UNIVERSIDAD DE MÁLAGA

Sueños cuánticos

  • Pablo Andrés, con 23 matrículas de honor en la carrera, logra una beca para formarse en computación cuántica con uno de los gurús mundiales de esta disciplina: Samuel L. Braunstein.

Pablo Andrés, en la Universidad de Málaga. / MARILU BÁEZ

"Un bit de un sistema informático normal puede ser uno o cero, encendido o apagado. Un sistema cuántico es mucho más complejo porque las cosas pueden ser al mismo tiempo partículas y ondas. La incertidumbre alrededor de los estados cuánticos nos permite codificar más información en un espacio más pequeño". Posiblemente esta sea la definición de computación cuántica más al alcance de todos los públicos que se pueda encontrar. Contra todo pronóstico no pertenece a ningún divulgador ni profesor, sino al primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, que definió así esta disciplina emergente durante la visita a un instituto de física teórica de Ontario en el que su país va a invertir 50 millones de dólares. La anécdota sirve para ilustrar el interés de la computación cuántica. Se da por sentado que cambiará la informática tal y como la conocemos ahora, que crecerá exponencialmente la capacidad de computación y las máquinas podrán hacer en un plis plas tareas ahora inimaginables. En definitiva, está llamada a ser una revolución que el alumno de cuarto curso de Informática de la Universidad de Málaga Pablo Andrés no quiere perderse bajo ningún concepto. A punto de terminar la carrera con 23 matrículas de honor y con el proyecto de fin de grado en redes neuronales artificiales casi listo, acaba de lograr una beca para hacer un máster en computación cuántica con uno de los grandes gurús mundiales de esta disciplina: Samuel L. Braunstein.

La historia de Pablo Andrés y la computación cuántica es una fascinante historia de empeño y seducción. Informático vocacional desde que descubrió en cuarto de ESO el componente matemático de ese mundo, al terminar el segundo curso de la carrera el profesor de la UMA Francisco Vico le invitó a la escuela de verano Truce Summer School sobre computación no convencional que se celebró en 2014 en la Universidad de Málaga. Allí asistió a una charla de Irene D´Amico, una física de la Universidad de York experta en cuántica. Pablo Andrés afirma que fue fascinante. Tanto que se dirigió a la experta británica para pedirle que le recomendara un libro que le permitiera saber más. Confiesa que ha necesitado un año para empaparse el volumen que le sugirió D´Amico y todavía hoy hay algún apartado que le falta por comprender en profundidad. Estos casi dos años de incursión en la computación cuántica le han permitido comprender que ese es su camino. La siguiente dificultad fue descubrir cómo y dónde formarse.

Con la misma precisión con la que se estudió los planes de estudios de los grados de Informática que se imparte en Córdoba, Granada, Sevilla y Málaga para decidir qué universidad le interesaba más, comenzó a analizar dónde está la avanzadilla en computación cuántica. En España hay poco. Algún grupo en Barcelona y algo en Madrid y Granada, pero poco más. En Europa, el meollo se localiza entre Oxford y York. Eligió la segunda porque desde su punto de vista plantea estos estudios de una manera más interesante. "Más próxima a la realidad". En York, además, está Samuel L. Braunstein, una autoridad mundial en la criptografía para computación cuántica, porque esta disciplina, entre otras cosas, requiere un sistema de seguridad también nuevo.

El siguiente escalón era analizar cómo estudiar allí. Un expediente con 23 matrículas de honor en 35 asignaturas siempre es una ayuda inestimable y en este caso también funcionó. Pablo Andrés ha sido el único alumno de la Universidad de Málaga que ha logrado una beca de la fundación La Caixa para estudiar fuera de España. La ayuda comprende 1.400 euros mensuales, tasas académicas y bolsa de viaje para cursar a partir de septiembre un máster en la Universidad de York, en el que Samuel L. Braunstein será su profesor en dos asignaturas. Pablo Andrés, no obstante, advierte que para conseguir la beca y ser aceptado en el máster no solo es necesario un buen expediente. "Se valora mucho tu proyecto científico, tu justificación, qué quieres hacer y por qué", subraya.

Mirando hacia atrás desde sus 22 años, señala que la clave de sus éxitos académicos hay que buscarlas en el instituto Alhaken II de Córdoba. "Tiene unos profesores muy exigentes pero también muy amigables que saben animar mucho", lo que se traduce en unos alumnos que barren en Selectividad y ganan olimpiadas académicas. "Uno de mis amigos del instituto está ahora en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN) en Suiza".

La formación que recibió en el "instituto público", subraya, fue esencial para el éxito académico que ha cosechado en la universidad. "La asignatura de Cálculo es una de las más difíciles de primero de carrera. La mayor parte de mis compañeros suspendieron, sin embargo a mí no me costó porque había dado en el instituto la mitad del temario. Si no hubiera sido así no solo no hubiera sacado un 10, es que me hubiera costado aprobar".

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