La Voz Invitada

La tergiversación del lenguaje perjudica a la ganadería extensiva y a la dehesa

  • El autor explica que ganadería extensiva e intensiva se confunden interesadamente

Piara de cerdos ibéricos en montanera.

Piara de cerdos ibéricos en montanera.

La ganadería extensiva es algo muy distinto a la ganadería intensiva, la dehesa es todo lo contrario a un pasto forestal, y el cerdo ibérico puro de bellota no tiene nada que ver con un ibérico cruzado de pienso”.El diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) dice que tergiversar es “dar una interpretación forzada o errónea a palabras o acontecimientos”… y esto es lo que está pasando con la ganadería extensiva, la dehesa y el cerdo ibérico, ya que interesadamente se le llama ganadería extensiva a animales encerrados en un corral, se equipara a la dehesa con un sistema forestal y se denomina cerdo ibérico a un cerdo cruzado al 50% con Duroc.

Es decir, se están empleando repetitiva y machaconamente estas palabras o conceptos, de forma errónea a propósito, para beneficiar económicamente a terrenos forestales y para blanquear a procesos industriales de producción cárnica muy contaminantes y poco sostenibles, que nada tienen que ver con las prácticas tradicionales y respetuosas con el medio ambiente de la ganadería extensiva, ni con las bondades medioambientales que conlleva el manejo especial del emblemático binomio que conforman la dehesa y el cerdo ibérico puro.

La tergiversación de este lenguaje, aunque viene produciéndose desde hace mucho tiempo, está tomando relevancia especial en esta etapa del Covid-19, coincidiendo con las negociaciones que se están llevando a cabo sobre la nueva PAC (2021-2027) y su aplicación en España.

Es frecuente en estos días oír declaraciones de representantes cualificados del sector agrario, haciendo hincapié en la importancia de toda la agricultura y ganadería para abastecernos de alimentos, y el extraordinario papel que ambas juegan en la conservación medioambiental.

Sin embargo, sabemos que esto no siempre es verdad, porque no todos los alimentos se producen con las mismas técnicas, ni todos los procesos productivos son sostenibles desde el punto de vista medioambiental.

Es más, hay formas intensivas de producir alimentos que contaminan mucho, mientras que por el contrario las prácticas extensivas descontaminan.

Huella de carbono

Existe una diferencia abismal entre la negativa huella de carbono (impacto sobre el cambio climático) que deja la producción intensiva de alimentos (mucha cantidad en poco tiempo y a bajo precio) y la positiva huella de carbono que genera la producción extensiva de alimentos (menos cantidad, ciclos naturales más largos, y de gran calidad nutritiva y medioambiental).

Por eso, desde la Fundación Savia queremos llamar la atención sobre la mala praxis empleada por portavoces ganaderos de intensivo, cuando para hacer sus reivindicaciones, pensando en la elaboración del Plan Estratégico Nacional de la nueva PAC (2021-2027) y sus exigencias medioambientales, siempre empiezan refiriéndose a la ganadería en general, después incluyen a todos los ganaderos, y finalmente, terminan haciendo un “totum revolutum” mencionando especialmente a los extraordinarios alimentos procedentes de la ganadería extensiva, de la dehesa y del cerdo ibérico, como sí toda la carne que consumimos procediera de animales que están sueltos en el campo, disfrutando de libertad y comiendo alimentos naturales. Un ejemplo de la tergiversación que se hace del lenguaje lo encontramos en el mal llamado cerdo ibérico de campo, pues se trata de un cerdo cruzado con Duroc, alimentado con pienso, encerrado en un corral los últimos 60 días de su vida, y se quiere presentar como un cerdo ibérico criado en el campo.

La Fundación quiere hacer hincapié en esta y otras circunstancias, como cuando se equipara a la dehesa con el monte mediterráneo, porque como se está negociando la nueva PAC y hay movilizaciones previstas en el sector agrario debido a que los presupuestos que se están manejando desde Bruselas son menores que los actuales, existe el peligro real de que se quiera presionar a la Administración para que la nueva PAC (2021-2027) siga por el mismo camino por el que actualmente discurre, distribuyendo las ayudas de una forma injusta, repartidas entre las 50 injustificables regiones agrarias existentes en España, los incomprensibles derechos históricos y la equivocada consideración de que todos los cultivos españoles cumplen con el componente verde de la PAC (2014-2020), que en lo sucesivo estará sustituido por las condiciones medioambientales previstas dentro del recientemente aprobado Pacto Verde Europeo.

En cuyo caso, los ganaderos de extensivo seguirán siendo discriminados , y recibiendo una Ayuda a la Renta (Pagos Directos) de la PAC un 260% inferior por hectárea admisible de la que reciben sus hermanos los agricultores, cuando ambos cumplen la misma función.

“Las prácticas extensivas de producir alimento descontaminan”

Hay que evitar que esta nueva PAC (2021-2027) que nace con una gran voluntad de cambio, pueda ser nuevamente bastardeada. Está pensada para que exista un Pago Básico destinado a todas las hectáreas admisibles por igual, pero además quiere primar especialmente a aquellos productores que hagan mayores esfuerzos y sacrificio para conservar el medioambiente, mejorar la biodiversidad, mitigar el cambio climático, evitar el fuego y la desertización, frenar el despoblamiento rural, y sobre todo por mejorar la calidad de vida de toda la población produciendo bienes públicos medioambientales, y en este sentido los ganaderos de extensivo están a la cabeza de los que más aportan a la sociedad.

España está obligada a rectificar sus injustos hábitos de reparto de los Fondos de la PAC, pues estamos amenazados por la Comisión Europea con llevarnos al Tribunal de Justicia Europeo por incumplimiento de la Directiva 91/676/CEE sobre contaminación por nitratos y por la deficiente gestión hecha con la Directiva 92/43/CEE sobre los hábitats en nuestra Red Natura 2000 (ganadería extensiva).

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