La Voz Invitada de Andrés García Lorca

La crisis de los paisajes agrarios tradicionales

  • El abandono provoca desequilibrios ambientales

Paisaje rural con un pueblo entre los campos.

Paisaje rural con un pueblo entre los campos.

El paisaje es la expresión de la relación entre el hombre y la naturaleza, de ahí que su variedad esté en función de las características del medio natural de un determinado espacio geográfico y de las formulas culturales y tecnológicas de los hombres que lo ocupan.

En los momentos actuales, muchos de los paisajes que se han construido a lo largo del tiempo van desapareciendo inexorablemente y en muchos casos, induciendo y desarrollando procesos de desertificación, entendiendo como tal la pérdida de la capacidad productiva del suelo.

Sierra Nevada, es un ámbito montañoso que guarda un conjunto de paisajes que son, no solo de una gran belleza, sino que constituyen toda una lección de antropología, silvicultura y agronomía. Tienen su raíz en la ocupación del territorio con los inicios de la Historia y lo atestiguan en su toponimia, en los usos del suelo y en sus tecnologías; un saber cultural acrisolado por un conjunto de influencias, procedentes del ámbito del Mediterráneo y Próximo Oriente, que aportaron las diferentes oleadas colonizadoras que arribaron a estos territorios, dejando una huella que comienza a extinguirse.

Estos paisajes que comenzaron a formularse durante la Hispania prerromana, con las influencias de los libio-fenices, alcanzaron un fuerte desarrollo e implantación en la época musulmana, con la aportación de muchas novedades, pero que de alguna manera mantenían una continuidad con períodos anteriores.

Tras la crisis de los moriscos y previo proceso de adaptación de sus repobladores, volvieron a florecer en el siglo XIX y principios del XX, para ir muriendo con la industrialización y el nuevo modelo urbano que, a partir de los años de 1960, se iba imponiendo en España.

Base empírica

Estos paisajes construidos y que han funcionado durante siglos, están fundamentados sobre un profundo conocimiento científico de base empírica que se ha ido transmitiendo en el devenir histórico con unos excelentes resultados, no solo por la adaptación del hombre al medio natural, sino por el constante proceso de acumulación del conocimiento científico técnico expresado en el manejo agrícola.

Es por ello que estos paisajes sean una expresión maravillosa del desarrollo de las tecnologías agrarias y que alcanzan a las actuales. Por buscar un símil que se entienda, podemos igualar en valor la tecnología constructiva que ofrecían las monumentales catedrales góticas y las tecnologías de producción agrícola que manifiestan estos paisajes.

Modelos intensivos

Para poder entender los modelos agrarios intensivos desarrollados en Almería y la costa granadina en la actualidad, es necesario considerar el fundamento de estas técnicas de cultivo desarrolladas en estos terrenos y que luchan por pervivir en las vertientes de Sierra Nevada, en lo que hoy consideramos como las Alpujarras, cuyo resultado se basa en el saber cultural aprehendido por generaciones de agricultores y que hoy se expresa en este modelo de cultivos intensivos bajo plástico.

Un almeriense, Ibn Luyun, que vivió entre 1282-1349, nos legó un maravilloso tratado de agricultura que nos ha permitido conocer el funcionamiento de este modelo agrícola que se basaba en el conocimiento y manejo de sus cuatro elementos fundamentales: suelo, agua, abono y trabajo.

Es por ello que cuando no había condiciones naturales había que crearlas; de ahí surgieron los abancalamientos con balates de piedra, los sistemas de captación, almacenamiento y distribución del agua, el manejo de los abonos y las enmiendas de tierras, así como las técnicas de laboreo y selección de especies.

Su “Tratado de agricultura es una obra científica de geoponía en su sentido más estricto, pero también un medio de hacer trascender esos conocimientos a los agricultores de la época para ir poniendo en práctica las experiencias trasmitidas; como las tecnologías de los nabateos en el manejo del agua, la aclimatación de frutales de la India, la plantación de moreras para la producción de seda china, la rotación de cultivos en función de las estaciones y la distribución de usos del suelo.

Este modelo de agricultura intensiva es lo que ha permitido soportar a importantes poblaciones asentadas en sus territorios. Hoy esto se está perdiendo por abandono y ello está provocando unos desequilibrios ambientales graves que concluirán con un proceso de desertificación de muy difícil recuperación.

Espacios naturales protegidos

Muchos de estos paisajes se incluyeron en la red de espacios naturales protegidos, lo que curiosamente agrava su deterioro al no poder o ¿acaso querer? promover su uso e invertir los recursos necesarios para su mantenimiento esencial.

Tal vez el problema resida en la falta de conocimiento de lo que suponen y representan este tipo de paisajes, auténtico patrimonio de la humanidad, por lo que no importe su extinción y con ello la pérdida de unos recursos territoriales que son susceptibles de producir y han constituido la base y el fundamento de la actual agricultura intensiva de cultivos protegidos.

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