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¿Quién es Pilar Aranda? Probetas, vocación y libretas de colores para llegar a Ítaca

 Una de esas relajadas y copiosas comidas familiares de domingo por la tarde solía tener como colofón la visita al laboratorio para revisar el estado de sus ratas. Esta catedrática de Fisiología puede publicar en una revista científica internacional, ser oradora en una engolada ceremonia o contar historias de sus hijos en la pescadería, los sábados por la mañana; todo ello con la misma naturalidad. Este carácter polivalente es, para quienes la conocen de cerca, el principal activo de la nueva rectora de la Universidad de Granada (UGR).

Pilar Aranda Ramírez nació el 14 de diciembre de 1958 en Zaragoza, tierra a la que sus padres maños volvieron para su nacimiento, aunque su residencia ya estaba en Granada por motivos laborales. Su padre, veterinario, y su madre, ama de casa, "aunque muy activista" (subraya), fueron siempre su inspiración para forjar el perfil comprometido, progresista y feminista de la primera mujer rectora de esta institución, con 485 años de historia.

Sus colaboradores en este tiempo de campaña le han preparado un vídeo a modo de colofón que lleva por título Viaje a Ítaca, utilizando así el periplo de Ulises tras la guerra de Troya como símil del largo período de preparación y trabajo que Pilar Aranda ha desarrollado desde que se decidió a aspirar al Rectorado, hace 18 meses.

La decisión partió de casa. Su esposo, el cantante y político Enrique Moratalla, y sus dos hijos, de 24 y 30 años, le animaron a emprender el camino. "Sin ellos hubiera sido imposible: se han puesto al frente de la casa y solo me piden que descanse de vez en cuando", cuenta la propia Pilar, nombre de pila con el que casi todo el mundo se refiere a ella en la Universidad, sin necesidad de hacer mención al apellido. Y es que su trato cercano estimula este tipo de detalles. Lo primero que destacan de ella todos sus conocidos es que "es capaz de hablar con cualquiera".

Una vez tomada la decisión de aspirar a la sucesión de González Lodeiro, cogió una libreta pequeña que tenía del Parque de las Ciencias, un boli, y se fue a recorrer despachos, facultades, comedores y aulas para conocer de primera mano cada rincón de esa Universidad en la que lleva 30 años y que ha visto avanzar en el tiempo con sus defectos y sus virtudes, como no se ha cansado de repetir en esta campaña.

Pero la libreta se le quedó corta y al final ha completado ocho cuadernos de colores, que se han hecho famosos en la UGR, porque de ellos se espera que salgan soluciones felices para todos. Hay grandes esperanzas puestas en esas pequeñas libretas y en la mente de esta mujer voluntariosa y trabajadora, que "cuando no sabe algo siempre pregunta con humildad". Así lo recuerda el catedrático de Derecho Constitucional José Antonio Montilla de sus experiencias en común. Como cuando trabajaron juntos en el borrador de la Ley Andaluza de la Ciencia o durante su etapa en los órganos de dirección de CajaGranada.

Pilar Aranda es docente e investigadora, pero sus inquietudes y su capacidad para establecer lazos y conexiones la han llevado a desempeñar tareas alejadas de sus aulas o su laboratorio. Es el caso de ese paso por el Consejo de la entidad de ahorros granadina, en la que fue nombrada también presidenta de la Comisión de Control. Ahí ya hizo historia como mujer, pues marcó un hito en la trayectoria de la empresa centenaria.

También fue secretaria ejecutiva de la Fundación Euroárabe y de la Comisión del Plan Andaluz de Investigación. Junto con sus cargos en la propia Universidad de Granada, donde fue vicerrectora de Estudiantes, sus experiencias le acreditan cierta capacidad de gestión, algo que se hace muy necesario para el cargo que va a desempeñar. Además de conocer los entresijos internos de la UGR tendrá que interactuar en el escenario político actual, resulte del color que sea, tanto en la Junta de Andalucía como en el Gobierno de España, pues éstos tienen mucho que decir respecto al futuro de la Universidad.

Pilar Aranda declaró en esta campaña que, a su juicio, "los rectores tenían que haber hablado más alto en este tiempo", lo que se entiende como una auténtica declaración de intenciones. A partir de ahora tendrá que echar mano de ese carácter reivindicativo, aunque con la mano izquierda y la humildad que sus conocidos le atribuyen.

La futura rectora de la UGR ingresó como estudiante de la Facultad de Farmacia en 1975, una carrera que, asegura, eligió de forma "vocacional". Y en su primer año ya fue elegida delegada de curso. Fue el arranque de una trayectoria de compromiso social y movimientos políticos, aunque ella insiste siempre en que nunca ha sido militante de ningún partido. Una defensa contra su rival en la campaña, que ha insistido en que su vinculación al PSOE la desacreditaba para el cargo de rectora. "Soy progresista" -dice ella-. Una ideología con la que, en el amplio sentido del término, ha coincidido muchas veces con los socialistas y este partido la ha apoyado en algunas aventuras laborales. Pero del mismo modo ha prometido ser reivindicativa con las instituciones, sea cual sea su signo político.

En los 90 Pilar Aranda fundó el Colectivo Independiente de Mujeres, un hito más en su labor de compromiso social, aunque esta vez con el feminismo. La desigualdad entre sexos es uno de los asuntos que le siguen preocupando, en especial por el llamado techo de cristal. Aunque ella acaba de romper una esquina, explica que el logro sería conseguir que no sea noticia la llegada de una mujer a este tipo de cargos. Reconoce que la conciliación laboral y familiar es uno de los grandes problemas que ella mismo ha vivido, a pesar de contar con "una colaboración plena de mi compañero", como le gusta referirse a su esposo.

El Viaje a Ítaca de Pilar Aranda no comenzó en realidad hace 18 meses, con esta larga campaña para el Rectorado, sino que ha sido una extensa trayectoria profesional y personal llena de estudio, ensayos, reivindicación y gestión, pero también de dificultades personales y familiares sobrellevadas con el mismo optimismo vital que transmiten esas mil y una chaquetas de colores diferentes que luce cada día o las bonitas tapas de sus libretas.

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