Promoción cultural

Tres lienzos de Pedro Rodríguez de la Torre, "invitados" de la Universidad de Jaén

  • La institución inicia un proyecto para sacar a la luz el patrimonio local con la exposición de tres obras procedentes de colecciones privadas del pintor jienense .

El centenario del pintor Pedro Rodríguez de la Torre (1847-1915) ha dado pie a la puesta en marcha del proyecto cutlrual La Obra Invitada, con la que la Universidad de Jaén plantea dar a conocer algunas de las grandes obras del patrimonio cultural, artístico, literario, científico y tecnológico de la provincia. Gracias a esta iniciativa se pueden contemplar  de lunes a viernes no festivos, y en horario de 11:00 a 13:00 y de 18:00 a 20:00 horas las obras La Sagrada Familia, El Río y La Leñadora. Los tres lienzos con los que se recupera la figura del pintor jienense nacido hace ahora un siglo proceden de las colecciones privadas de sus herederos, Manuel Barranco y Ana Códex.  

Pedro Rodríguez de la Torre nació en Jaén en 1847 e inició su formación en la escuela de dibujo de Manuel de la Paz Mosquera, acreditado pintor local. Su dominio del dibujo y las grandes capacidades que mostraba para la pintura le posibilitaron la obtención de una de las ansiadas pensiones otorgadas por las diputaciones españolas, en este caso la de Jaén, con el objetivo de completar su aprendizaje en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la Real Academia de San Fernando de Madrid, centro capital del arte español en la segunda mitad del siglo XIX. Tras una exitosa estancia en Madrid y después de pasar por Roma, Pedro Rodríguez volvió a su Jaén donde trabajó activamente en el desarrollo cultural de la ciudad. Desde 1882 fue profesor de la escuela de dibujo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País y desde aquí comenzó su andadura por diferentes ciudades. De Jaén pasó a Cádiz, donde fue profesor de la escuela de dibujo de la Academia gaditana, después a Palma de Mallorca, donde se le otorgó la Cátedra de Dibujo de Figura en 1894 y, finalmente, se trasladó a Zaragoza como director de su Escuela de Artes y Oficios donde, estando ya muy enfermo, permaneció hasta su muerte. A lo largo de su carrera, como era propio de los artistas del momento, concurrió en diferentes ocasiones en las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en Madrid, obteniendo en 1881 una Medalla de Tercera clase con su obra La Sacristía, que forma parte de la colección del Museo de Jaén.

El estilo de su pintura se circunscribe, fundamentalmente, dentro de la corriente romántica andaluza en su vertiente más costumbrista. Su técnica se caracteriza por un marcado academicismo que muestra una pintura muy acabada, con especial atención al dibujo y al detalle; aunque en ocasiones se decanta por otra vertiente mucho más libre, de factura más ligera y personal, que irrumpe en su obra y complementa su producción artística. En conjunto destaca un marcado eclecticismo que varía entre la perfección dibujística de corte purista y la gran riqueza de color, algo que Lafuente Ferrari describió como rasgo definitorio de los templados andaluces.

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