Sevilla

La asesina confesa de la heladería se enfrenta a ocho y 20 años de cárcel

  • El fiscal aprecia dos circunstancias atenuantes por la confesión del crimen y su embriaguez.

La acusada del crimen de la heladería de la Macarena.

La acusada del crimen de la heladería de la Macarena. / EFE

María del Carmen Quero Bernal, la asesina confesa del jubilado Manuel Martín Ojeda, cuyo cadáver fue hallado el 9 de enero en el interior de un congelador de la heladería Otoño de la Macarena, se enfrenta a una petición que oscila entre los ocho años y medio de prisión que reclama la Fiscalía y los 20 años que solicita la familia de la víctima. La diferencia entre las calificaciones presentadas por la Fiscalía de Sevilla y los familiares del fallecido derivan de la calificación de homicidio planteada por el Ministerio Público, que además aprecia dos circunstancias atenuantes en la conducta de la acusada: la de confesión, por haber acudido a la Comisaría de Dos Hermanas inculpándose del asesinato, y la de hallarse bajo la influencia de las bebidas alcohólicas.

La acusación particular que ejerce la familia considera, en cambio, que los hechos constituyen un delito de asesinato, en el que no aprecia ninguna circunstancia atenuante, por lo que eleva a 20 años la petición de condena para María del Carmen Quero Bernal. Los abogados José Manuel Portillo y Mariano de Alba, que representan a la familia, consideran que la confesión de la encausada en la comisaría fue "totalmente falsa, equívoca y tendenciosa", además de "interesada y alejada de la realidad", por cuanto ofreció una versión exculpatoria de los hechos en la que "ocultó intencionadamente hechos relevantes y añadió otros diferentes, ofreciendo en suma una versión irreal que demuestra su intención de eludir su responsabilidad". Y añaden que confesó cuando ya no tenía posibilidad de ocultar el crimen.

En cuanto al relato de hechos, tanto el fiscal como la acusación coincidente básicamente en que la acusada y la víctima se encontraron sobre las 20:30 horas del 8 de enero en el bar Mi negro y yo, ubicado en la calle Doctor Jaime Marcos de Sevilla. La acusada, que conocía "al menos de vista" a Manuel, le pidió que la invitara a una consumición alcohólica.

El jubilado se hallaba con unos conocidos y, tras terminar su bebida, se dirigió a la salida del bar, momento en el que fue abordado por María del Carmen, quien según recogen los escritos de calificación provisional de las acusaciones, le dijo: "apúrate que nos vamos a follar".

A continuación, ambos abandonaron juntos el local y se dirigieron hasta la heladería Otoño, propiedad de la imputada, donde ambos se introdujeron y permanecieron juntos toda la noche, en el transcurso de la cual la acusada -según precisa el fiscal- estuvo consumiendo varias bebidas alcohólicas, seguramente whisky. Sobre las siete de la mañana del día siguiente, el sábado 9 de enero, se inició una discusión entre ambos "por motivos no exactamente acreditados", y fue entonces cuando la acusada golpeó "violentamente" al jubilado con una figura de Buda o similar. Manuel cayó al suelo y María del Carmen se colocó encima de él, presionando con sus rodillas la zona costal, provocándole la fractura de varias costillas. Seguidamente, cogió un cable tipo alargadera o similar que le puso en el cuello y lo asfixió.

La acusada colocó el cadáver de Manuel dentro de un congelador vertical de la heladería, y lo envolvió con plásticos y bolsas de basura, tirando a un contenedor cercano los efectos personales del fallecido. La Policía recuperó del contenidos la figura de Buda, una botella de vino y otros enseres arrojados por la imputada. Después limpió el local con una fregona.

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