Cristina Mayor (izda.), investigadora principal del grupo IDEA con expertos de su equipo. / JOSÉ ÁNGEL GARCÍA

Los motivos económicos y la relación con los superiores son las principales motivaciones que subyacen bajo la jubilación de los 300 profesores que cada año abandonan el sistema universitario andaluz. El 33% alude al empeoramiento de las condiciones económicas e, incluso, el temor a que los requisitos para el retiro se endurezcan. Para otro 29% influye la relación con las autoridades académicas.

Un estudio que dirige en la Universidad de Sevilla la profesora Cristina Mayor ha analizado las circunstancias que envuelven el retiro de los docentes en las universidades públicas de Andalucía, así como en la de Deusto (privada) y la de Las Palmas de Gran Canaria. A través de encuestas y una selección de entrevistas personales han comprobado que el 40% se siente “aliviado” y otro 37% “feliz”, pese a que una amplísima mayoría (68%) sigue manteniendo relaciones con la universidad a pesar de la jubilación ya sea porque participa en proyectos, dirige tesis doctorales o forma parte de tribunales. Únicamente un 33% desconecta al cien por cien y corta esos vínculos.

Una de las consecuencias colaterales que se pueden extraer de la evolución de las jubilaciones es el impacto de la supresión del premio extraordinario por jubilación que se concedía hasta 2012 en 33 universidades públicas españolas (todas las andaluzas salvo Málaga y la Pablo de Olavide). El Tribunal de Cuentas emitió un informe contrario a estos incentivos que llegaban a alcanzar hasta los 300.000 euros por persona para promover el retiro anticipado a los 60 años. El ejercicio de 2012 marcó un récord en Andalucía en el número de jubilaciones con 341 en Andalucía en todas las universidades (salvo Huelva y la Pablo de Olavide), según manejados en este proyecto. Un año después, el número de jubilaciones bajó a 308 y el año pasado volvieron a caer hasta las 272. A pesar de este descenso estas cifras todavía doblan las que se registraban en 2008 y 2009, cuando se producían poco más de 160 jubilaciones al año en las universidades andaluzas.

El equipo también ha testado la opinión de los veteranos respecto al espacio europeo de educación superior o plan Bolonia. En este sentido, han comprobado que un 46% de los profesores en activo, pero en edades ya próximas a la jubilación, ha sentido en alguna ocasión la tentación de optar por el retiro precisamente por las condiciones que ha impuesto la reforma de los planes de estudios. El 77% de los encuestados no está satisfecho con el plan Bolonia y el 49% opina que ha influido negativamente en el sistema universitario. Es más, el 77% ni siquiera cree que se haya cumplido la gran vocación de la reforma que se orientaba a buscar una mayor conexión entre la realidad, la demanda social y la universidad. En resumen, solo para el 16% ha sido positiva.

El proyecto coordinado por Cristina Mayor, investigadora principal del grupo Innovación, Desarrollo, Evaluación y Asesoría en Educación (IDEA) de la Universidad de Sevilla, ha contado con la participación de expertos de las universidades de Deusto y Las Palmas de Gran Canaria. Durante el trabajo se han realizado 901 encuestas en las universidades objeto del estudio, además de 21 entrevistas a docentes sevillanos, entre los que figuran docentes jubilados, próximos a la jubilación y activos.

Además de explorar las circunstancias que rodean la jubilación en el sistema académico ha tratado también de aflorar durante el trabajo propuestas de mejora. En este sentido, encuestados y entrevistados reclaman medidas para revitalizar la figura del profesor universitario y mejorar su prestigio social. Sugieren, por ejemplo, acciones que favorezcan la reflexión profesional, la creación de redes que contribuyan a compartir buenas prácticas docentes y mejorar la coordinación entre profesores.