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La música como destino

  • David Fernández Caravaca simultaneó la educación secundaria y el bachillerato gracias a un programa del instituto López Neira de Córdoba que permite seguir ambos estudios en horario de mañana.

Conseguir un Premio Nacional de Bachillerato no es fácil. Entrar en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, tampoco. Lograr los dos hitos a la vez es un imposible al alcance de David Fernández Caravaca.

Durante toda la educación secundaria y el bachillerato ha simultaneado los estudios con la formación musical, gracias a un programa pionero en el Instituto López Neyra de Córdoba que permite a los estudiantes recibir de forma coordinada la doble formación en horario matutino, para evitarles las jornadas interminables de mañana y tarde. Esta fórmula se ideó en el centro cordobés en alianza con el Conservatorio Profesional Músico Ziryab de Córdoba. El jefe de estudios del instituto, Antonio Ortiz, subraya el éxito de la simultaneidad de ambos estudios después de que alumnos de este programa hayan sido dos años consecutivos ganadores del Premio Nacional de Bachillerato: primero fue Ana María Toribio y ahora David Fernández Caravaca.

La iniciativa permite a los estudiantes completar la trayectoria académica y musical sin posponer ni abandonar ninguna hasta que terminan el bachillerato: Ana María optó el año pasado por estudiar ingeniería Aeronáutica en la Universidad de Sevilla, mientras que David Fernández Caravaca ha decidido seguir la carrera musical. “Nunca he tenido ninguna duda. Desde muy pequeño he querido ser músico. Primero me gustaba el piano y la guitarra pero después, por consejo de un profesor, elegí la viola porque lo que de verdad disfruto es tocar con gente”, explica el estudiante que este curso ha logrado una de las ocho plazas disponibles, a las que aspiraban 20 candidatos, en el Real Conservatorio de Música de Madrid. El acceso se decide en una prueba selectiva en la que, por una parte, los aspirantes tocan un repertorio propio y después una partitura propuesta por el centro y, en segundo lugar, realizan un análisis escrito de una obra.

Afirma que le debe mucho al programa de simultaneidad musical que siguió en el bachillerato. “Quienes estudian por la mañana en el instituto y por las tardes en el conservatorio están hasta arriba. En cambio así todo está mucho más organizado, no vas tan agobiado”. Las asignaturas de modalidad en este caso son voluntarias. "Se cursan las obligatorias y comunes, mientras que a las de modalidad nos comprometemos en un acuerdo que firmamos, pero son voluntarias", explica todavía sorprendido porque se organizaran clases solo para cinco o seis alumnos. En primero de bachillerato eligió economía y matemáticas a las ciencias sociales. En segundo dejó la economía y optó por biología y contra todo pronóstico en la Selectividad logró mejores notas en biología que en música. "Para alguien que estudia música las preguntas son tan generales que no resultan fáciles", argumenta. 

No oculta la fascinación que le produce estudiar ahora en Madrid por la multitud de facilidades que tiene en el conservatorio “donde hay hasta cabinas y podemos incluso ir los fines de semana”, el buen rollo con los compañeros, “pensaba que al ser unas pruebas tan selectivas no habría tan buen ambiente” y, sobre todo, la infinidad de propuestas culturales que le ofrece la ciudad. “Fui con una amiga a ver la orquesta de la BBC sin entradas y nos las regalaron, podemos ir al Teatro Real por el 10% del precio de la entrada oficial, hay muchísimas oportunidades”.

El siguiente paso pronostica que será hacer un posgrado “no sé si en Alemania o Austria. Dependerá de que encuentre centro y profesor”, indica.

 

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