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Festival de Cine Sevilla

Joven, rápido y fuera de control

  • La valoración de los críticos de la 11ª edición del SEFF.

Por una vez el Jurado Asecan (que ha premiado La Sapienza) estuvo a la altura de una Sección Oficial descompensada (con Costa, Resnais y Green en una cúspide inalcanzable para el resto) de la que su Jurado Oficial apenas ha atisbado a ver la valía de The kindergarten teacher, único acierto entre Turist, Le meraviglie y Mr. Turner, los títulos que se reparten los premios gordos y el dinero para distribución (ya previamente garantizada) de los giraldillos.

La ausencia de cualquiera de esos tres nombres en el palmarés sólo empequeñece a un Jurado que, por otro lado, parece diseñado, como el resto, para premiar lo que se ha premiado, equilibrando para el consenso ese cine joven a la moda con el prestigio de los viejos autores sancionados que ruedan ya con piloto automático para el público de versión original.

En una programación en la que se dejan sentir dos sensibilidades, la de un caducado espíritu punk, y la que avala una cierta indolencia formal alimentada por la crisis y los circuitos alternativos, este SEFF se ha convertido también e inopinadamente en el mejor escaparate mundial para el nuevo cine gallego y asturiano. Parece que Las Nuevas Olas y las Resistencias vienen siempre con los mismos vientos tibios del Norte, y los premios a Las altas presiones,Equí y n'otru tiempu y Remine así lo confirman tras los de Arraianos y Costa da morte.

Pero resistir o nadar a contracorriente es, hoy más que nunca, otra cosa. Y los festivales no son nada, o sólo paja (paja cara), si no establecen un diálogo fructífero con el pasado -más allá de programar cuatro películas por el hecho de que han sido restauradas-; pero para eso hay que asumir que la tarea de descubrir cine y darlo a ver está casi siempre orientada a lo que fue, no a lo que es o será.

Se trata, por supuesto, de una cuestión de modelos de festival, y el SEFF cada año demuestra que incluso uno de estas características -panorámicas y plurales- se deja demasiadas cosas buenas y diferentes en el tintero de la actualidad, de Godard a Olmi, por citar tan sólo dos dolorosas ausencias en el recuperado Nervión Plaza. Así, en su afán por contentar a todos, incluso a los cinéfilos exigentes, tal vez no contente a nadie del todo. Programar siempre es apostar, y este SEFF podría apostar más alto, más allá de las tendencias y las inercias de temporada, y ser él quien las marque. Apostar siempre es arriesgar, y el que no arriesga nunca pierde.

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