SE celebra el 40 aniversario de la Constitución cuando irrumpe en el Parlamento andaluz una fuerza que está claramente fuera de la Constitución. Vox aboga por la supresión del Estado autonómico, defiende una intervención en Cataluña que va más allá del artículo 155 y, en cuestiones sociales, niega derechos fundamentales a quienes entran de forma ilegal en el país.

Es lo que preocupa al PP, que tendría que llegar a algún tipo de acuerdo con ese partido si pretende el cambio en Andalucía. El problema es que en la España actual casi un 40% de los ciudadanos votan a partidos que no son constitucionales. De hecho gobierna un partido que ha ganado una moción de censura con el apoyo de dos partidos independentistas, otro que apoyó el terrorismo, y Podemos, que pretende la abolición de la Monarquía.

Ese es el gran déficit democrático de la España actual y es probable que sea la causa de que tantos andaluces hayan dejado de confiar en un PSOE que tendría que hacérselo mirar. Seguro que el hartazgo hacia Susana Díaz ha influido en el resultado, y hartazgo a un PSOE que ha ganado por razones clientelistas, hasta que ha llegado el momento en el que han dicho basta.

Ciudadanos, que no ha sido capaz de vencer a un PP muy debilitado, pretende un acuerdo con el PSOE: Gobierno de coalición con Marin de presidente. Cualquier cosa con tal de sentar a alguien en San Telmo. Nada que objetar, pero cuidado con los pactos contra natura, porque las cunetas están llenas de dirigentes que propiciaron ese tipo de pactos. En buena ley, debería producirse un acuerdo entre los partidos de centro derecha, incluido el inconstitucional Vox, presidido por Juanma Moreno, el que más votos ha conseguido en ese espectro. No va a ser fácil.

Es decir, que el PSOE ha sufrido un golpe brutal, pero aún no se ha escrito la última palabra en Andalucia.