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Marte: hazaña de quijotes

  • El equipo de José Juan López-Moreno en el Instituto de Astrofísica de Andalucía ha tenido que "mendigar con todas las letras" para financiar el equipo Nomad que la Agencia Espacial Europea utilizará para desvelar el inquietante misterio del metano en Marte · Los investigadores de Granada admiten que han tenido hasta que enviar las placas del instrumento a portes debidos por falta de dinero.

El equipo que lidera José Juan López-Moreno (sentado) en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, junto a un modelo de electrónica que han desarrollado para simular el Nomad a bordo del 'rover' Exomars. / ALEX CÁMARA

El orbitador dispone de cuatro instrumentos diseñados para caracterizar la atmósfera de Marte: dos son rusos y dos europeos. Uno de ellos tiene bandera española. Es el Nomad, ideado, diseñado, probado y fabricado por el equipo de José Juan López-Moreno en el Instituto de Astrofísica de Andalucía, en Granada, centro dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La gesta ha costado seis años de trabajo. El instrumento ya está listo e instalado en el satélite a la espera del lanzamiento. “Hemos sentido orgullo pero también tantísima vergüenza que nunca volveré presentar un proyecto al plan nacional de I+D, aunque ya da igual, tengo 60 años.” El astrofísico José Juan López-Moreno no oculta la derrota que consume la gran victoria de ser uno de los científicos principales de la misión Exomars. España solo ha podido cumplir su encargo “mendigando” para que los socios internacionales del proyecto le proporcionaran el dinero que el país le ha negado. Necesitaban siete millones, pero España solo les ha proporcionado 350.000 euros.

El Nomad tiene el encargo de descubrir el misterio del metano en Marte: si existe, dónde se produce y cómo desaparece. El dispositivo es esencial para conocer en detalle la atmósfera marciana. “Es cien veces más preciso que cualquiera de los que se han enviado antes”, puntualiza.

López-Moreno fue el primer español que se incorporó a la misión Exomars, el programa europeo que concluirá con el envío del rover  Exomars para explorar la superficie del planeta rojo. La segunda fase está prevista en principio para 2018, aunque el equipo científico ya da por sentado que se tendrá que aplazar hasta 2020. La elección del equipo de astrofísica andaluz no ha sido casual. Es el resultado de una trayectoria que los ha llevado a dejar su hardware en la superficie de Titán, la órbita de Marte o en la misión Rossetta, en órbita en torno al cometa 67P desde el pasado mes de agosto, con el objetivo de estudiar el origen y evolución de los cuerpos primitivos del sistema solar.

El grupo de López-Moreno se ha encargado de la electrónica, el diseño, las pruebas y la fabricación del Nomad, que se utilizará para conocer al detalle cómo es la atmósfera de Marte y específicamente para seguir el rastro del metano. Su participación en el proyecto está valorada en siete millones de euros, sin embargo, España solo les ha proporcionado 350.000 euros. Si el Nomad está ya terminado e instalado en el satélite a la espera de ser enviado a Marte es solo porque “el proyecto se ha financiado mendigando. Hemos mendigado con todas las letras”.

José Juan López-Moreno reconoce que esta experiencia ha sido “la desmoralización más grande” de toda su carrera científica. “He pasado tantísima vergüenza”, confiesa, que “jamás volveré a pedir otro proyecto de investigación”. No le preocupa mostrarse desolado hasta el punto de dar por concluida su carrera científica. “Ya tengo 60 años, da igual".

El grupo ha tenido que acudir a los socios internacionales para pedir que les financien “hasta las noches de hotel cuando debíamos desplazarnos para una reunión. Los belgas reservaban a su nombre para poder luego pasar la factura porque nosotros no teníamos dinero”.“Terminábamos las placas en Granada y las teníamos que enviar a Bruselas a portes debidos porque ni siquiera teníamos presupuesto para los envíos”.

La misión exploratoria Exomars, a diferencia de otras que forman parte del programa científico de la ESA, no dispone de un presupuesto preasignado. Es un proyecto concebido para explorar Marte que se debe financiar con aportaciones de los diferentes países. “España, de hecho, ha puesto más de 60 millones de euros para el satélite, pero luego nos ha dado el 5% del dinero que necesitábamos para ejecutar el proyecto”, apunta José Juan López-Moreno.

Si el Nomad está ya hoy listo ha sido en gran medida por la colaboración económica del Instituto Aeroespacial Belga, que ha prestado apoyo económico al equipo español hasta el último momento. Incluso, la fabricación industrial del instrumento, que inicialmente estaba previsto que se hiciera en España, se ha tenido que llevar a cabo finalmente en Bélgica también por falta de financiación. Los 350.000 euros que lograron a través de un proyecto del plan nacional de I+D solo han alcanzado para comprar los componentes de laboratorio más asequibles.

“Si los 60 millones que aportó España para el satélite no se han desperdiciado ha sido porque yo no he querido”, apunta el astrofísico para poner de relieve cómo ha sido el compromiso personal de un equipo sin apoyo institucional el que ha conseguido sacar adelante el proyecto, pese a ser el instrumento espacial en el que ondea la bandera de España.

La existencia o no de metano en Marte es un enigma que tiene en jaque a la comunidad científica y expectante a media humanidad. En la Tierra este gas está en el 90% de los casos asociado a procesos biológicos y, además, una vez que alcanza la atmósfera tarda cientos de años en desaparecer. Sin embargo, el robot Curiosity que alcanzó la superficie de Marte en agosto de 2012, descubrió el año pasado una fuente de metano que aparece y desaparece sin explicación. El asunto disparó los interrogantes. ¿Significa que hay vida en Marte? ¿Y por qué desaparece si debería permanecer en la atmósfera no menos de 300 años?

José Juan López-Moreno pisa inmediatamente el freno. “Parece ser que se ha visto”, apunta con cierta retranca. Confía en la precisión de su criatura, el Nomad, para confirmar la existencia de este gas y su fuente. De entrada descarta cualquier relación con procesos biológicos. “Su origen parece ser que está en la existencia de procesos geoquímicos, aunque todos los estudios hasta ahora indican que si inyectamos este gas en la atmósfera se mantiene durante centenares de años y, en cambio, en Marte lo encuentras en una ocasión y no ocho meses después. Eso no tiene ninguna explicación conocida hasta ahora”.

El equipo creado en el Instituto de Astrofísica de Andalucía también debe determinar su distribución: dónde se inicia su inyección en la atmósfera ypor dónde desaparece. De esa manera se podrá avanzar hacia el conocimiento de unos procesos que ahora no se pueden entender. “Esperamos que el Nomad responda a todas estas preguntas”, porque si algún día se quiere explorar el planeta rojo es necesario conocer con precisión cómo es su atmósfera.

El lanzamiento del orbitador TGO estaba previsto inicialmente para enero del año que viene, si bien los problemas surgidos con los retropropulsores del aterrizador Schiaparelli han obligado a demorarlo hasta marzo de 2016. Si se tuviera que posponer de nuevo, tendría que ser hasta 2018 porque no se conseguirá antes que la posición de Marte y la Tierra sea la apropiada para el lanzamiento.

 

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