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Con la ilusión por bandera

  • El Cádiz busca agradar ante el Rayo sin descartar el pase a la final que le permita luchar por revalidar el éxito

El Cádiz, medio mes después de echar a andar y a medio mes también de empezar a correr con el cuchillo entre los dientes hacia la Segunda División A, afrontará desde hoy la disputa de un LVIII Trofeo Ramón de Carranza en el que ya debe verse un serio boceto del nuevo equipo liderado por Alberto Monteagudo desde el banquillo. El primer examen, en el contexto de la segunda semifinal del tradicional cuadrangular, enfrentará a los amarillos con el Rayo Vallecano a partir de las diez de la noche.

Será el segundo partido que la escuadra cadista dispute en el Carranza en lo que se lleva de la pretemporada, tras el duelo ante el Conil saldado con empate a un gol, y el tercero en lo que se lleva de camino si se tiene en cuenta la posterior visita al San Roque, un encuentro que acabó 1-5 y con una última media hora de expulsiones en el bando local que dejó la prueba sin mucho valor para extraer conclusiones.

Se gane o se pierda, el rival en la consolación o en la pelea por el título saldrá de la otra semifinal que enfrenta a Osasuna y Nacional de Madeira desde las siete de la tarde.

La sensación que ha quedado tras las primeras actuaciones es que el equipo de Alberto Monteagudo tiene buenas armas en ataque y cojea un poco, incluso mucho, en lo que a conceptos defensivos se refiere. El nuevo Cádiz ha sido confeccionado para jugar al fútbol de toque, presionar arriba y crear muchas ocasiones para tratar de extraer algún que otro gol. El estilo preferido del entrenador manchego es el 1-4-1-4-1, con un pivote por delante de la defensa y un hombre en punta al que no paren de llegarle balones a diestro y siniestro. Y, claro, a estas alturas, y aunque duela pensarlo por el calor que hace, si te cubres los pies con una manta, la cabeza queda desguarnecida. Y viceversa.

Falta chispa, velocidad, hacer del equipo un bloque... Falta también, según dejó claro ayer Alberto Monteagudo, un pivote con veteranía que sirva de enlace en todos los sentidos. Y nada mejor que tener enfrente a un conjunto de Primera División como es el Rayo para pulir imperfecciones lógicas de estas alturas de la pretemporada.

Para el que acabe de incorporarse al cadismo después de un saludable periodo de desintoxicación, no está de más recordar que de la temporada pasada tan solo quedan en la plantilla Aulestia, Dieguito y Moke. El resto de hombres que defenderán la camiseta centenaria el presente curso son nuevos, aunque uno de ellos es de sobra conocido en la Tacita de Plata. Se trata del gaditano Pablo Sánchez, canterano del Cádiz que ha guardado la maleta en su casa para liderar un proyecto que anda en manos de una sociedad inversora de la que únicamente se sabe que tiene capital británico, suizo y monegasco.

Alberto Monteagudo es el entrenador, Alessandro Gaucci el director deportivo y Florentino Manzano será el relevo de Juan José Pina en la presidencia.

Han renovado la plantilla un portero y un buen número de jugadores que no pueden tocar la pelota con las manos. Bernabé, tras su paso por el Salamanca, será la competencia de Aulestia. En defensa han recalado Sipo (Badajoz), Francis (Balona), Garrido (Lugo), Domingo (Badajoz), Garretas (Zamora) y Aitor Núñez (Rayo Vallecano B), continuando del curso pasado Moke, a quien Monteagudo parece ver más de central que de medio centro, y dando el salto al primer equipo el lateral izquierdo juvenil Tomás, que ha firmado un contrato para las próximas cinco temporadas tras ganarse en principio la confianza del entrenador manchego.

En el centro del campo, junto a Dieguito, estarán Indiano (Alavés), Vergara (Arandina), Fall (Badajoz), Viyuela (Badajoz), Nico Varela (Murcia), Villar (Recreativo) y Sergio Ortiz (La Roda).

Y como hombres más adelantados, al margen del ya reseñado Pablo Sánchez, se ha contratado a Adrián Gallardo, que también regresa a su casa tras marcar más de treinta goles la pasada campaña en las filas del Atlético Sanluqueño, y Belencoso, un artillero de área de sobra conocido en estas tierras por su paso por la Balona y por su equipo de procedencia, un Lugo que fue verdugo de los amarillos en la eliminatoria decisiva de la última fase de ascenso.

También habrá que estar muy atentos a Guayre, que está a prueba y pondrá en juego estos dos días su posible incorporación a la plantilla. Su calidad es incuestionable. Y los ojos de Alberto Monteagudo estarán pendientes tanto del nivel físico que vaya a ofrecer como de su compromiso en el campo.

El objetivo, con la ilusión por bandera, es crecer, evolucionar de cara al inicio liguero. Pero la escuadra de Monteagudo también tendrá en mente revalidar el título del pasado verano, cuando Jose González y sus pupilos dejaron en la cuneta nada más y nada menos que al Udinese y al Málaga para levantar un Trofeo Carranza que este año pesará un poco menos.

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