La regata Sevilla-Betis en su modalidad femenina no tuvo color. Bueno, tuvo dos colores, el rojiblanco del bote sevillista, cuyo ocho más timonel sumó en la aguas del Guadalquivir su decimoquinta victoria en 28 ediciones disputadas después de completar una prueba que dominó desde el primer kilómetro hasta el sexto.

Lo hizo además en la primera edición en la que las mujeres competían en la distancia de 6,2 kilómetros, la misma sobre la que bogan los hombres, ofreciendo un espectáculo de enorme poderío. Hasta 17 segundos separó en la línea de meta el bote sevillista al bético, que poco pudo hacer más que aguantar apenas un kilómetros de regata.

El ocho pesado sevillista se impuso sin contestación alguna. La palada fue siempre más vigorosa y más frecuente que la del Betis, que se conformó con divisar a sus adversarias en el corto recorrido que transcurrió desde la salida junto a San Jerónimo hasta el puente de la Barqueta. En esta ocasión, ni la curva de Chapina resultó un factor decisivo ni se vivieron instantes de una desbordada emoción. La historia no tuvo más que la boga de un bote, el sevillista, que iba avanzando metros a placer sin la presión del rival.

A la altura del puente de la Barqueta el ocho sevillista, que comenzó con una táctica ofensiva, aventajaba en más de un bote al Betis, ventaja que no hizo más que incrementarse puente tras puente, kilómetro tras kilómetro.

De ahí hasta la meta del Muelle de las Delicias no hubo sorpresas que reseñar y el barco sevillista conquistó su decimoquinto trofeo de ganador, aumentado en dos triunfos en el histórico al bote verdiblanco.En la regata de veteranos fue el Betis el que se impuso al Sevilla, logrando su decimosexto triunfo en 22 ediciones disputadas. En cuanto a la regata de aspirantes -la antigua juvenil-, el bote bético logró se alzó con la decimoséptima victoria en otras 32 disputadas.