UNIVERSIDAD DE CÁDIZ

La expansión del homínido se para en el Estrecho

Las investigaciones del catedrático José Ramos en Marruecos están sacando a la luz pruebas que demuestran que la expansión del homínido no sólo siguió la ruta África-Asia-Europa, sino que existió una segunda vía de sur a norte a través del Estrecho de Gibraltar. Las prospecciones arqueológicas indican que ya en el paleolítico existía contacto entre las sociedades de las dos orillas.

El equipo capitaneado por José Ramos comenzó en 2005 a trabajar en el norte de Marruecos, entre Tetuán y las proximidades de Tánger. Desde entonces ha localizado “más de 100 yacimientos comprendidos entre el paleolítico y la edad de bronce esenciales para comprobar las relaciones entre las sociedades del norte de África y el sur de la península ibérica” y se han encontrado evidencias de que aquellas comunidades de homínidos no eran, como hasta ahora se sostenía, simples recolectores y cazadores, sino que desde el pleistoceno medio (300.000 años) también eran pescadores y mariscadores. “No vivían de espaldas al mar como se creía”, apunta el director del proyecto.

Los trabajos también han incluido la excavación de un abrigo natural en el valle de Marsa, donde se han localizado grabados prehistóricos, y de la cueva El Hafa, en la que se han apreciado tres niveles de ocupación humana. Además, el equipo trata de recuperar del olvido a Miquel Tarradell, director del servicio de arqueología durante el Protectorado español en Marruecos. Los investigadores han rescatado cartas, documentos y materiales de este pionero de la arqueología española en Marruecos, han revisado sus publicaciones y elaborado otras nuevas con un enfoque moderno.

El Ministerio de Cultura había aprobado un fondo de 10.000 euros para este proyecto que finalmente no llegará. Esto significa, de entrada, que este año no habrá campaña arqueológica, pero esto no es lo peor. José Ramos no oculta la “preocupación”. Lamenta que un proyecto con un potencial científico “tremendo” esté sometido a una incertidumbre “tan grande”. Alude al peligro que corren las relaciones científicas, académicas e institucionales tejidas durante años para conseguir imponerse en un espacio arqueológico muy codiciado por los expertos, donde ya trabajan equipos franceses, británicos, alemanes y belgas. Durante la última década la Universidad de Cádiz ha firmado acuerdos con el Gobierno marroquí y la Universidad Abdelmalek Esaadi que a través del arqueólogo Mehdi Zouak codirige la investigación. El equipo entiende que quitar ahora el pie del estribo pone en peligro todo el camino recorrido.

La única certeza que tiene José Ramos ahora es que no quiere abandonar el trabajo en Marruecos. Cree que el estudio de la sociedad prehistórica en el Estrecho “tiene un impacto mundial en la prehistoria” y lo único que pide es que las autoridades “tengan perspectiva”, mientras alude, no sin envidia, a cómo París se ocupa de la francofonía.

Las campañas arqueológicas en el norte de Marruecos han dado lugar, además de a tres seminarios hispano marroquíes y publicaciones científicas, a dos tesis doctorales sobre el uso de los recursos marinos (Jesús Cantillo) y las formaciones triabales en el Estrecho de Gibraltar (Eduardo Vigande) y tres doctorandos de las universidades de Cádiz y Abdelmalek Esaadi (Antonio Cabral, Antonio Barrena y Redouan L `Kautit) preparan en la actualidad sus tesis sobre el paleolítico y las relaciones entre ambas orillas.

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