La Voz Invitada

Un Plan Estratégico de la PAC perjudicial y en el peor momento

  • El sector del olivar será uno de los más perjudicados por las nuevas medidas de Bruselas

Olivar.

Olivar.

La nueva Política Agraria Común (PAC) comenzará a aplicarse en apenas unos meses, el 1 de enero de 2023, aunque no será hasta poco después, cuando se empiecen a tramitar las ayudas, cuando los olivareros se den cuenta realmente de las verdaderas consecuencias de esta reforma y en concreto del Plan Estratégico que el Ministerio de Agricultura Español ha realizado para su aplicación.

El olivar será uno de los sectores más perjudicados. Especialmente ese olivar más profesionalizado, del que viven y en el que más dinero se ha invertido, para que sea productivo, tal y como pedía Europa.Desde COAG no entendemos la felicidad con la que el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, se ufana en declaraciones en distintos puntos de la región, de un Plan Estratégico que España ha diseñado de espaldas al sector.

Todo ello, a pesar de las decenas de reuniones que se han sucedido en los últimos años. Un plan que se ha redactado sin diálogo, sin estudio de impacto previo y sin criterios técnicos o agronómicos, priorizando los intereses de algunas comunidades, generando desequilibrios y agravios territoriales.

Solo la puesta en práctica de la Pepac (Plan Estratégico de la PAC) pondrá de manifiesto las múltiples deficiencias que tiene y lo perjudicial que será para Andalucía, para el modelo social y profesional del olivar andaluz, que ha evitado, hasta ahora, que esta región se convierta en un territorio más de la llamada España Vaciada.

Pago para la ayuda básica

Hace unos días, el Ministerio de Agricultura publicaba las 20 regiones de pago para la ayuda básica de la nueva PAC, reduciéndose en 30 las áreas. Con esto el Plan Estratégico Nacional introduce una simplificación del modelo de regionalización, que pasa de 50 a 20 regiones, englobadas en 5 grupos: Tierras de cultivo de secano, tierras de cultivo de regadío, cultivos permanentes, pastos permanentes y región balear.

Y con él penaliza la diversidad productiva, al no considerar las especificidades de algunas de las comarcas agrarias que más ayudas de pago básico generaron en las provincias de Sevilla, Jaén o Huelva, que quedan degradadas y se integran en regiones mucho menos productivas.

Asimismo, los ecoesquemas o ecoregímenes, tal y como están planteados finalmente, irán en contra del objetivo de Bruselas de impulsar una producción agraria más verde, ya que no compensan la reducción de productividad que se producen con su aplicación o las consecuencias agronómicas perjudiciales, si se aplican.

Esta serie de prácticas persiguen preservar y mejorar el contenido de carbono del suelo (mantenimiento de pastos y establecimiento y manejo de cubiertas vegetales); fomentar la agroecología (rotaciones con especies mejorantes; establecimiento/mantenimiento de áreas sin producción; elementos de biodiversidad), y avanzar en la agricultura de precisión (gestión sostenible de insumos y uso racional de pastos).

Cada práctica llevará asociada una prima que compensará el lucro cesante y/o los sobrecostes en los que los productores incurran al asumirlas, sin embargo, son difíciles de aplicar en muchos casos, en otros deficitarias, especialmente en la situación de altos costes de producción y poca producción por la que atraviesa el sector.

Perder las ayudas

Las dificultades técnicas que se pueden encontrar en función de tipos de suelo, pluviometría, pendiente del terreno, etc., hará que muchos olivareros no se acojan a este tipo de ayudas, que antes recibían por el simple hecho de que el olivar era considerado un sumidero de CO2, uno de los principales gases de efecto invernadero.

Tampoco hay que olvidar, que lejos de reducirse la burocracia con la Pepac se complica más si cabe la gestión técnica y económica de las explotaciones agrarias.

Tampoco se tiene en cuenta, y esto es de vital interés, que la PAC se aprobó para una Europa que ha cambiado totalmente. La guerra en Ucrania, el consiguiente aumento desorbitado de los costes de producción, la inflación…

Las nuevas normas de la PAC están pensadas para un mundo que no es el actual y con unas reglas difícilmente aplicables que serán perjudiciales para muchos olivareros, agricultores, ganaderos, cuando más lo necesitan, sobreviviendo además a una de las peores sequías de los últimos años.

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