DIRECTO Madrugá Sevilla en directo | Semana Santa 2024

Previsión El tiempo en Sevilla para este Viernes Santo

Feria de Sevilla 2022

Se vino abajo en el tercer festivo

Dos caballistas con sus catavinos en un real con menos público que días anteriores.

Dos caballistas con sus catavinos en un real con menos público que días anteriores. / Antonio Pizarro

Al tercer festivo, se ha venido abajo. Bueno, seamos correctos. No se ha venido abajo, sino que ha recuperado la normalidad que creíamos perdida, no por efecto de la pandemia, sino de la aglomeración que se vivió en las jornadas iniciales. La Feria ha vuelto en este miércoles, su día central (lo de ecuador me resulta un tanto pedante), a su afluencia acostumbrada, aunque después de lo vivido el domingo y el lunes, cualquiera que no la haya pisado años antes diría que se ha desinflado. Y ello, pese a ser una jornada no laborable en la capital, lo que -se suponía- invitaba a que el real fuera tomado como en el arranque. Pero ni de lejos. Comodidad para andar por las calles, para ver el paseo de caballos y hasta para coger mesa en primera fila de caseta. Quién iba a decir que en tan poco tiempo la celebración cambiaría tanto. Y en un festivo. 

Habrá que esperar a la recta final de la Feria para saber si se registra igual comportamiento que este miércoles o el público remonta, aunque por lo que se ha escuchado las últimas horas, todo hace indicar que buena parte de quienes han acudido los primeros días buscarán en los próximos el descanso en esas playas que un día pertenecieron al Reino de Sevilla y que ahora se encuentran en los dominios de Cádiz y Huelva. 

Un cambio más que evidente en la afluencia al real que no hace sino avivar -con permiso de las autoridades municipales- el debate sobre la conveniencia de mantener el actual modelo, establecido en el primer mandato de Espadas y que adelantó la noche del alumbrado (me resisto a lo del pescaíto) al sábado. A ello se añade que esta edición cuente con tres festivos (con sacrificio de San Fernando incluido). ¿Es sostenible (término top) dicho formato? El Ayuntamiento lo defiende a capa y espada. Tanto el alcalde, Antonio Muñoz, como el concejal de Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera, no lo han dudado: no hay vuelta atrás.

Un grupo de jóvenes disfruta de la Feria en un coche de caballos. Un grupo de jóvenes disfruta de la Feria en un coche de caballos.

Un grupo de jóvenes disfruta de la Feria en un coche de caballos. / José Ángel García

Un apoyo acérrimo que también secunda la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que acude a la caseta municipal cuando ésta se encuentra en plena ebullición. No cabe un alfiler. Una de las invitadas -con un traje de flamenca de transparencias y de compleja clasificación- le comenta a otra: "Como aquí comer y beber es gratis, viene todo el mundo y, claro, está lleno". Eso lo dice mientras lleva en una mano un plato de caña de lomo y en otra, una jarra de rebujito. 

La titular de Hacienda es agasajada por la corporación municipal, dispuesta en el vestíbulo de la caseta de tal forma que aquello parece el Salón del Trono un 12 de octubre. La Montero no tiene duda: "A mí me gusta este modelo de Feria". Una defensa más que lógica cuando se tiene a Juan Espadas a pocos centímetros. Esta sevillana ya pisó el albero el sábado por la noche y el domingo. Luego volvió a Madrid para regresar este miércoles al real. Los periodistas le prometemos no hablarle de cuitas políticas ni del Pegasus, que tiene nombre de atracción de la Calle del Infierno. Le preguntamos por su vestido. Nos cuenta que lo compró en 2020 y que lo dejó colgado -como tantas otras cosas- desde entonces. 

A su lado, sin separarse y abriéndole camino, Adela Castaño, la concejal de Participación Ciudadana y unos cuantos de títulos municipales más (lo que la asemeja a una hermandad de rancio abolengo). Viste orgullosa un vestido en blanco roto con volantes en distintos tejidos. El diseño es suyo, pero la confección ha corrido a cargo de Nati, una vecina de Torreblanca, costurera a domicilio y que es camarera del Inmaculado Corazón de María, una devoción muy arraigada en esta zona periférica con romería a finales de septiembre. "Yo soy mucho del comercio de barrio", refiere Castaño, que no le pierde la mirada a la Montero, para que no le falte de nada en la recepción. Gloria bendita para la ministra. 

El paraguas hubo que usarse otra vez en la Feria. El paraguas hubo que usarse otra vez en la Feria.

El paraguas hubo que usarse otra vez en la Feria. / Juan Carlos Vázquez

Por allí también se encuentra la presidenta de los populares sevillanos, Virginia Pérez, con traje negro y mantoncillo rojo. Vivió una auténtica odisea el lunes con el chaparrón en la plaza de toros, donde se le rompió un tacón. Abandonó el coso en el cuarto toro y se perdió la faena que le valió a Tomás Rufo salir por la Puerta del Príncipe. A su lado está el alcalde de Los Molares, José Veira, al que el sol le ha pegado fuerte en la cara estos días. El pañuelo que adorna su chaqueta parece salirle a borbotones del bolsillo. Puro barroquismo en un complemento que tiende a la baja en esta Feria. 

Es el día de la provincia en la caseta municipal del Ayuntamiento. Mucho alcalde y concejal de pueblo. En representación de todos ellos, el presidente de la Diputación, Fernando Rodríguez Villalobos, que hace frente a los rumores sobre su dimisión. "¿La retirada de qué? A mí me quiere 'to er mundo'. Y cuando llegue el momento, pues hasta luego, Lucas", responde a la prensa este sevillano de La Roda de Andalucía, cuya feria siempre ha disfrutado mucho. 

La felicidad reflejada en los rostros de estos jóvenes que disfrutan de la Feria a lomos de un caballo. La felicidad reflejada en los rostros de estos jóvenes que disfrutan de la Feria a lomos de un caballo.

La felicidad reflejada en los rostros de estos jóvenes que disfrutan de la Feria a lomos de un caballo. / Juan Carlos Vázquez

Llega el consejero de Educación y Deporte, Manuel Alejandro Cardenete, con su corbata verde agua y al que acompaña su esposa Laura Gómez, que luce un elegantísimo traje de gitana de Yolanda Flamenca, de Castilleja de la Cuesta. En tonos azulados y negro, me fijo en el detalle de sus estampados, perfectamente casados en las costuras. Un detalle que observo desde que me lo indicó una profesional del oficio, María Ramos González-Serna. No hay cosa peor que un traje de flamenca de lunares gigantes mal casados. Y en estos días se ven demasiados con tan desafortunada componenda. 

Tras la sobremesa, es un gusto andar por el real. Fluidez total. A esta hora hay un poco más de animación. Algunas casetas llenas, pero sin llegar al colapso. Otras, con menos de media entrada, sólo con las primeras mesas ocupadas. Empieza a llover, pero es un agua soportable hasta sin paraguas. El cambio de tendencia en la Feria se observa, incluso, en el vestuario de los presentes. La elegancia ha dejado paso a la comodidad (seamos benévolos). Era algo habitual con el antiguo modelo, cuando se acercaba el fin de semana, nunca antes del viernes. Hay menos chaquetas y muchos trajes de flamenca prepandémicos, es decir, con más de un lustro de confección. Simof no ha pasado por ellos. 

Los caballos beben en uno de los abrevaderos del real. Los caballos beben en uno de los abrevaderos del real.

Los caballos beben en uno de los abrevaderos del real. / Juan Carlos Vázquez

En Pepe Luis Vázquez, junto a la caseta de La Ser, el consejero de Salud, Jesús Aguirre, se encuentra con su homóloga en Fomento, Marifrán Carazo. El traje de la consejera lo ha diseñado un modista de su tierra, Antonio Gutiérrez, que se ha inspirado para su estampado en la fajalauza, cerámica típica de Granada, ciudad con Alhambra, AVE y Metro. En el tren de alta velocidad vienen muchos turistas estos días. Los hoteles acabarán la Feria con una media de ocupación del 81%, según precisa el presidente del gremio, Manuel Cornax, en una recepción a los agentes de este colectivo. "Una cifra bastante satisfactoria si se tiene en cuenta que desde 2019, cuando hubo Feria por última vez, el número de camas ha crecido en mil", explica este especialista. 

Cornax es un madrileño que se quedó en Sevilla hace tres décadas, cuando la ciudad estaba imbuida en la Expo. Reconoce "no ser feriante". También defiende el actual modelo de celebración, con empiece el fin de semana. Beneficia al sector. No obstante, hace una precisión que ha de tenerse en cuenta y que constituye una clara advertencia. "No nos interesa que la Feria se desvirtúe, que pierda la autenticidad. No podemos venderle a los turistas un parque temático sin identidad. Es el visitante el que debe integrarse en una fiesta autóctona. Y no al revés". Avisados quedamos.