La Voz Invitada

¿Es internet la solución de desarrollo que necesita la España vaciada?

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Según los últimos datos disponibles del informe anual del Banco de España 2020, en torno al 42% de los municipios rurales de España está en riesgo de despoblación, unos datos que han llevado a que la conocida como España Vaciada ocupe buena parte de la agenda política en los últimos años. Y es que el tema del reto demográfico y la falta de oportunidades en estas zonas requiere de medidas urgentes, de soluciones viables e inmediatas que den respuesta a una situación que genera desigualdades evidentes entre la población.

La baja densidad de población, su envejecimiento, la caída de la natalidad o la pérdida continuada de habitantes que buscan oportunidades en las ciudades son las principales lacras de un problema que convierte a estas zonas en núcleos aislados y desprovistos de infraestructuras, servicios y, en definitiva, de posibilidades de supervivencia. Una situación que, por si fuera poco, además se retroalimenta.

Pero, ¿qué estrategia se puede seguir para salir de este círculo vicioso? El reto demográfico y la despoblación como problema de Estado requieren una acción multinivel, desde todos sus frentes, pues debe ser compromiso de todos los actores -públicos y privados- contribuir a acotar este desequilibrio que, además de afectar a la calidad de vida de las personas que habitan estas zonas, supone una lacra para la economía por el encarecimiento de los costes a la hora de prestar servicios y el mantenimiento de las infraestructuras, sumado al desaprovechamiento de recursos, entre otros problemas derivados.

Sin embargo, lejos de solucionarse, la situación continúa agravándose en la España Vaciada con el frecuente cierre de entidades bancarias, consultorios médicos, escuelas, farmacias… una reducción de servicios básicos que en Eurona estamos convencidos de que Internet puede revertir ofreciendo una oportunidad de potenciación económica y demográfica para todas esas zonas.

Y es que la llegada de una conexión a Internet de banda ancha en los municipios, supone una oportunidad de desarrollo rural al digitalizar y profesionalizar sectores como el turismo, la agricultura o la ganadería, principales actividades económicas en la España Vaciada, que garantizan la supervivencia de estas localidades creando empleo y contribuyendo a fijar población en el territorio.

Precisamente en este contexto, en Eurona acabamos de publicar un informe que analiza por primera vez de manera rigurosa y con una metodología exhaustiva las pautas de consumo de Internet de los habitantes de estas zonas, así como sus principales necesidades, permitiendo extraer conclusiones clave para el desarrollo de soluciones inmediatas y efectivas para impulsar el crecimiento económico y demográfico de la España rural.

Así, entre las conclusiones más importantes, hemos percibido que la brecha digital golpea de lleno a las zonas menos pobladas de nuestro país, donde la población es un 11% menos proclive a utilizar Internet y dispositivos electrónicos en comparación con la población total española. Así, pese a que en 2020 la población que accedió a Internet en el entorno rural creció un 1,58%, lo cierto es que la brecha digital es una barrera latente, que priva a las personas que viven en pequeños municipios de tener los mismos servicios y, en definitiva, las mismas oportunidades de vida y negocio de las que sí disponen los entornos urbanos.

Frecuencia del acceso a Internet

Las mayores diferencias entre los hábitos de consumo se encuentran, principalmente, en la frecuencia de acceso a Internet. La población total realiza un uso intensivo y prácticamente diario de Internet, mientras que la población rural accede durante menos tiempo e incluso puede permanecer días sin conectarse. Igualmente, la brecha entre la población total y la población rural también se percibe en los hábitos de compra online y su frecuencia. Mientras que en el medio rural las compras online se realizan de forma esporádica y de productos muy concretos, la población total consume todo tipo de productos online prácticamente de manera semanal.

No obstante, más allá de las diferencias entre la población total y la rural, también se percibe una brecha digital muy pronunciada entre los distintos grupos de edad, de manera que son las generaciones más jóvenes de los municipios quienes siguen más de cerca las tendencias marcadas por la población en su conjunto, mientras los grupos de edad más avanzada se distancian más de ellas.Igualmente, de los datos también se deduce que la pandemia del coronavirus ha supuesto un punto de inflexión, haciendo evidente que la conectividad es un aliado y la única vía para cubrir las nuevas necesidades de la sociedad.

De esta forma, más allá de los periodos de confinamiento, la extensión del teletrabajo se ha convertido en una práctica cada vez más habitual, que está permitiendo incluso a los individuos salir de la ciudad y encontrar en los pueblos una alternativa de vida más económica, sostenible y alejada de los grandes núcleos de población.

Desarrollo rural

Sin embargo, ante esta situación que muchas zonas podrían ver como oportunidad de desarrollo rural para atraer nuevos habitantes, a menudo existe el problema de no encontrarse preparadas para asumir un repunte de teletrabajadores, sobre todo por la falta de cobertura móvil y conexión a Internet de banda ancha.

De ahí la necesidad de desarrollar las TIC y la digitalización en el entorno rural. De ahí la importancia de llevar a todas estos municipios desprovistos de infraestructuras tecnologías inmediatas y viables como el satélite que permitan a través de Internet crear nuevas oportunidades para los jóvenes, y para hombres y mujeres de entre 40 y 50 años que son el pilar fundamental y la garantía de supervivencia de la sociedad rural.

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