Cádiz

Otros fiascos y 'mamotretos' millonarios en el desarrollo de Cádiz

Estado en el que quedó la Pérgola tras el incendio. Estado en el que quedó la Pérgola tras el incendio.

Estado en el que quedó la Pérgola tras el incendio. / Julio González

La plataforma del puente destinada para el paso de un tranvía que nunca se ha puesto en marcha, y que costó más de 50 millones de euros, no es el único proyecto en Cádiz que ha supuesto una elevada inversión y que no ha servido de nada. O, incluso, que no se ha llegado a ejecutar a pesar del gasto realizado.

Hay dos que sí se ejecutaron a pesar del impacto visual en la ciudad: la pérgola del parque Genovés y las Antorchas de la Libertad, popularmente conocidas como el Queco y la Queca e incluso como 'mamotretos'. Los dos se levantaron con fondos europeos y ambos pasaron previamente por concursos públicos.

El primero de ello se planteó junto al Colegio de Arquitectos en un intento por dignificar el muro que separaba el parque del paseo de Santa Bárbara. En este, tras dejar de tener uso militar, se instalaron las atracciones de feria durante las antiguas Fiestas Típicas y también acogió durante unos años a la Velada de los Ángeles. 

En la etapa socialista se llegó a proyectar un Palacio de Congresos, diseñado por Navarro Baldeweg, que fue rechazado por el Ayuntamiento por su alto coste y por situarse casi a pie del mar. No se hizo pero el arquitecto sí cobro sus emolumentos.

Tras ser utilizado como aparcamiento en superficie, se aprobó el proyecto de la pérgola, junto a un parking subterráneo en el paseo y su reforma superficie.

La pérgola costo 1,5 millones de euros. Su diseño y la calidad del trabajo realizado fueron muy criticadas desde el principio. Las salas acristaladas, dedicadas a bares y tiendas, nunca se pusieron en uso, salvo para acoger a personas sin techo.

Finalmente, el Ayuntamiento incluyó a la pérgola en el convenio que firmó con la UCA en 2018. La Universidad  iba a dedicar este equipamiento a centro arqueológico, pero nunca vio claro su uso y fue dilatando su traslado. Hasta que en 2020 un incendio destruyó parte del equipamiento. Tres años más tarde sigue sin arreglarse y con un futuro incierto.

Uno de los monumentos levantados frente al edificio de la Aduana. Uno de los monumentos levantados frente al edificio de la Aduana.

Uno de los monumentos levantados frente al edificio de la Aduana. / Joaquín Hernández Kiki

Las Antorchas de la Libertad

Las Antorchas de la Libertad nacieron siguiendo la estela de los fastos del Doce. El diseño resultó ganador tras un concurso organizado por el Ayuntamiento, con un coste de un millón de euros.

No tardó en recibir críticas y los motes por las que son conocidas: el Queco y la Queca. El sistema de luces, con mensajes sobre la libertad y la Constitución, no tardó en estropearse y nunca se repuso. En 2018 el Ayuntamiento de José María González se mostró dispuesto a desmontarlas. El coste, unos 65.000 euros, era demasiado elevado por lo que las antorchas siguen en la plaza de la Hispanidad y en la de Sevilla, ocupando un espacio y sin aportar nada a la ciudad.

Junto a ello, en las últimas décadas tanto el Ayuntamiento como la Junta y el Estado han encargado diversos proyectos urbanísticos que tuvieron que pagar aunque no se realizaron. Nunca se ha aportado por estas administraciones el coste de estas operaciones, pero a precios actuales se superarían varios millones de euros.

El de más calibre fue el diseño del nuevo Hospital Regional en Loreto-Puntales. Se contrató a un estudio de arquitectura que realizó, y cobró, el trabajo encomendado, hasta el punto que todo quedó parado en el punto en el que se debía encargar ya el inicio de las obras. Hoy la Junta se plantea un nuevo proyecto, por lo que el trabajo realizado para el anterior apenas servirá.

El proyecto nunca ejecutado para la nueva Subdelegación. El proyecto nunca ejecutado para la nueva Subdelegación.

El proyecto nunca ejecutado para la nueva Subdelegación. / D.C.

También se pagó por el trabajo realizado para la nueva sede de la Subdelegación del Gobierno y otras dependencias administrativas del Estado. Como el anterior, los arquitectos cumplieron con el contrato, aunque la obra nunca se ejecutó. Ahora se ha encargado un plan nuevo, con su correspondiente financiación, para un equipamiento más reducido.

De la misma forma, se elaboró el proyecto de la Ciudad de la Justicia en los terrenos de la antigua Institución Provincial en San Severiano, con el mismo fin de acabar en un cajón.

Curiosamente, estos tres grandes proyectos podían haberse ejecutado en tiempo y forma ya que los equipos de arquitectos a los que se les encomendó el diseño cumplieron con su cometido.

Diseño ganador en la Telegrafía, nunca ejecutado. Diseño ganador en la Telegrafía, nunca ejecutado.

Diseño ganador en la Telegrafía, nunca ejecutado. / D.C.

Hubo también una época en la que proliferaron los concursos para elegir ideas sobre las que ejecutar proyectos urbanísticos en la ciudad. Todos costaron dinero, pues los ganadores se llevaron su correspondiente premio, pero ninguno se ejecutó. Así pasó con los terrenos de los cuarteles de Varela y con la Telegrafía sin Hilos, donde el Ayuntamiento utilizó al final sus propios trabajos. Tampoco salió adelante el proyecto ganador para remodelar las fachas de los edificios que daban a la avenida de Juan Carlos I, cuando terminaron las obras de construcción del soterramiento del tren.

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