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Antonio González Merchante

El Rocío es más que Roma

  • Antropólogo del fandango de Huelva, biógrafo de Paco Toronjo, aprendiz de periodista en Bruselas, El Rociero hace machadiano camino al cantar.

MUCHO antes de que la hermandad de Bruselas hiciera el camino más largo hasta la aldea del Rocío, este rociero ya puso una pica en Flandes. Antonio González Merchante (Bollullos Par del Condado, 1947) fue "aprendiz de periodista" en la delegación de la agencia Efe en Bruselas, donde en 1967 grabó su primer disco. "Yo cogí el teletipo en el que El Cordobés anunciaba desde Villalobillos su retirada".

En el día más rociero del año, el epíteto se lo ganó a pulso. Grabó cuarenta discos en Los Rocieros, grupo que formó con su paisano Santiago Martín, y diez en solitario como Antonio González El Rociero, sobrenombre que compite con el que le dio celebridad, El Raya. "En España sólo nos peinábamos con la raya enmedio Alfonso XIII y yo. Era mi carné de identidad. Me conocían todos los taxistas de Madrid".

Cualquier escritor del realismo mágico habría dado parte de su éxito por escribir Sueña la margarita con ser romero. "Esas sevillanas las escribió Antonio Rodríguez Ferrero, el dueño de El Semáforo, ese templo de las sevillanas rocieras que estaba donde ahora está Robles Aljarafe".

Tiene el premio de la Cátedra de Flamencología de Jerez, el premio a la mejor publicación del festival del Cante de las Minas por su biografía de Paco Toronjo, La vida de un genio, y Julio Caro Baroja habló de "archivo étnico del Andévalo" cuando conoció su antología de los Fandangos de Huelva. "El fandango lleva catorce años fuera de la Bienal de Flamenco, maltratado por los comisarios flamencos. Recuerdo un titular de la Bienal de 2000: 'El fandango pudo con Canales'. Amenacé con encerrarme en el Parlamento de Andalucía si lo sacaban de la programación".

Entró por primera vez a Sevilla con siete años. "Vine con mi abuela Concepción a un corral de vecinos de la calle Lanza". Rocío es el nombre de una de sus hijas -la hermana de Teresa- y a la aldea empezó a ir en años muy mozos. "He ido en burro a reuniones de amigos". Paisano del vicepresidente de la Junta, no le duelen prendas en señalar los méritos de Diego Valderas. "Un tío que acarrea butano y termina de presidente del Parlamento y vicepresidente del Gobierno Andaluz tiene más mérito que uno que se tire toda su vida estudiando y resulta que es un bodoque. Diego ha comido más veces que yo en casa de mi abuela".

Un acontecimiento deportivo va a reeditar su buena estrella. "Una vez le gané una comida a José María García porque compuse unas sevillanas profetizando el ascenso del Betis. Siempre que lo he hecho el equipo ha subido". Hace veinte años participó en el viaje a Burgos que se certificó con el regreso a Primera.

De la Gavidia a San Lorenzo por la calle Cardenal Spínola. Lo reconocen vecinos y admiradores. "Zoido quiere ahora abrir los restos de Colón, dice que las carabelas salieron del Guadalquivir y Huelva sigue fuera de la Bienal. Blanco y en botella. Y a Huelva no la defiende nadie, porque su alcalde, Pedro Rodríguez, está más tiempo en Sevilla".

De Bruselas regresó a Andalucía con escala en Madrid. Sus vivencias parecen una versión de La condesa descalza. "En Madrid había señoritos entre comillas y sin comillas. Todos los pisos que tenían los artistas del flamenco en Madrid era gracias a los señoritos sin comillas, los de verdad, los que repartían tacos de Isabel la Católica -billetes de mil pesetas- como si fueran cartas de la baraja. En Torres Bermejas tocaba Paco de Lucía y Camarón, no te lo pierdas, estaba detrás en el cuadro, cantando para bailar. Un día Paco Cepero habló con don Felipe, el dueño del tablao, que era de Trigueros. Camarón empezó a cantar delante y las colas llegaban hasta la puerta del Sol". El Madrid de Las Brujas, de Los Canasteros de Manolo Caracol, de las Cuevas de Nemesio, donde cantaba Toronjo.

Está en un proyecto que titula La Biblia por seguidiyas, "las mal llamadas sevillanas bíblicas". Juan de Dios Pareja-Obregón le escribió Esas Marismas Azules y Manuel Pareja-Obregón, con música de Felipe Campuzano, su controversia social: "Señorito presumío, / que la Virgen te perdone, / pero vete del Rocío". En la primera visita de Juan Pablo II a España, El Rociero le dedicó su particular Catilinaria por no pisar El Rocío. Lo tenía fácil con la Blanca Paloma, "El Rocío es más que Roma". En la siguiente visita, el Pontífice polaco rectificó.

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