todos los puntos de la provincia desde que estaban en el vientre de sus madres hasta la actualidad. Así, cada cierto tiempo, los pequeños acuden con sus familias hasta Granada para someterse a diversas pruebas y cuestionarios y dar a conocer, entre otros factores, cual es la calidad del aire que respiran, que alimentación siguen o si enferman o no.

De esta forma se ha podido comprobar la hipótesis de esta investigación que confirma las consecuencias negativas de la contaminación que aumentan el riesgo de bajo peso y de tener una menor circunferencia media de la cabeza en los bebés, después de tener en cuenta otros factores como el tabaquismo, la edad, el peso y la educación de la madre, junto al resto de cohortes repartidas por toda Europa y que en total suman más de 74.000 participantes.

Por último, Marieta Fernández, subraya su agradecimineto a todas las familias que participan en este estudio su dedicación de forma altruista en pro de la ciencia, pues sin ellos conocer estos datos sería imposible.

 

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