INVESTIGAR EN JAÉN

Un sensor detecta si las moléculas tóxicas de los envases pasan a la leche

  • El adulterante de la leche que provocó enfermedades en 300.000 bebés en China en 2008 es un policarbonato de uso común en alimentación· Químicos de Jaén desarrollan un sistema que lo detecta aún en concentraciones mínimas · Su uso en biberones se prohibió en 2011

La toxicidad del bisfenol A es conocida y está demostrada desde los años 30, lo que no es obstáculo para que todavía hoy sea de uso común en la elaboración de envases de plástico. De hecho, hasta junio de 2011 no se prohibió en la Unión Europea la comercialización y fabricación de biberones con este policarbonato. El día que la Comisión Europea adoptó esta medida, en noviembre de 2010, el comisario de Salud y Consumo, John Dalli, subrayó la existencia de estudios que “demuestran que el bisfenol A puede tener efectos para el desarrollo del niño, la respuesta de su sistema inmunológico y el fomento de la aparición de tumores”. 

Esta sustancia produce alteraciones hormonales, cardiovasculares y reproductivas en caso de exposición a concentraciones importantes. En general la transferencia de esta molécula desde el plástico de los envases a los alimentos es escasa. “El riesgo es mínimo, pero en mi casa, por si acaso, prefiero sacar los alimentos del tupper antes de calentarlos en el microondas”, apunta el químico de la Universidad de Jaén Antonio Ruiz.

El bisfenol A también ha tenido un significativo uso ilegal. En 2008 murieron en China seis bebés y otros 300.000 resultaron afectados tras ingerir leche adulterada con esta sustancia que había sido utilizada para simular niveles elevados de proteínas. Aquel asunto condujo a 22 personas al banquillo y los responsables de la empresa láctea fueron condenados a muerte.

Aquellos sucesos provocaron que Antonio Ruiz y sus colegas Lucía Molina y María Luisa Fernández de Córdoba del Departamento de Química Física y Analítica de la Universidad de Jaén iniciaran una investigación orientada a detectar la presencia del bisfenol A en la leche. “Comprobamos que no había análisis específicos para analizar estos compuestos en la leche”. Este fue el origen de un sensor que permite detectar esta molécula en concentraciones de hasta 0,19 microgramos por kilo, cuando el límite de toxicidad establecido por las autoridades sanitarias es de 0,6 miligramos por kilogramo. Es decir, el sistema desarrollado en Jaén es tan preciso que detecta la existencia del Bisfenol A en concentraciones hasta 3.000 veces más pequeñas que las previstas por la legislación comunitaria.

La innovación del método elaborado por la Universidad de Jaén y publicado en la revista científica Talanta reside en que aprovecha las cualidades fluorescentes del bisfenol A gracias a que han logrado retenerlo sobre una resina para concentrarlo. Además, el sistema es automático. Utiliza válvulas y un software que toma las muestras de forma mecánica y las transporta al lugar de análisis.

El equipo realizó posteriorente un estudio de mercado con diferentes tipos de leche que están a la venta en los supermercados de Jaén. La primera conclusión alcanzada es que la leche que se comercializa contiene bisfenol A si bien en concentraciones muy inferiores a los límites impuestos por la Unión Europea. El segundo aspecto que se ha constatado es que la transmisión de la molécula es más probable cuando el envase contiene líquidos.

El uso industrial de este policarabonato se ha mantenido históricamente a pesar de las evidencias que existen de sus efectos en la salud humana a partir de determinados niveles de exposición."Es una resina barata que presenta buenas propiedades. Aunque existen alternativas, está tan implantada que un cambio de filosofía en la industria costará", sugiere Antonio Ruiz.

 

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