A las 21:00, con media hora de retraso, los nazarenos de la Misericordia comenzaron a salir del interior de la iglesia del Carmen. El Chiquito emprendió camino por una abarrotada calle Ancha del Carmen seguido por cientos de promesas tras recibir las primeras saetas. Le siguieron los nazarenos de la Virgen. Eran las 21:35. Nuestra Señora del Gran Poder ya había salido de la Casa Hermandad y aparecía en la plaza de la Misericordia.

La cofradía perchelera estaba en la calle. Pero pasó lo que nadie quería. Unas inoportunas gotas, casi imperceptibles, y las noticias de lluvia que llegaban desde varios puntos de la ciudad provocaron que la cofradía decidiera no seguir adelante.

La Virgen del Gran Poder permaneció en la plaza y sus nazarenos regresaron al interior de la iglesia del Carmen, pero El Chiquito, que ya se encontraba en mitad de Ancha del Carmen, prosiguió su camino por la calle perchelera para regresar por calle Cuarteles.

La sección del Cristo permaneció perfectamente ordenada, con los nazarenos manteniendo la compostura y los sones de la Banda de Bomberos abriendo camino. Mientras la Virgen del Gran Poder esperaba en las inmediaciones del Carmen, el Cristo de la Misericordia prosiguió su particular camino hasta enfilar Cuarteles.

Escoltado por los gastadores y el piquete de honor de la Aviación y por la Banda Municipal Cruz de Humilladero, fue avanzando con los sones de marchas tan conocidas como A ti, Manué o La saeta. Un transcurrir que finalizó en la plaza de la Misericordia, donde esperaba Nuestra Señora del Gran Poder y donde pudo celebrarse el encierro en torno a las 23:30.

Fue el broche de todos los años, pero con una cuatro horas de antelación y sin el deleite de haber podido procesionar ante el pueblo de Málaga. Y todo por unas inoportunas gotas que impidieron que Misericordia se asomara más allá de El Perchel.