Precampaña del 28-A

Vox rescata el pasado

  • El partido de Abascal introduce en el debate asuntos ya olvidados, superados o políticamente incorrectos que nadie se atreve a mencionar

El abogado de Vox y candidato al Congreso por Zaragoza, Pedro Fernández, abogado del partido en el  juicio al 'procés' en el Supremo.

El abogado de Vox y candidato al Congreso por Zaragoza, Pedro Fernández, abogado del partido en el juicio al 'procés' en el Supremo. / EP / Vox

Ser el foco de atención, llevar la voz cantante o, más directamente, marcar la agenda es una aspiración de cualquier partido que puede alcanzar con programas novedosos o introduciendo de nuevo en el debate asuntos ya olvidados, superados o que nadie se atreve a mencionar por políticamente incorrectos.

Vox ha optado por esta última opción. Impulsado por sondeos favorables y los buenos resultados en Andalucía, el partido de Santiago Abascal sabe colocar sus propuestas y, en ocasiones, logra que el resto de partidos vayan a su rebufo incluso más de lo que les gustaría.

Estas son algunas de sus propuestas que se han abierto espacio en el debate político:

Armas de uso personal

Vox defiende el derecho de autodefensa de los “españoles honrados” y, con ese argumento, aboga por un cambio radical urgente de la ley de tenencia de armas para que ciudadanos sin antecedentes y en pleno uso de sus facultades mentales puedan disponer de un arma en su casa.

Todos los partidos del arco parlamentario rechazan de plano la propuesta, que consideran un disparate.

No al feminismo radical

Con estas premisas, Vox pide derogar la ley contra la violencia de género y promulgar una de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños, suprimir “organismos feministas radicales subvencionados” y una persecución efectiva de denuncias falsas. 

La formación cuestiona sin rubor las políticas de igualdad y no participa en el 8-M porque "denigra a las mujeres al tratarlas como personas débiles e indefensas". El feminismo se ha situado de este modo en unos de los temas centrales de la campaña, con una izquierda radicalmente opuesta a los postulados de Vox y un PP y Cs que buscan distinguirse de los de Abascal.

Ley de Concordia

Para Vox, la Ley de Memoria Histórica es parcial al tener solo en cuenta la “posición del bando perdedor” y, por eso, reclama una ley de concordia, que el PP se ha comprometido a aprobar en Andalucía. 

Pero no ha sido tanto la medida como el modo de plantearla lo que ha despertado más críticas y es que su portavoz en el parlamento andaluz, Benito Morillo, llamó "buscadores de huesos" a los defensores de la Ley de Memoria Histórica.

Inmigración

Vox quiere deportar a los inmigrantes ilegales y a los que estén de forma legal pero hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido alguno grave. Reclama suprimir la "institución del arraigo" y considera que cualquier inmigrante que haya entrado ilegalmente en España "estará incapacitado de por vida a legalizar su situación" o para recibir cualquier tipo de ayuda pública. "Xenófobo" es el calificativo que han merecido el discurso de Vox respecto a la inmigración.

Fin de las subvenciones

Vox quiere eliminar totalmente las subvenciones a los partidos políticos y sus fundaciones, sindicatos, patronales y organizaciones de "proselitismo ideológico". Sus principales fuentes de financiación, según Abascal, son las aportaciones de sus afiliados, donaciones y captaciones puntuales de fondos en redes sociales.

Al entrar con doce diputados en el Parlamento andaluz, recibe un total de 1.175.953,32 euros, de los que pretende usar los necesarios para el funcionamiento de su grupo parlamentario y devolver el resto. No renuncian a esta asignación porque, dicen, les dejaría en una situación de inferioridad respecto al resto de partidos.

Caza, 'sí'

El mundo rural es uno de los yacimientos de votantes en los que busca Vox, entre los cazadores, que ven un ataque al sector afirmaciones como las de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en contra de los toros y la caza. Abascal se compromete a proteger la actividad cinegética como "actividad necesaria y tradicional del mundo rural" y reivindica el "conservacionismo natural" frente al "ecologismo radical y absolutamente rancio".

Las reivindicaciones en este sector van contra los animalistas y contra los "urbanitas" que van al campo el fin de semana. La caza genera un negocio de 6.500 millones de euros y cuenta con 850.000 licencias, lo que la convierte en el tercer deporte con más federados tras el fútbol y el baloncesto.

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