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"Vuelven unos discursos sexistas de escándalo"

  • La actividad científica que desarrollan las mujeres sigue siendo invisible · Las investigadoras reivindican el papel de la universidad para "mostrar lo que la sociedad tapa" e introducir las perspectivas de género en todas las áreas de conocimiento.

“Están volviendo unos discursos sexistas de escándalo”, alerta Trinidad Núñez, profesora de Psicología Social de la Universidad de Sevilla con 18 años de trayectoria en la investigación en género. Una prueba: los principales figuras del deporte español (Cristiano Ronaldo, Marc Márquez, Nadal, Del Bosque, Fernando Alonso o Gasol) son la imagen publicitaria de bancos. “¿Dónde están las mujeres deportistas?”, se pregunta. “En el imaginario colectivo dinero y poder están unidos y los bancos representan esa idea”.

La mujer, en cambio “sigue siendo la reina de la casa” en la publicidad. Ahí está la abnegada madre que renuncia a su trozo de pizza para dejársela a sus hijos e incluso a su marido, porque la mujer “es generosa, no ambiciosa”. “Estamos instalados en una sociedad machista que nos dosifica ese machismo de forma sutil”. Ahí sigue, por tanto, esa publicidad que vincula a la mujer con la gestión de la economía doméstica. Si no lo analizas no te das cuenta que siguen metiendo en vena relaciones que no son adecuadas y que no nos llevan a ningún sitio como ciudadanía”.

Trinidad Núñez reconoce que ha habido avances. “A nadie le sorprende ya que una mujer madura presente un programa de televisión”, pero insiste en la sutileza de los detalles: “Sin embargo, las noticias duras, las que hablan sobre economía por ejemplo, están vinculadas a los hombres y las blandas a las mujeres. Este tipo de cuestiones son las que explican que luego que el salario de una mujer sea un 20% inferior al de un hombre”.

La segunda prueba del sexismo que vuelve la observa en las series de televisión. Virginia Guarinos ha dirigido en la Universidad de Sevilla la investigación Hombres en Serie, en la que se han analizado los modelos masculinos que presentan las producciones españolas. Trinidad Núñez recuerda el caso de Física y Química, serie dirigida a adolescentes en la que el chico triunfador “es emotivo y está interesado en su físico”, pero su atractivo real reside, sin embargo, en su rebeldía y violencia. “Es el machito”, resume. “Ese aspecto incide luego con la encuesta del Instituto de la Mujer que nos dice que el 70% de las chicas de los institutos no reconoce la violencia machista y no entiende en clave de agresión, por ejemplo, que los chavales les controlen sus llamadas de teléfono”.

El cine es otra de las fuentes que alimenta este imaginario colectivo. Esta investigadora de Sevilla que ha publicado Violencia machista en el cine. Materiales para una intervención psicosocial (editorial Delta) y Directoras de cine español. Ayer y hoy mostrando talento (Universidad de Sevilla y Fundación Audiovisual de Andalucía) dice que desde hace 12 años pregunta en clase el nombre de directoras de cine. “Siempre me dicen dos y siempre son las mismas: Isabel Coixet e Icíar Bollaín. Las mujeres somos invisibles en la sociedad”, de ahí que reivindique el papel de la universidad para “hacer visible lo que la sociedad tapa”.

La visibilidad de las mujeres en la ciencia, si acaso, es todavía peor. Más allá de Marie Curie pocos nombres de mujeres premio Nobel se conocen. “¿Quién sabe que su hija Irène Joliot-Curie también recibió el premio Nobel por el descubrimiento de la radiactividad artificial?” se pregunta la catedrática de Bioquímica Catalina Lara. “Las mujeres en ciencia no son visibles porque la ciencia la escriben los mismos”, puntualiza. “Siempre que no sabemos a quien corresponde un avance científico, hay una mujer detrás”.

Catalina Lara lamenta que después de tantos años contra el sexismo en la publicidad, en el cine y en los medios de comunicación todavía esté ahí “reproduciendo patrones” que las familias son incapaces de neutralizar. “Todavía hay orientadores en los institutos que disuaden a las mujeres de estudiar ciencias”, explica mientras recuerda el caso de una alumna que quería estudiar Bioquímica porque soñaba con curar el cáncer. “Su orientador del instituto primero le explicó que era muy difícil, que qué locura es era esa de curar el cáncer y, finalmente, le sugirió que si le interesaba esa enfermedad que se decidiera por Enfermería porque así podría cuidar a los enfermos. ¿A qué hombre le harían un planteamiento así?”, se pregunta la catedrática sevillana.

El Instituto de Estudios de la Mujer y de Género de la Universidad de Granada, segundo fundado en España, lleva desde 1984 introduciendo la perspectiva de género en todas las áreas de la actividad científica. A través de la actividad de sus 27 investigadores trata tanto de hacer visibles a las mujeres como de subrayar la necesidad de que la actividad científica se aleje del androcentrismo como forma de conocimiento y como cuestión estructural al propio sistema, tal y como recoge Julia Bolívar en la última tesis doctoral que se ha leído en el centro, en la que se abordan las circunstancias que rodean a hombres y mujeres en la búsqueda de ayuda en caso de un infarto de miocardio.

La directora del instituto, la antropóloga Nuria Romo, subraya, por ejemplo, cómo la investigación biomédica ha obviado a las mujeres desde el momento en que no se incluyen en los ensayos clínicos y se dan por buenos resultados que únicamente se han constatado con los hombres. “Son pasos muy difíciles porque estos son ámbitos muy masculinizados pero son esenciales”, subraya.

 

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