TOMÁS ENTRAMBASAGUAS, Catedrático de Telecomunicaciones

"No es malo que los ingenieros se vayan fuera si luego vuelven"

  • Este catedrático pertenece a la generación que puso los cimientos del desarrollo tecnológico de Málaga · Ha conocido y sobrevivido a dos crisis que, a la postre, se acabaron convirtiendo en el germen de dos éxitos · Advierte que los recortes en I+D+I se sufrirán a largo plazo porque se necesitan lustros para formar científicos de primera fila y alerta de que el daño será peor porque el conocimiento es nuestra única ventaja competitiva

Encarna Maldonado

EL catedrático de Telecomunicaciones de la Universidad de Málaga Tomás Entrambasaguas ha visto dos veces cómo una crisis se convierte en la espoleta del éxito. Primero fue en Fujitsu. La agonía y muerte en 1992 del gran laboratorio de I+D de la multinacional japonesa dejó en la calle la generación que después lideró desarrollo tecnológico de Málaga.  Allí estaba Felipe Romera, director del Parque Tecnológico de Andalucía, Luis Fernando Martínez, presidente de la compañía AT4 Wireless y José Blanco, director de la empresa Ingenia. En 2003 la historia volvió a repetirse con Nokia, que cerró el centro que había creado junto a la Universidad de Málaga. Este fue el origen de Tartec, la empresa que una década después ha traído a Andalucía a Ericsson. Tomás Entrambasaguas (Málaga, 1953) ha sido además pionero de la Escuela de Telecomunicaciones y un personaje clave en la transferencia de conocimiento.

-Llega a Málaga en 1978, ¿qué ambiente había?

-En tecnología e industria cero y el cultural muy pequeño. El sector de las telecomunicaciones estaba en Madrid y Barcelona. Lo demás era el destierro.

-Estaba en la Universidad Politécnica de Madrid, no tenía ninguna necesidad de desterrarse.

-Sí, pero la universidad no era lo que es ahora. En nuestra área apenas si se hacía investigación y  en Málaga surgió un proyecto tecnológicamente muy avanzado. Me vine con Felipe Romera.

-¿Qué tenían que hacer?

-Un router o conmutador, como los que ahora se utilizan para internet, para la red de datos para los bancos que tenía Telefónica. Lo hizo Secoinsa, una sociedad de Telefónica y del Instituto Nacional de Industria participada por Fujitsu que buscó a gente en la universidad, como yo, en Ericsson, donde estaba Felipe Romera, en la antigua ITT de Madrid y en Barcelona. Aquello fue un gran negocio. Telefónica llegó a tener en los años 80 una de las redes de datos más desarrolladas y eficientes del mundo. Ese fue el germen del grupo de I+D de Secoinsa y luego de Fujitsu, que llegó a tener 130 personas en Málaga.

-Aquello fue también el germen de muchas otras cosas, ¿no?

-Fueron unos años tremendos para formarnos y adquirir experiencia, así que cuando Fujitsu decide dejar la I+D en Málaga nosotros nos diversificamos.

-Y fue bien.

-El principal, Felipe Romera que había sido el director de I+D se fue al Parque Tecnológico de Andalucía (PTA).

-Y Luis Fernando Martínez, que había sido el director técnico a Cetecom.

-Es que él se fue solo a Cetecom. Aquello fue increíble. Un día en una reunión en el palacio Miramar había alguien del Ministerio y contó que se iban a hacer unos laboratorios en España y que había subvenciones. Pepe Pérez Palmis [entonces director de banca y promotor de la Asociación al Servicio de la Investigación y la Tecnología, ASIT] fue el único que se dio cuenta. Él se encargó de solicitarlo, pero le pidió a Luis Fernando [Martínez] que en su tiempo libre le hiciera los papeles técnicos. Cuando consiguió la subvención lió a Luis Fernando para que se fuera y así comenzó, solo, a ejecutar el edificio, a contratar a gente, todo poquito a poco, granito a granito hasta conseguir lo que es hoy AT4 Wireless. ¡Es impresionante! Es igual que el PTA. Recuerdo el primer día que me llevó Felipe [Romera] y me dijo ahí tienes el parque tecnológico... Yo sólo veía unos algarrobos, pero él ya veía el parque.

-Y José Blanco al frente de Ingenia completaba aquella avanzadilla.

-Él estaba también en Fujitsu y viendo que desaparecía la I+D se decidió crear una spin off. En aquel momento no era más que una aventura con Pepe Blanco al mando.

-Y usted, en cambio, optó por la universidad. Se le atribuye un papel clave en la conexión de la escuela con la empresa.

-Cuando se creó la escuela yo estaba en Fujitsu, pero Carlos Camacho [catedrático de Telecomunicaciones y primer responsable de la escuela de Málaga] me lió para que colaborara como profesor asociado. Él había llegado solo para montar la escuela. No había nada. Ni plan de estudios ni nada. Necesitaba profesores y los sacó de donde pudo, de Fujitsu, de Citesa, de las empresas que había, así que cuando el centro de I+D se acabó decidí dar el salto.

-Decía que en 1978 apenas si había investigación universitaria en su campo. ¿Cómo está ahora?

-Desde mediados de los años 80 ha dado un cambio total, ha crecido y ahora mismo la investigación española es de mucha calidad. Si antes donde se hacía investigación era en las empresas, ahora es en la universidad.

-Y la escuela de Málaga, ¿cómo está a sus 30 años?

-Hacemos mucha investigación y estamos en un nivel bastante alto. En los rankigs solemos quedar entre las cinco primeras escuelas de España.

-¿Qué se aportan el PTA y la universidad?

-Nosotros a ellos formación y no sólo durante la carrera, sino también, por ejemplo, en los proyectos de fin de carrera. Procuramos que aborden actividades relacionadas con lo que se hace en el parque. De  hecho, muchos los hacen alumnos que estudian allí o en proyectos relacionados con las colaboraciones que tenemos. Esto nos permite a nosotros trabajar en problemas reales del tejido productivo, aunque también tenemos investigaciones a largo plazo. En realidad mantenemos dos líneas, una más básica y otra más aplicada y, si se puede, en colaboración con las empresas como sucedió con Nokia.

-Y su malogrado centro de I+D.

-Ese centro lo creamos nosotros y Nokia. De hecho se llamaba Nokia IC en alusión a Ingeniería de las Comunicaciones que somos nosotros. Allí había tres grupos de ingenieros: los de Nokia, los profesores de la Escuela de Telecomunicaciones y los contratados.

-¿Qué herencia legó Nokia?

-Le pasó un poco como a Fujitsu. Cuando Nokia decidió quitarlo los trabajadores, que se habían convertido en grandes expertos mundiales en redes, crearon Tartec que después se fusionó y pasó a ser Optimi y después ha sido comprada por Ericsson. Tartec nació con la mitad de tamaño de lo que había sido Nokia pero acabó siendo más grande, porque aunque la actividad desaparezca la gente y su conocimiento sigue.

-Visto así, menos mal que hay crisis.

-No, tampoco es eso. La gente sufre. Yo he vivido esas crisis y son tragedias. Lo que pasa es que siempre hay alguien, primero Felipe Romera o Luis Fernando Martínez y después Manolo Melero [cofundador de Tartec] que es incombustible y tiene capacidad para tirar del resto.

-Los líderes de la primera generación acabaron siendo directivos o, en su caso, universitarios, nunca empresarios, pero los de la segunda sí que crearon sus propias empresas.

-Y les ha ido muy bien. Es que a lo mejor nosotros no fuimos tan arriesgados o a lo mejor ellos no han tenido otra posibilidad.

-Con la experiencia que da haber sobrevivido a las sucesivas crisis, ¿cómo cree que saldrá la universidad de esta?

-Espero que los recortes no vayan a más. Imagino que saldremos adelante, aunque haya que concentrar la oferta porque ahora mismo se dan las mismas titulaciones en muchos sitios.

-¿Es muy arriesgado recortar en investigación?

-Claro. Nosotros tenemos aquí un número importante de titulados que realizan la tesis o el doctorado con fondos de empresas, del plan nacional o de la Junta. Si esos fondos se recortan ese grupo también se reduce. Estos cambios, de todas formas, se notan a largo plazo. España está ahora en el momento en el que está porque en los últimos 15 años se ha invertido en I+D. Si se deja de hacer lo lamentaremos dentro de diez años. En investigación todo es a largo plazo. Un grupo de investigación no se crea de la noche a la mañana. Es gente que termina la carrera y que se empieza a formar hasta acabar siendo un experto. Si la gente clave se va, si perdemos esa masa crítica porque no hay dinero para mantenerla tardaremos muchos años en tener otros al mismo nivel. Es lo mismo que pasó con Fujitsu. Cerró en 1992 y tardamos 10 años en llegar al mismo nivel.

-¿Qué le decimos a los que están terminando de estudiar?

-En esta carrera, afortunadamente, estamos mejor, creo. Hay trabajo. Ha disminuido pero hay. Aquí tenemos el parque y hay actividad en telecomunicaciones. En otros sitios, salvo Madrid o Barcelona, no hay nada.

-Frente a China e India, ¿qué alternativas tenemos?

-En I+D hay muchísimos chinos e indios y cada vez con mejor formación. Hace 20 años no, pero ahora sí. Antes fabricaban pero no hacían investigación y ahora cada vez publican más y tienen más diseño de productos. Frente a ellos tenemos que ser mejores, no podemos dedicarnos a hacer productos que estén al alcance de cualquiera. Nuestra capacidad para competir está en el conocimiento, en hacer cosas muy complicadas, por eso si se quita de ahí, si se recorta las cosas nos irán muy mal. En Alemania, por ejemplo, hace 15 años bajó el número de estudiantes de ingenierías y, fíjate, ahora nos están pidiendo ingenieros.

-¿Por qué faltan ingenieros en el país con más industria de Europa?

-Una de las razones fue que los jóvenes dejaron de estudiar ingenierías. De todas formas, que nuestros ingenieros se vayan al extranjero no es de ahora. En realidad reciben  una formación muy completa y cuando no hay trabajo se van porque son muy valorados en otros países. Te pongo el caso de Nokia. Manolo Melero terminó la carrera en el 94, con el parque en sus inicios y poco trabajo para nuestros ingenieros. Él se fue y sus tres socios también.

-¿No es tan malo entonces que se vayan?

-Esto es un poco delicado. Ellos se fueron en el 94 y volvieron en 2000. Durante esos años aprendieron un montón e, imagino, que llegaría el día que dijeron qué hacemos aquí y Manolo melero, que estaba en Nokia, consiguió que la compañía creara un centro de Málaga, buscó a los otros tres que también estaban perdidos por el mundo y se los trajo. Pues en ese caso enviar a nuestros ingenieros fuera está bien. Es gente que trabaja y adquiere experiencia en otros países y en otras empresas y luego la trae aquí. O sea, no es malo que se vaya siempre y cuando vuelvan.

-Otra manera de verlo es pensar que gastamos dinero en formar a ingenieros para que se los lleve Alemania a coste cero.

-Sí, pero si pensamos que se los llevan para siempre y que un ingeniero recién formado responde al 100%. Que la primera experiencia sea en el extranjero no es malo.

Yo lo que he visto hasta ahora es que vuelven. A lo mejor influye que Málaga no es un sitio malo para vivir. Fíjate, en Fujitsu solo yo era de Málaga pero al cerrar el centro, todos se quedaron. Confío en que esos estudiantes que se han ido vuelvan a Andalucía y que creen aquí.

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